martes, 30 de diciembre de 2008

El Adiós de Jarabe de Arce

Esto no lo leí en El Mercurio, pero sí lo escuché en un noticiario nocturno. Hermógenez Pérez de Arce, columnista mimado de la casa de Agustín Edwards, anuncia su jubilación. El hecho es divulgado por el mismo decano, en su edición del 31 de diciembre, que además contiene la última pataleta del susodicho. Vale decir, que el mismo día en que quemamos todo lo viejo, malo y decrépito que nos ha hecho sufrir hasta ahora, los chilenos podremos deshacernos de una presencia desagradable que nos ha jorobado por más de tres décadas. Aunque esta descarga no provenga de nuestra voluntad sino de la del enemigo, y de quienes hasta ayer lo apoyaban.

Ignoro si lo de Jarabe de Arce es real, o sólo se trata de una renuncia con elástico, un mero truco publicitario o una resaca del día de los inocentes. En todo caso, su permanencia en la memoria cultural del país será, de seguro, tan mínima como el espacio que el El Mercurio le dedica, en su primera página, a este acontecimiento. Porque el olvido, esta vez, no será el perdón, sino el castigo para alguien que usó la pluma con el único propósito de defender lo indefendible. Pero también, para un sujeto pedante, que sacaba siempre a relucir su origen aristocrático, como si eso garantizara la presencia de un buen prosista y un refinado intelectual. Pues don Hermógenes, antes de escribir, ya estaba poniendo el sello: un descendiente de hacendados de linaje castellano, cuyo apellido puede encontrarse en varios rincones de la historia nacional. Al igual que esos automovilistas ebrios que, cuando ven a un policía haciéndoles señas, lo increpan con frases del tipo "no sabís quién soy yo, ni quién es mi papá ni de cuál familia vengo". En este caso, el guardia de tránsito es remplazado por el crítico literario, y el conductor borracho, por el avasallador y pretencioso Pérez de Arce.

Muchos supuestos entendidos, incluso personas vinculadas al ámbito artístico, suelen rescatar elementos, a su juicio valerosos de las columnas de este articulista. No sé si el consenso político puede llegar a la ingenuidad. Porque, si Jarabe de Arce sólo fuera un aceptable escritor, entonces tendríamos mucho más que dos Premios Nóbel. Cuando agarró confianza y pensó que podía pasar a la posteridad superando los límites del artículo periodístico, obtuvo resultados patéticos: basta leer una página de su fallido ensayo "Los Chilenos en su Tinto" o de sus incongruentes novelas, para darse cuenta que carecía de talento. En ambos casos, cometió un error que desde el punto de vista de literario es imperdonable: ampliar sus panfletos de un octavo de hoja hasta el formato de libro. El papel de diario soporta muchas cosas y si la mayoría carecen de interés, sólo sirve para envolver la carne, cubrir los pisos recién encerados o limpiarse el trasero. Allí fueron a dar buena parte de las líneas garabateadas por este sucedáneo de intelectual, e igualmente, los elogios de sus amigos y compinches, recopilados en otros matutinos que eran de propiedad del mismo dueño de El Mercurio. Supongo que Pérez de Arce habrá conocido estas lamidas de botas y entonces habrá esbozado una sonrisa satisfactoria, al creer que era un prosista respetado y un líder de opinión.

Y la verdad, ni sus artículos tienen algún aspecto salvable. Son conversaciones de sobremesa, propias de ancianos adinerados y ociosos, que tienen tanto ingenio como necesidad de ganarse la vida. Utiliza las mismas palabras e ideas, las cuales cambia de orden semana tras semana para que parezcan originales y novedosas. Al cabo de un año, cuando ha agotado las combinaciones, vuelve al principio y repite el ciclo. Por eso sus columnas que más han llamado la atención son las que se refieren a situaciones contingentes y a individuos específicos, pues colocar a esta clase de personas en cualquier medio público siempre nos lleva a abrir los ojos de sorpresa. Cuando toca algún tema supuestamente trascendental, acaba en conclusiones insulzas, como las que vertiría otro vejete de su clase, del tipo " la juventud está cada día más corrompida" o " las mujeres ya no son señoritas". Despertemos: Jarabe de Arce está al mismo nivel que un Julio Martínez o un Raúl Hasbún, con la diferencias de que ellos emplearon el lenguaje pulcro para un fin que manifiestamente no era literario. Tirémoslo para el Año Nuevo, como lo viejo y fastidioso que es.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Universidad de La Nada

Nuevamente, los licenciados de enseñanza media deben iniciar ese doloroso camino que, finalmente, consiste en darse cuenta que serán donnadies si no se inscriben en una institución de educación superior, de preferencia universidad integrante del Consejo de Rectores, cártel que agrupa a veinticinco organizaciones cuyo gran negocio es vender cartones a precios exhorbitantes, incluso si se las compara con sus afines, bajo el pretexto de que son las de mayor calidad, las más antiguas y dependen del Estado ( lo cual, todos sabemos, es una aberrante falacia, porque la mitad de esas casas comerciales son privadas, y las que no, son autónomas, que para el caso es lo mismo). Siendo que, en realidad, lo único que tienen de público es el dinero que cada año le roban al erario fiscal, el cual con mucho esfuerzo, ha sido pagado por los contribuyentes, varios de los cuales jamás podrán entrar a sus claustros, porque por otro lado, los prohibitivos precios que estas entidades cobran, se encargan de asegurarles un público que siempre han buscado: el de altos ingresos, por motivos que no viene al caso citar pero que todos conocemos o al menos intuimos.

Nuestras supuestas universidades repiten el mismo discurso cuando llegan estas fechas: que debemos superar la desigualdad, que todos tienen derecho a la educación, que el profesional egresado de sus aulas accede a mejores salarios... Pero durante el año académico actúan de una manera diametralmente distinta. Un alumno que se atrasa en sus cuotas no existe, aunque su rendimiento haya sido sobresaliente. El debate, tan cacareado por los académicos, entonces se disuelve, y se transforma en un portazo en la cara. Sí: en julio se suelen producir huelgas por este tema, que no son sólo toleradas, sino hasta alentadas, por los rectores, siempre y cuando le reclamen al Estado por más dinero, porque cuando se tocan los problemas internos ( que no son pocos) el apoyo se vuelve persecución e incluso agresión. Sin embargo, por esta época dichos personajes también actúan con una doble moralidad, ya que se dan el lujo de reajustar sus aranceles hasta alcanzar cifras vergonzosas, sin importarles la delicada situación económica, y sabiendo que frenan la baja en la inflación. Fuera de que, además, las universidades han venido disminuyendo paulatinamente la ponderación de las notas de enseñanza media en favor del puntaje en la prueba de selección, conscientes de que esta última es un fiel reflejo de la brecha entre colegios municipalizados y particulares, mientras que el ítem anterior es una clara oportunidad para los estudiantes de escasos recursos de acceder a sus carreras. Se justifican diciendo que en los liceos públicos se regalan las notas: una vez más, una mafia conformada por adinerados acusa a las capas empobrecidas de los delitos que cometen ellos.

La verdad, es que si nuestra educación está en el pozo, una tajada de la responsbilidad les cabe a las universidades. Mal que mal, son parte del sistema -aunque hagan todos los esfuerzos por demostrar lo contrario- y en cualquier caso ellas preparan a la totalidad de los docentes ( al respecto, he sido testigo de lo que muchos afirman: los mejores profesores son los egresados de las desaparecidas escuelas normalistas, aunque esa fuera una educación de carácter secundario). Tampoco, en su interior suceden cosas intersantes: los académicos que imparten clases no son maestros, y aunque con título de lo que enseñan, en su vida han trabajado en la profesión correspondiente. Casi todos están ahí por compadrazgo: un gobierno determinado lo metió porque delató a sus compañeros cuando era estudiante, o arrojó algunas piedras a la policía durante la dictadura militar. Basta escucharlos para darse cuenta que serían unos incompetentes en el mundo laboral. Pero he aquí un factor clave: supuestamente se luchó en una época en que era imposible discutir. El mismo mito que se atribuye la iglesia católica, con la que estas organizaciones se han puesto a la altura. Y si hay delatores junto a viejos rebeldes, bien por ello: es la muestra más cabal de que hay diversidad y debate.

Nuestras mal llamadas universidades subsisten gracias a una eficiente propaganda, donde se muestran como la exclusiva posibilidad de un futuro mejor, y donde identifican como un fracasado al que no ingresa a ellas. Esto, lamentablemente, con el respaldo de gobiernos y opositores, que en veinte años siempre les han dado de mamar. De nuevo un doble discruso: se enfatiza el estudio de carreras técnicas, más cortas y menos costosas, pero en la práctica la opción válida es siempre la misma, pues a fin de cuentas, muchas de estas instituciones tienen convenios con empresarios poderosos, que mandan a sus familiares a estudiar bajo la ley del mínimo esfuerzo. Y al final dichos mozalbetes, gracias a sus contactos ( los suyos y los de los académicos) acaban en los mejores puestos, mientras el resto queda condenado toda la vida a enorgullecerse con un cartón inservible y un sueldo miserable.

lunes, 15 de diciembre de 2008

La Política del Encierro

Los recientes casos de errores judiciales, que le costaron un mes de cárcel a Patricia Reyes y siete a Claudio Soza, unidos a los varios incidentes similares que se han sabido durante el año, además de otros que, dada la importancia social del afectado, no se merecieron las primeras planas de un medio de comunicación; llaman la atención por una característica común: se trata de equivocaciones absurdas, propias de una mala investigación ( parodiando deliberadamente aquella manida afirmación de los policías que reza que " no existe el crimen perfecto"), derivada de la desidia de acusadores y defensores, que ante el exceso de trabajo o la poca dedicación a éste, optan por atender las causas más atractivas para la prensa, y anunciar con un dejo de satisfacción que el culpable está tras las rejas. Después de todo, si se cometió un yerro, pasarán meses antes de que se aclare, y el periódico o canal de televisión, no va a hacer tanta bulla como cuando se encarceló al inocente, pues a fin de cuentas, es cómplice de haberlo expuesto ante la opinión pública y de levantarle toda clase de calumnias.

Cabría preguntarse por qué ha proliferado tal cantidad de desaguisados, algunos ignominosos, en nuestro sistema judicial. La respuesta es simple, pero no guarda relación con una supuesta corrupción generalizada, ni con una tolerancia al cohecho. Al menos, no directamente. La explicación está en la mentalidad que los chilenos hemos adoptado durante los últimos veinte años, herencia tanto de sucesos que ocurrieron en la dictadura militar como de quienes, en las últimas décadas, han venido detentando el poder. En nuestro país existe una tendencia, antes que nada de carácter moral, pero inmediatamente después social, político e incluso cultural y económico, de que la mejor forma de salvar el pellejo es vivir permanentemente encerrado, con miedo y provisto hasta el cuello con medidas de seguridad. Así, por ejemplo, fundaciones anti delincuencia y empresas de vigilancia nos han convencido que el mundo ideal es ése donde las cercas son más altas que el techo de las casas, las alarmas poseen sensores de rayo láser y las puertas de acceso cuentan con tres chapas, que para abrirlas, es necesario recordar combinaciones de caja fuerte. Pero ésta es sólo una parte del complejo: la jornada escolar completa, por señalar otro caso, fue diseñada no con el propósito de que los escolares aprendiesen más, aunque así lo indicara la propaganda informativa, sino con la idea de que los adolescentes se quedaran el mayor tiempo posible dentro de los colegios y de ese modo calmar a quienes le temían a la violencia juvenil. Y finalmente, quién no ha solicitado que tal o cual pilluelo sea secado en la cárcel ( hasta el termocéfalo Francisco Vidal lo exigió, cuando dos despistados carabineros fueron asesinados en un robo menor): bueno, me parece que muchos sentimos alivio cuando se anuncia que el responsable de un crimen grave ha sido atrapado, sin cuestionarnos si dicho individuo es realmente quien cometió el atraco.

Históricamente, a la calle se la ha calificado de dos maneras: como una escuela de malos hábitos o una fuente de sociabilización. Hay de las dos cosas, y la mejor manera de identificarlas es mediante el discernimiento. Pero Chile, un país pacato hasta la médula, ya antes de 1973, siempre ha considerado el mundo exterior como un lobo amenazante que sólo aspira a devorar a los inocentes borregos. Salir siempre ha estado mal, o en el mejor de los casos, es una actitud excepcional que por lo mismo se transforma en un gran acontecimiento. La mujer debe quedarse a cuidar bebés ( ya sean hijos, hermanos o sobrinos); al niño le basta con el cable; al púber, con el internet, y el páter familia, debe permanecer como atalaya, con la pistola apuntando al antejardín. Nosotros felices en nuestro hogar, los sospechosos enjaulados hasta que alguien se dé cuenta de la babosada, el asfalto sólo disponible para autos que pasan a exceso de velocidad y que no les remuerde la conciencia cuando atropellan a un mocoso: a fin de cuentas, por qué su madre permitió que estuviera allí.

Lo único que importa es el encierro y no es correcto, menos en una sociedad asustada, medir las consecuencias. Por eso, además de lo ya explicado, es que un inocente liberado de la cárcel no provoca tanto asombro como cuando lo ajusticiaron arbitrariamente. No es adecuado provocar una nueva sensación de angustia, menos cuando todo ya estaba resuelto. El problema es que en modelos donde se opta por el aislamiento, la represión y el castigo, siempre se acaban cometiendo esta clase de errores, o más bien dicho, horrores. Vámonos a Estados Unidos y su errabundo sistema penal, o a la Inglaterra de los setenta, y estarán de acuerdo conmigo. De hecho, la reforma procesal chilena, que muchos acusan de garantista y benevolente con los imputados, se implantó para evitarse atrocidades como el caso La Calchona, que alguien nacido y residente en Talca sabe de sobra que nada tuvo de mito y sí bastante de cruda y espantosa realidad. Pero los paladines de la justicia punitiva se salieron con la suya y le han venido agregando una serie de acápites hechos al gusto de quienes desean venganza contra una sombra, en este caso, con la ventaja que puede ser representada en carne y hueso. Hasta ahora, por fortuna para los inculpados por delitos que no cometieron, todos estos casos se han dado en situaciones de prisión preventiva y no de sentencia condenatoria. Sin embargo, a este rumbo pronto nos encontraremos conque un condenado a cadena perpetua, a poco de obtener sus primeros beneficios, conseguirá la liberación anticipada no por sus méritos, sino por los deméritos del Estado.

martes, 9 de diciembre de 2008

Sálvate, María, de tu Inmaculada Concepción

Ha pasado un nuevo ocho de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. Miles de peregrinos han asistido a Lo Vásquez y a los santuarios locales que a lo largo del país veneran, aunque no adoran, a María, según la imagen auspiciada por la iglesia católica. Como corresponde, se han destrozado las rodillas, y una vez terminado el sacrificio, han celebrado el favor concedido con varios litros de alcohol, ignorando, al menos por un momento, que se trata de la madre de Jesús y no de Dionisios, por mucho que algunos digan que el culto al dios griego tiene ciertas semejanzas con la biografía del Mesías.

Pero en fin: no es la embriaguez congénita que caracteriza a las fiestas religiosas católicas lo que quiero tratar hoy. Tampoco busco repetir el alegato que siempre escupimos los evangélicos, contra la idolatría que se oculta en ciertas celebraciones del catolicismo, que por algo les llaman religión popular. Lo que pretendo recordar es el oscuro origen de este dogma, el único que ha sido impuesto mediante la infalibilidad papal, un procedimiento, a su vez, establecido por el primer Concilio Vaticano, allá por 1870. Dicha asamblea era la primera en su tipo que se efectuaba en tres siglos, y al igual que Trento, su inmediata antecesora, se caracterizó por la cerrazón extremista y reaccionaria del credo papista. En aquel caso, se trataba de masacrar reformados; en éste, de frenar la ola de descubrimientos científicos que estaban poniendo en jaque las afirmaciones de obispos y sacerdotes. Al respecto, cabe señalar que recién en este concilio se declaró al aborto como un pecado y un crimen. Y relacionado con el tema que nos atañe, significa dejar en claro que el papa no se equivoca en las decisiones que toma, porque son divinamente inspiradas: en la práctica, si el pontífice da una orden todos los fieles están obligados a acatarla, aunque tal determinación de vuelta los aspectos más esenciales de la doctrina teológica. Pues bien: aún cuando los vicarios cuentan desde entonces con una herramienta inmejorable, sólo una vez en la historia ha sido aplicada, precisamente para decretar el dogma de la Inmaculada Concepción.

Ahora, ¿ en qué consiste tal dogma? Básicamente, que la venerable -no adorable- María, fue concebida sin ninguna mancha del pecado. No el sexual, porque para eso es necesario ser hijo de Dios. Sino el supuesto "pecado original": la desobediencia de Adán y Eva, por la que debemos pagar todos los humanos y debido a la cual los sacerdotes bautizan a los niños. Como el Señor fue el primero que recibió este sacramento a los treinta años, su madre nunca pasó por él, y la Biblia jamás menciona que lo haya obtenido. Pero la Tradición católica ( que ellos consideran fuente de revelación junto al Magisterio, al mismo nivel que la Escritura, y por eso coloco todos estos nombres con mayúsculas) menciona que María ascendió a los cielos ayudada por ángeles ( de ahí el concepto de "asunción") y por ende nunca pasó por el purgatorio, sitio donde todas las almas, de acuerdo a la doctrina papista, deben esperar la resurrección, sean buenas o malas. Eso último es inconcebible sin antes haber sido bautizado. No importa que el feligrés no haya sido ungido con los demás sacramentos; pero si no pasó su cabeza por el agua no puede entrar de manera directa al reino de los cielos, aunque se haya arrepentido honestamente de todas sus faltas, como el buen ladrón.

Uno puede respetar y hasta comprender ciertos comportamientos de la iglesia católica. Pero a mí me llama mucho la atención este dogma, porque por donde se le mire, no es más que una cuchufleta. Fue proclamado hace poco más de un siglo, entre cuatro paredes, y valiéndose de una facultad que ni sus beneficiarios se atreven a usar. Por otro lado, todos los argumentos que supuestamente la justifican, tienen nulo asidero bíblico. Claro, pertenecen a la Tradición, que aquí también es fuente de revelación legítima. Pero resulta que tal elemento lo constituyen una serie de libros que fueron rechazados por los primeros cristianos, que si no los consideraron derechamente falsos, desconfiaron de ellos porque tenían pruebas fundadas en su contra. Varios de estos libros no eran más que tratados hechos al gusto y al acomodo de grupos religiosos que rivalizaron con el cristianismo, como el hace algunos años bullado Evangelio de Judas, redactado por los gnósticos. Todos los pilares del culto mariano están contenidos en dichos textos, a saber: el nombre de sus padres ( Joaquín y Ana), su asunción, su eterna virginidad y su capacidad de aparecerse y obrar milagros. Ahora: podríamos decir, con la exégesis crítica del modernismo, que la verdad histórica que se señala en los Evangelios bíblicos es igualmente cuestionable. Pero eso sería tanto como negar la existencia de Dios, y después de hacerlo, sólo queda cerrar los templos, arrojar las llaves al mar y vivir un permanente ateísmo

martes, 2 de diciembre de 2008

Los Caballeros de Izquierda Lo Prefieren Rubio

En primera instancia, dudo que Leonardo Farkas acepte una candidatura presidencial. Fenómenos así, con más características de espectáculo que de servicio público, han proliferado por montones en el mundo y también en Chile: baste recordar que, para las elecciones de 1989, fueron lanzadas postulaciones como las de Roberto Jacob Elo, el recordado mago de la Polla Gol, y hasta el mismísimo Don Francisco, que hasta bromeó con su público al respecto, insinuando por algunos instantes que aceptaba la oferta. Otro animador, Julio Videla, incluso realizó una falsa campaña política por las calles. Y no podemos dejar de lado el caso del poeta Vicente Huidobro, magnate derrochador igual que Farkas, que en 1925 quiso transformar su actitud contestataria y su vanguardismo literario en una postulación, con mucho de lo que hoy se denomina farándula. Desde luego, ninguno de estos personajes siquiera apareció en la papeleta, como tampoco lo lograron hacer las incontables mascotas y delincuentes encarcelados que han sido lanzadas para los diferentes comicios de Estados Unidos, donde bueno, sólo con otear el circo que cada cuatro años montan los dos partidos turnantes, uno se da cuenta del lugar donde vino a caer.

Eso sí, estoy consciente de una cosa: si Farkas finalmente se postula, tiene altas posibilidades de convertirse en el catapilco de Sebastián Piñera, algo que quienes vemos con preocupación que este empresario y el círculo político que lo rodea se instale en el poder, por supuesto nos gustaría que pasase. Así lo han entendido esa especie de faranduleros alternativos que responden al nombre de The Clinic, y hasta varios intelectuales y cientistas políticos de izquierda, le han dedicado artículos, si no elogiosos, al menos con muestras de simpatía. No es necesario citar aquí los paralelos que entre uno y otro han confeccionado los medios de comunicación. Sin embargo, es interesante notar como esta burbuja ha crecido merced a la falta de opciones que los autodenominados progresistas han puesto enfrente. Porque la Concertación, natural competidora de Piñera y la derecha política, tiene a dos envejecidos ex presidentes como primera oferta, y parece que todos ahí no quisieran que se asome otro rostro. Y ante el desgaste y la falta de ideas, esperemos que el trabajo sucio lo haga, sin siquiera saberlo, este rubio melenudo que parece ídolo musical de dueñas de casa, pero que ha amasado una fortuna en el negocio minero. Después de todo, él no saldrá elegido: sus rivales también podrán ser bufones, pero cuentan con instituciones empoderadas detrás. No nos importe que sus votos sean un ochenta por ciento de chacota y un veinte por ciento de protesta, mientras el rival directo y temido por todos no gane. Aunque atención: parte de esa protesta podría ser contra la Concertación.

Respecto de la personalidad de Farkas, lamentablemente le tengo que decir a mis lectores que cargo con la formación cristiana evangélica, y eso significa que detesto muchas de sus actuaciones. Me chocan los tipos que arrojan billetes por el balcón y procuran que los demás se enteren, porque si se quiere entregar una donación, prefiero a quien lo hace de manera anónima y sin esperar recompensa. Además, tengo algunas dudas sobre el caudal de este zar de los yacimientos: no olvidemos que los chilenos nos caracterizamos por construirnos en base a apariencias, y casos de famosos a quienes se les ha descubierto su lado oscuro, hay para llenar varias veces este blog. De todas formas tiene su lado positivo, ya que siempre es mejor que un magnate financie cosas concretas, como un hospital en una comuna pobre, a que le entregue los excedentes a la iglesia católica a cambio de indulgencias, que es la forma de proceder más común entre nuestros millonarios. Por otra parte, Farkas derriba el mito del judío tacaño, y eso es un punto en favor del combate contra el racismo.

En conclusión, estamos ante un sujeto ostentoso que golpea el muro de sobriedad que siempre ha caracterizado a los chilenos. Sobriedad legítima y recomendable, pero que en los grupos de poder, quienes nos deben bastante, se torna hipocresía. Y el fasto es el mal menor ante el cinismo. En definitiva, nos provoca empatía un tipo que hace alarde de su fortuna, porque al frente están el doctor Jekyll y el señor Hyde, como en el cuento, dentro de la misma persona. Como en estos veinte años de democracia, en que hemos optado por la Concertación, que ha optado por hacer gobiernos de centroderecha, porque al lado se encuentra la ultraderecha inquisidora y papista. La misma que se ve desenmascarada por los deaguisados de Farkas.

viernes, 28 de noviembre de 2008

La Patriada Por Los Lisiados

Desde ha algunos años, se ha venido calificando a La Teletón como "el barómetro de la solidaridad" chileno. La verdad es que, con el rumbo que ha tomado esta sociedad durante las últimas décadas -y que, de todas formas, no es culpa exclusivamente de ella-, dicho evento se ha convertido en necesario, eso sí, dentro de las actuales reglas del juego, las que no todos aceptan. Así, por ejemplo, fue imprescindible crear esta campaña en 1978, cuando la dictadura militar imponía un estilo de vida donde cada cual debía rascarse con sus propias uñas; nadie tenía tiempo para detenerse a auxiliar al vecino, y si alguien más ocupaba el puesto que uno envidiaba, todas las tácticas para removerlo de ahí eran válidas, incluida la delación. Entonces, veintisiete horas cada año se tornaron un respiro, que todos, víctimas y victimarios, debíamos tomar, con el fin de continuar el teatro y para que este sistema, a fin de cuentas el mal menor, nos pudiera seguir agrediendo.

Por cierto, resultó recomendable continuarla hasta después de terminada la dictadura ( recordemos que La Teletón tenía una fecha de caducidad: 1982), si es que ésta también mantenía una buena parte de su legado. De hecho, fue durante los años noventa, cuando se consolidaron la desigüaldad económica, la hipocresía moral y la supremacía del dinero, que se empezó a mencionar el ya hostigoso " barómetro de la solidaridad", como diciendo que quienes detentaban el poder eran capaces de abrir su corazón e incitar a la poblada, pese a sus pingües recursos, a hacer lo mismo. Pues, no lo olvidemos, la campaña siempre se ha promocionado como un esfuerzo conjunto entre adinerados y pobres, o, adaptándose a la realidad chilena, entre empresarios y trabajadores, en proporción de acuerdo a los recursos disponibles de cada uno; cuando, la verdad, todos sabemos que los primeros donan el dinero de los segundos, que ingenuamente compran productos que llevan el logotipo de La Teletón, incluso después de terminado el evento, sin percatarse que la recaudación económica también se cerró, y que de lo adquirido antes, menos del uno por cien recaerá en los beneficiarios. Por otra parte, muchos consumidores desconocen el enorme lavado de imagen que hacen algunos participantes de la campaña, llámense empresarios, artistas o rostros televisivos. Así, tenemos al dueño de los supermercados Líder, Nicolás Ibáñez, empresa caracterizada por los sueldos miserables, los abusos laborales y las prácticas antisindicales, que carga una acusación de violencia intrafimiliar bastante bien fundada, de la cual ha intentado zafarse mediante arreglos judiciales. O al Banco de Chile, que obliga a sus empleados a trabajar horas extras, ignoro si pagadas.

Finalmente, los niños lisiados, motor del movimiento, no son más que un pretexto patético para sacar lágrimas y evadir los problemas. De hecho, si realmente La Teletón fuese solidaria, podría albergar en su seno otros defectos físicos, como los ciegos, los sordomudos o los fisurados. Pero los muchachos están ahí, y lo peor, realmente requieren de ayuda. Entonces, la donación del ciudadano común y silvestre se torna fundamental. Mal que mal, uno no ha sido bueno durante el año: ha dejado sordo a algún peatón a bocinazos, o ha puteado a un automovilista imprudente. Y éste es el momento de enmendarse, dando dinero a un desconocido sin hacer preguntas, mandato esencial de la caridad cristiana. Por último, las reglas del juego las aceptamos todos.

En el evento de este año, honesta o cínicamente, más de un chileno llorará, y cuando la meta se logre, los asistentes al Estadio Nacional entonarán el mismo cántico de siempre. El domingo se celebrará el almuerzo de la victoria - con platas recaudadas en la misma campaña-, y a partir del lunes, Chile volverá a su rutina egoísta y capitalista de siempre, ahora, inflamada por las compras navideñas. Los minusválidos volverán a sus rutinas, sufriendo burlas y discriminación, realizando enormes esfuerzos para subir una escalera, porque no lo olvidemos, ante todo son el medio para conseguir otros fines. A propósito: si bien es cierto que La Teletón los sacó de su anonimato, no es correcto afirmar que avances en este sentido, como la instalación de ramplas para sillas de ruedas, le son atribuibles a la existencia de este evento. Por el contrario, tales logros se consiguieron a partir de 1995, y si bien la campaña en su momento los reclamó, las protestas se produjeron sólo después de asumido el gobierno democrático. Bueno: para que vean que no soy un insensible con estos niños, les solicitaré que efectúen su donación voluntaria, y luego visiten la playa, asistan al cine, al local nocturno o al evento cultural o deportivo. Pero no cometan la torpeza de ver el espectáculo televisivo. Ni aunque haya nada más que hacer.

jueves, 20 de noviembre de 2008

De Familia Ejemplar a Hervidero

El vuelco judicial que experimentó el asesinato de Diego Schmidt-Hebel, a sólo un día y medio de haberse cometido el crimen, trajo aparejado otro vuelco, más escondido, esto último debido a ciertos intereses, y que guarda relación con la conducta de la élite y la alta sociedad chilenas. Cuando todo parecía indicar que sólo estaba involucrado un homicida, un narcotraficante dedicado ocasionalmente al sicariato, no faltó el medio de prensa que destacó al universitario como un joven responsable, amigo de sus amigos y deportista ( como si esas características fueran excepcionales y no deberes sociales), además de hijo de un respetado economista, que, para bien o para mal, justo se hallaba en Francia dando una conferencia relacionada con su profesión, donde de seguro -en caso contrario, no lo habrían mencionado tanto- se dedicó a defender alguna variante del neoliberalismo. Aparte de ello, políticos de diversas tendencias pero del mismo origen social conocían a la familia, algo que durante la noche debió haber estado machacando la cabeza de Juan Ruz, su atacante, porque en las entrevistas que concedieron no dudaron en mencionar la violenta muerte como una pérdida injusta e irreparable, y ya sabemos lo que pasa en Chile cuando los adinerados afirman eso. La coronación máxima de toda esta rabia encorsetada fue la entrevista que los padres de la víctima concedieron a Canal 13, que les permitió transformar a su vástago en un "angelito", del mismo modo que sucedió con las nueve adolescentes que murieron en el accidente de tránsito de Arica, todas ellas alumnas del exclusivo y excluyente colegio Cumbres. Ah, por cierto, en ambos casos las televisoras no esperaron la transmisión de sus noticiarios para entregar la información, sino que la presentaron por primera vez en extras no programados.

Pero, antes incluso que saliera al aire la mencionada entrevista, la investigación policial había dado con un hecho tan inédito como sorprendente: el crimen había sido encargado por una tía de su pareja, que en realidad quería deshacerse del padre de ésta. De un momento a otro, desaparecieron las amistades políticas, los padres del muchacho tomaron, por voluntad propia, un discreto segundo plano, y el dulce aunque herido ambiente familiar se convirtió en morbo para crónica roja. El ejecutor ya no era un malvado delincuente común que por robar era capaz de quitarle la vida a otro ser, sino que estaba en el propio entorno del finado, el mismo que era visto como ideal al momento de efectuarse el velatorio. La víctima era ultimada por una mujer conocida, a quienes todos apodaban con el poco decoroso mote de La Quintrala, y que ya tenía otros delitos en su haber; casi todos, curiosamente, contra aquellos que solemos llamar "seres queridos". El mal estaba al interior de la familia y de la alta sociedad, y peor aún, erraba medio a medio, disparándole a un blanco equivocado.

El hecho de que la relación entre el asesinado y la sobrina de la autora intelectual, fuera sólo de pololeo, ha atenuado un poco las cosas. Los parientes biológicos del joven Schmidt ya no aparecen públicamente, y supongo que están tranquilos conque la historia se siga desarrollando exclusivamente por los cauces judiciales. Pero atención: los planes entre ambos eran serios, y un enlace matrimonial ya se vislumbraba en el horizonte. Y es preciso recordar que cuando uno se casa, de algún modo, lo hace también con la parentela, al menos la más directa, que incluye a los tíos. Y si de dinero se trata, esta niña tenía sus avales; más aún, el problema surgió a raíz de la disputa de unas propiedades heredadas, de las cuales la propia Quintrala tenía una parte, pero que no la conformaba, pues pensaba que debía tenerlo todo.

Quizá lo más interesante, aunque sólo a modo de concluir este artículo, sea la comparación entre María del Pilar y Catalina de los Ríos, la verdadera Quintrala, hacendada del siglo XVI, que se convirtió en el primer sicópata de la historia chilena, incluyendo a los hombres ( Inés de Suárez fue sólo una agente obedeciendo órdenes). Torturó salvajemente a sus inquilinos, a sus familiares más cercanos y a todo quien se le pusiera por delante, sólo por gusto personal. Ambas, curiosamente, son mujeres adineradas que basaban su fortuna en los bienes raíces, y cuya posición les permitió actuar con relativa impunidad o al menos, no salir tempranamente a la luz. Ahora: la de la Colonia recibió su condena, y la contemporánea es muy probable que obtenga lo suyo. Cualquiera diría que por ser mujeres son inmediatamente descubiertas si transgreden los moldes. Puede ser. Pero al menos las mujeres con posición sí pueden romper las reglas. Aunque sea por un tiempo

jueves, 13 de noviembre de 2008

La Inmunodeficiencia de Chile

Aunque todos, en diferentes grados, nos hemos sorprendido con el cúmulo de negligencias que nuestro sistema de salud tuvo para con los enfermos de sida, lo cierto es que ya deberíamos aceptar que todos estos bochornos son parte de algo mucho mayor, inmerso en la idiosincrasia nacional, o al menos, en la mentalidad de la clase gobernante. No estoy hablando de la tan sensacionalista como inexistente "ideología de la corrupción", porque, si no somos honestos, al menos somos pésimos ladrones. Me refiero a la pacatería moral, que todavía hace pensar a muchos que el VIH es un castigo divino, reservado a los homosexuales y promiscuos. La misma que ha desviado a estos enfermos al punto de no asegurarles completamente su terapia, dejándolos aún más solos de lo que socialmente están. Una actitud que incluso, permitió por un buen tiempo, la existencia de un hecho deleznable, destapado hace unos meses atrás, pero que ha caído en el olvido y aún sin culpables: la desaparición de dineros de fundaciones internacionales destinados justamente a tratar a los pacientes de sida, los cuales le fueron confiados al Estado chileno.

Completo: para muchos miembros de nuestra clase gobernante - en sentido amplio, es decir, incluyendo a la oposición-, el sida es un mal de libertinos sexuales. Y eso, pese a que en Chile lo han contraído personas que siempre y desde siempre han practicado la opción de la pareja única, y cuyo único error - ya que no se puede hablar de pecado- es haber creído ciegamente en su media naranja, condición esencial para que pueda hablarse de un acto de amor, al menos en términos religiosos. Sin embargo, como esto es poco menos que el caballo amarillo del Apocalipsis, es preciso aceptar sin rechistar los designios providenciales, señales, además, de lo que les ocurre a quienes se apartan del recto camino, donde, se supone al menos, no estamos nosotros, por lo cual no debemos preocuparnos - aún más, deberíamos alegrarnos- por la suerte de estas ovejas descarriadas. Si nuestros mandamases actuaran de otra manera, entonces el preservativo sería el centro de las campañas contra el sida. Y conste que aquí no estoy citando a nuestra oportunista e integrista derecha, pues los gobiernos democráticos jamás han tomado el tema en serio, restringiendo su interés a comerciales que se emiten sólo durante dos meses en el año, donde, con respetables excepciones, se cuidan de, primero, mencionar la abstinencia sexual, luego la pareja única, y finalmente, el "uso correcto" del condón. Y esa expresión no pasa sin un dejo de ambigüedad: o se refiere a la manipulación del adminículo, o es un mensaje subliminal llamando a no caer en la fornicación. Lo cierto es que escasas veces se ha incluido un manual acerca de cómo emplear el profiláctico, y menos, se ha contribuido a eliminar los prejuicios que un sector de la población tiene respecto a él.

Lamentablemente, aquí hay una diferencia abismante con lo que se destina a otros ítemes, como, por ejemplo, la prevención del consumo de drogas. Claro: ahí se puede prohibir, y las acciones punitivas y coercitivas son vastas y variadas. Pero el sexo no se puede proscribir, no por cochino o inmoral, sino porque sería políticamente incorrecto. Entonces, el consuelo es arrinconarlo lo más posible, por último para no inquietar a un puñado de sujetos que, por desgracia para la mayoría, acumulan dinero y poder, y a los cuales, además, la clase gobernante les debe la vida - en buena parte de los casos, en términos estrictamente irónicos-, y por lo tanto tiene el deber de seguir o al menos escuchar atentamente sus planteamientos. Los enfermos de sida están en medio de grupos de presión y de grupúsculos autodenominados progresistas, pero cuya única ideología es la de ser pusilánimes, rastreros y convenientemente convencidos. Y todos los apuntan con el dedo, con la cobardía de alguien que sabe que su oponente está derrotado, o peor aún, morirá antes que la batalla termine.

El descuido hacia los enfermos de sida es otra muestra del espíritu chileno, al menos en lo que a dirigentes políticos se refiere. Un total desprecio por el prójimo, aunque cientos de hipócritas afirmen lo contrario. El problema aquí es que el otro es sospechoso de conductas impías, reñidas con nuestros preceptos. Estos individuos, no obstante, deberían considerar una cuestión de vital importancia: el prójimo necesita ayuda porque precisa que lo limpien de toda inmundicia, ya sea la física como la espiritual. A propósito de que muchos de estos personajes van a derramar lágrimas de cocodrilo en unos pocos días, cuando el teletón, que al menos, mis lectores tengan estos preceptos en cuenta.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Estados Unidos y las "Raíces"

Que un afroamericano sea elegido en el nunca despreciable cargo de presidente de los Estados Unidos, desde luego que es un hito, aunque sólo sea por lo inédito. Sin embargo, es algo que debió haberse producido hace bastante tiempo. Estamos hablando de un país que se enorgullece de su carácter multicultural tanto como de su capacidad para manipular armas; pero donde la mayor excentricidad que se había dado al respecto, era hasta ahora, la unción del magnate, hijo de inmigrantes y católico John Kennedy. Nunca existió no sólo un gobernante negro, sino uno judío ( pese a que esa cultura está totalmente adaptada a la realidad norteamericana), uno hispano o uno indígena ( etnia que hoy tiene más limitaciones que los propios afros): por lo que la asunción de Obama, más que exclamaciones de júbilo, debiera conducirnos a una reflexión acerca de la mentalidad en la "América profunda" como gustan autodenominarse en el Tío Sam.

La importancia, analizando este hecho desde un punto de vista sociológico antes que histórico, radica en todo el fenómeno que se generó en torno a Barack Obama, donde caben los antecedentes que permitieron su aplastante victoria, y las expectativas que ha creado pensando ya en su legislatura. Lo primero parte de un punto de referencia claramente establecido: George W. Bush, el ex alcohólico devenido en conservador a ultranza, hijo de su papá en todo sentido de la palabra, incapaz de mostrar idoneidad siquiera para ser un barrendero de la White House; que lanzó a su país a una guerra insoluble, y que como corolario y evidencia de la motivación de su mandato, se va en medio de una crisis económica sin precedentes en los EUA, la cual pagarán los pobres y la clase media, pero nunca sus responsables, entre los cuales se encuentra él. El hecho de que además se trate de ocho años de gobierno republicano, dio pie a que la batuta de la renovación la transportaran ahora los demócratas, con un postulante atípico, excentricidad que casi exclusivamente se han dado sus rivales, con, por ejemplo, Richard Nixon, Ronald Reagan y el mismo Bush. En tal sentido, podemos definir a Obama como la figura o el rostro -consciente, en todo caso- que representa las ansias de cambio de una sociedad que durante un buen tiempo le dio la oportunidad al conservadurismo más recalcitrante, pero que ante el fracaso de éste, le devuelve la mano a un restaurado sector progresista. El senador Obama, en conclusión, fue el candidato del cambio, la medicina para curar el marasmo; pero jamás fue un candidato negro.

Lo segundo es bastante incierto, especialmente porque hay que proyectarlo a futuro. Aunque Estados Unidos prefiera la diplomacia a la hora de resolver sus conflictos internacionales, aunque su ejército se retire de Irak admitiendo una derrota militar; quiero insistir en el concepto que dije en artículos anteriores: no hay presidente norteamericano que no ataque a un país díscolo, lejano y pobre, y esta legislatura no será la excepción. Respecto al descalabro económico, la situación se va a mantener así durante buena parte del 2009, a menos que exista un sujeto lo suficientemente habiloso que logre acortar el periodo oscuro. No dudo que alguien en la nueva administración, incluso el propio Obama, tenga esa capacidad. Pero deberá enfrentar una bóveda de caudales vacía y un presupuesto en buena parte amarrado, al menos, durante un año. Y atención con el aire de triunfalismo que rodea a los círculos progresistas: porque la obtención de la mayoría absoluta en las dos cámaras del Capitolio, caduca el 2010, cuando se celebran elecciones legislativas. Hay que ver si los entuertos dejados en casi una década, se arreglan en veinticuatro meses. De todas maneras, espero que los demócratas utilicen esta confianza dada por el pueblo para reformar el criminal e insensible sistema de salud norteamericano, tan bien retratado por Michael Moore, y sobre el cual el propio presidente electo, ha dicho que necesita una restructuración profunda.

En fin: por sus características - negro, demócrata, representante del progresismo- Barack Obama es el depositario del cambio que los norteamericanos necesitan con suma urgencia. Pero será ante todo el "presidente de los Estados Unidos" pronunciado con la pompa de las películas patrioteras de Hollywood. Hay algunas expectativas creadas en torno a su figura, que son irreales, aunque otras sí son perfectamente realizables. Es de esperar, por el bien de la humanidad, que su gobierno sea correcto, que sea reelegido en cuatro años más - hay que hacer un gobierno especialmente malo para no conseguirlo- y que le devuelva a su país el respeto que ha perdido, y que dadas las circunstancias actuales, no se merece. Y aquí se acaba mi serie de artículos relacionados con la elección presidencial estadounidense. Ya era tiempo: los acontecimientos paralelos que han ocurrido durante estas semanas, tanto en Chile como en el resto del mundo, no pueden dejarse pasar.

viernes, 31 de octubre de 2008

De Presidentes y Guerras

Un dicho norteamericano asegura que siempre son los demócratas los que inician las guerras y siempre son los republicanos quienes las terminan. Es algo extraño, si se considera el prejuicio que se tiene de cada partido, al menos, en América Latina. Pero en caso alguno ajeno a la realidad: si miramos la historia, nos damos cuenta que los presidentes de la colectividad del burro - Clinton, Carter, Kennedy, Wilson...- no han abandonado la Casa Blanca sin un conflicto bélico importante a sus espaldas. Sus rivales políticos, en cambio, y con la sola excepeción de los Bush, parecen venir a encauzar estos entuertos, y así tenemos, por ejemplo, que el rabioso y oscuro Nixon retiró las tropas de Vietnam. ¿ Por qué, si se supone que son los republicanos los que recurren a la pólvora, al momento de imponer puntos de vista?

En primer lugar, es menester reiterar lo que he señalado en los artículos anteriores, en el sentido de que ambos referentes tienen un origen común, y, en el caso de sus características particulares, contradictorio con el sector de la sociedad norteamericana que representan hoy. Pero se pueden añadir otras conclusiones. A saber, que los republicanos, si aceptamos que pertenecen a un espectro político que podríamos calificar de derechista, prefieren actuar sutilmente y dar patadas bajo la mesa. De este modo, el ya mencionado Richard Nixon nunca invadió Chile para desalojar al gobierno de Salvador Allende; pero financió a grupos que contribuyeron a provocar el colapso de la UP. Otra manera de actuar, además, ha sido con invasiones rápidas, desproporcionadas si se considera la fuerza rival, que por lo mismo ocasionan cierta sensación de ambigüedad a la hora de calificarlas como enfrentamientos armados. Ronald Reagan procedió de esta forma innumerables veces durante los ochenta, ya sea interrumpiendo el proceso democrático, como en Granada, o derribando a un dictador que ya no le era confiable, como en Haití. El actor de vodevil, además, financió a la guerrilla contrainsurgente de Nicaragua, que de otro modo no habría podido mantenerse en la resistencia por más de diez años.

Si lo extrapolamos a las definiciones políticas, tenemos que las derechas tienen por costumbre actuar en silencio, hipócritamente, dando el golpe desde las sombras. El policía represor que espera pacientemente el momento propicio para abalanzarse, el conservador que no quiere llamar la atención con su vestimenta, el millonario que no hace ostentación de su dinero: son las tretas de alguien que no mete bulla, que parece inofensivo; pero que en realidad está juntando energías para cuando pueda dar el zarpazo. Actitud propia de los reaccionarios: causar miedo y, como consecuencia, inercia social. Pero también de los especuladores y los comerciantes, quienes analizan los números calmada y calladamente, para que cuando nadie se dé cuenta, consigan comprar o vender, obteniendo suculentas ganancias.

Por lo mismo, entre otras cosas, es que Bush ha sido golpeado en su popularidad por lo de Irak. Proclamó una guerra abierta, bulliciosa, en la cual los norteamericanos llevan más de cinco años enfrascados. No fue rápido - aunque en su momento afirmó lo contrario- por ende tampoco eficaz y su aventura hasta hoy ha solucionado nada, ni siquiera el terrorismo islámico. Se fue contra los dictámenes de su propio partido y perdió, como los demócratas que buscan ser sinceros jugando a la batalla con las reglas internacionales. Es eso, y no el pacifismo, lo que se rechaza actualmente en Estados Unidos: utilizar métodos prestados, en un país débil donde debíamos demostrar nuestro poderío, y resulta que nos están humillando. Créanme: Obama e incluso McCain podrán representar un cambio, pero a la hora de arreglar problemas, lo harán de la única manera que saben: desenfundando la pistola. Y al menos en ese momento, su popularidad subirá como la espuma.

jueves, 23 de octubre de 2008

Ser Presidente de los Estados Unidos

Siempre me ha llamado la atención la frase con que titulo este artículo, tan propia de las películas de Hollywood, pero por lo mismo, fiel retrato de la idosincrasia norteamericana. Siempre se nos ha dicho, mejor, se nos ha inculcado, que Estados Unidos es la democracia más antigua del mundo. Bien: aunque no fue el primer territorio que se pudo gobernar sin monarca, sí es el más viejo entre los que están vigentes, y el sistema que las Trece Colonias crearon en 1776, fue un impulso para la Revolución Francesa, que a su vez, motivó la independencia de las dependencias españolas. Por eso, fuera de ubicarse en su zona de influencia, es tan importante para América Latina lo que ocurre con el tío del norte. Mal que mal, nuestros sistemas políticos se sentaron gracias a su ejemplo.

Mientras el término "rey" nos retrotrae al romanticismo de los cuentos de hadas, la palabra "presidente" nunca ha salido del entorno político. Más aún: la propia Biblia llama a Dios " el rey de Judá"; y en nuestro lenguaje coloquial es posible encontrar expresiones como " el rey del mote con huesillos" o " el rey de los helados". Me pregunto, con un dejo de sorna, qué le habría sucedido a Boris Quercia de haber bautizado su filme como " El Presidente de los Huevones"... ¡ ahí sí que sería el rey! De acuerdo: la mayoría de los cuentos de hadas que conocimos desde niños, vienen de la Europa medieval o del milenario Oriente, sectores donde no concebían otra forma de gobierno que la monarquía. Pero referirse al presidente en Estados Unidos ( ni siquiera de los Estados Unidos) encierra todo un lenguaje y, por extensión, toda una cultura. Hablamos del decano de las democracias, que es cuarto en el mundo por su extensión territorial, potencia mundial desde hace cien años, y, como para justificar todos esos logros, con manifiestas pretensiones de que lo traten como imperio. Ser presidente de los EUA equivale a un emperador sin corona, que al igual que sus pares romanos, no le hereda el cargo a sus hijos, al menos teóricamente hablando. Recordemos que los gobernantes de Roma elegían sucesor entre los miembros del senado cuando no adoptaban a un mozalbete despierto y con don de mando. Y si insistían en legarles el Estado a sus descendientes directos, venía un militar o un intelectual envidioso y los asesinaba. También, los tipos mandataban sobre un vasto territorio, y su influencia abarcaba todo el mundo conocido.

La presidencia norteamericana tiene una mística especial. Tanto o más que ser rey en Europa, cargo que aún tiene mucho peso. Por lo mismo, su figura no está a la altura de un cuento de hadas, pero sí de esos filmes políticos que, cada cierto tiempo, Hollywood financia para agradecer a la patria que lo engendró. En tal sentido, si la palabra rey ha sido apropiada por los europeos, el término presidente ha sido secuestrado por los gringos. Ahora, las monarquías fueron indispensables en un pasado tan remoto como legendario, mientras que las repúblicas son un realidad del presente. Y en la actualidad, el mayor punto de referencia, para bien o para mal, es Estados Unidos. Y lo seguirá siendo conforme no se invente un sistema de gobierno más perfecto que la democracia pluripartidista, algo que dudo ocurra en los próximos siglos. Aunque en la práctica, el de los norteamericanos, como muchos otros, sólo sea bipartidista.

viernes, 17 de octubre de 2008

Gobernantes Republicanos y Gobernantes Demócratas

Existe un dato muy curioso respecto a los dos partidos políticos turnantes de los Estados Unidos. Tiene que ver con las características de sus candidatos presidenciales en contraste con el sector social al cual al menos teóricamente representan. Por ejemplo, si analizamos el origen de los mandatarios demócratas, nos encontramos conque todos ejercieron las profesiones u oficios culturalmente más tradicionales en su país. Por ejemplo, Woodrow Wilson fue predicador presbiteriano y luego abogado, misma profesión de Bill Clinton y el actual candidato de la tienda, Barack Obama; Franklin Roosvelt fue militar; John Kennedy, magnate empresarial, y Jimmy Carter, pastor evangélico. Las Fuerzas Armadas, el gran sueño americano, la religión en clave protestante, la profesión universitaria más prestigiosa... se dan cita en quienes dicen representar a aquellos que son pobres, se declaran pacifistas o defienden el liberalismo moral. Por el contrario, los republicanos, conservadores y temerosos de su dios, se han dado el gusto de proponer al hijo de un funcionario público ( Richard Nixon) y a un actor de la "Meca del pecado" como suelen mencionar a Hollywood ( Ronald Reagan).

Podríamos recurrir al manido discurso de " esto forma parte del populismo de derechas"; pero cabe recordar que el bipartidismo norteamericano no se ciñe, al menos fielmente, a estos parámetros originados en la Revolución Francesa, posterior a la independencia estadounidense y por cierto deudora de ésta. En todo caso, se puede elucubrar otra teoría. Asegurar, por ejemplo, que en toda sociedad, en mayor o menor medida, mandan los grupos conservadores, porque son los que se vieron implicados en su fundación. Entonces, para romper ese círculo, la opción más adecuada es utilizar las armas que ellos mismos proporcionan para acceder el poder, y así dar una muestra de capacidad e idoneidad, de acuerdo a los parámetros establecidos. Y si determinada profesión es aceptada mejor que otra en los cenáculos más elitistas, bueno, no faltará en nuestro sector alguien que se maneje en esos términos. Los demócratas norteamericanos, se supone, no participaron en la creación de la nación y por ende deben demostrar que están preparados para el gobierno. Y como los que entienden el sistema, por razones obvias, son los que practican los oficios más mimados ( que por algo tienen ese estatus), luego no hay donde perderse: quienes vengan de esos oficios son las cartas más seguras.

Distinto es el camino de los republicanos, que en este esquema, han demostrado ya lo suficiente, y pueden darse algún recreo. Aquí se produce una curiosidad, y guarda relación con esa tesis del descanso y el ocio que caracterizaría a las clases más acomodadas, según la cual, pueden hacer cosas que el común de los mortales ni siquiera conoce. Además, si ya hemos exhibido gente seria, continuar en la línea sería repetitivo, y aburrido para los electores. Coloquemos a dos abogados, uno republicano y el otro demócrata, en las elecciones presidenciales norteamericanas, y a poco andar, nos daremos cuenta que este último gana por el factor novedad, porque representa a un sector distinto. Entonces, la organización que tiene un respaldo histórico más fuerte, decidirá sacar a su abogado y poner en su lugar a alguien que ejerce una profesión poco acostumbrada en las lides políticas, pues si ya fue pionero en un campo, bien lo puede ser en otro.

Además, hay un problema de mentalidad que siempre es necesario considerar. Al que no proviene del género o del sector social privilegiado, se le suele exigir más, justamente porque proviene de un sector tradicionalmente considerado incapaz y de donde, se supone, no sale un sujeto apto para dirigir un país. Quizá por eso, aparte de sus características personales, todos los demócratas que mencioné, con excepción de Clinton, provienen de familias aristócratas en Estados Unidos, incluso con parientes y padrinos republicanos en la política. El caso emblemático es Roosevelt, cuyo tío, Theodore, fue presidente representando al partido de Lincoln en el siglo XIX. Hasta en la democracia más antigua del mundo las cosas quedan en familia

viernes, 10 de octubre de 2008

La Negritud y la Decrepitud

Quienes suponen, ingenuamente, que la elección de Barack Obama terminará, o al menos suavizará la política belicista de Estados Unidos, están muy equivocados. Los gringos nunca dejarán de enorgullecerse por ser la primera potencia militar del mundo, y la mejor manera de demostrar esa característica, es justamente derrocando gobiernos remotos y débiles a base de tanques y bombardeos. Por lo demás, han forjado una nación en un terriotorio vasto, infinitamente multicultural y plagado de inmigrantes, merced al manejo de las armas y la utilidad legendaria que representan. Lo que explica, por ejemplo, la criticada, por otros países, facilidad conque allá se pueden obtener toda clase de revólveres, rifles y municiones, incluso, como bien lo documentó Michael Moore, en el almacén de la esquina.

Ya en el primer debate, el senador afroamericano expresó que el retiro de Irak en la práctica sólo significaba mover piezas de ajedrez, desde el Golfo Pérsico hasta Afganistán, donde, en todo caso, hay que reforzar las defensas si no se quiere que ese territorio vuelva a caer en manos del Talibán, lo cual, para muchos analistas internaciones, dadas las actuales condiciones, es sólo cuestión de tiempo. También señaló que es preciso aumentar la seguridad en Pakistán, a la cual consideró una democracia amenazada por los islamistas radicales, y planteó concretarlo con... tropas, y en número lo suficientemente disuasivo. Aunque tengamos una crisis económica en pleno desarrollo, aunque se haya mencionado más de una vez a América Latina: la piedra de tope de los EUA en materia de política internacional siguen siendo los musulmanes, con los cuales está dispuesto a actuar como policía ideológica, de la misma manera en que lo hacía, hasta hace no mucho, con los estados latinoamericanos. Puede cambiar el color pero la mentalidad no.

En todo caso, quien piense que los demócratas son artífices de la paz, poco o nada sabe de la historia estadounidense. Ese partido fue creado por los terratenientes del sur opuestos a la abolición de la esclavitud, y que no dudaron en iniciar la Guerra de Secesión contra Abraham Lincoln, fundador, por cierto, de los originalmente antiesclavistas republicanos. Después, cada uno de sus presidentes estuvo involucrado en un conflicto: Woodrow Wilson metió al país en la I Guerra Mundial, Franklin Roosvelt, en la segunda, después de no preveer el ataque a Pearl Harbour; Harry Truman le arrojó la bomba atómica a los japoneses y alentó la guerra civil griega; John Kennedy intentó, sin éxito, invadir Cuba; Lyndon Johnson tuvo una vergonzosa actuación en Vietnam; Jimmy Carter trató de derribar al ayatolá iraní pero sólo consiguió la crisis de los rehenes, y Bill Clinton hizo su colección personal con Haití, Somalia, Yugoslavia y el mismo Irak. Y atención: todos estos hechos estuvieron antecedidos por una hecatombe financiera, algo de lo que ni siquiera se salvan sus opositores políticos - Bush atacó Irak cuando su gobierno no encontraba solución para los coletazos de la llamada "crisis asiática"- ; y todos han traído como consecuencia la reactivación de Estados Unidos, que jamás se ha conseguido por otros métodos.

Si Barack Obama gana estas elecciones, lo hará porque enfrente tiene a un anciano enfermizo y achacoso como es John Mc Cain, que en eso es un símbolo de la decadencia actual del partido republicano y del sector al cual representa. Pero ojo: en los aspectos domésticos tampoco es muy progresista. Aunque no represente al "cinturón religioso" que siempre inclinó la balanza en favor de Bush, pertenece a las iglesias evangélicas negras, tan radicales como sus pares derechistas, y cuya casi exclusiva diferencia es el color cutáneo de sus fieles. Sí: el senador por Illinois no está contaminado por el fundamentalismo vulgar de los WASP. Pero recordemos que Clinton, venido de una familia de clase media baja de Arkansas, era visto como la superación de las trancas morales que tanto caracterizan a los norteamericanos, y no fue tan así. Porque si bien mostró un relajo respecto a las costumbres sexuales de los adolescentes -con entregas gratuitas de condones incluidas- , fue especialmente severo con el consumo de drogas y el control parental, llegando a pedirle a una revista de variedades que censurara las fotos donde unas modelos y famosas actrices se mostraban como víctimas de una sobredosis. A lo que pase en un mes más en Estados Unidos, hay que observarlo con moderación, y esperar qué hará el demócrata Obama para superar el crac financiero, de salir electo: si cometerá un desacierto, como le sucedió a Carter, o si invadirá un país débil con algún rebuscado pretexto, como lo hizo Clinton

jueves, 2 de octubre de 2008

La Reforma en Rojo

No queda sino recibir con júbilo la declaración de feriado para el 31 de octubre, como Día de las Iglesias Evangélicas. Aunque a título personal, me hubiera gustado que el calendario se marcase cada 29 de septiembre, cuando conmemoramos el Día de la Biblia, porque en una fecha como ésa, Casiodoro de Reina terminó de traducir por primera vez las Escrituras al español. Supongo que esta opción fue propuesta y después rechazada temiendo las represalias de los curas, incapaces de aceptar que el primer texto para hispanohablantes no lo imprimieron ellos. Además, tal alternativa implicaba reconocer a de Reina como el insigne traductor que fue, desarrollando su trabajo en España, Suiza y Alemania, para gran satisfacción de quienes lo requirieron. Y de paso, colocarse en el coro de los investigadores y los expertos, que consideran a la llamada Biblia del Oso como un libro clave para entender el castellano popular del siglo XVI, anterior en más de treinta años al Quijote. No, en vez de eso, se deicidió otorgar un feriado a través del cual los sacerdotes pueden espetar el manoseado recurso de que divide a los chilenos y a los cristianos, amparándose en la violencia que ocasionó la Reforma, la que por cierto, no fue provocada ni promovida por los disidentes de entonces. Pero insisto: hay que recibir con júbilo esta marca roja en el calendario, saliendo a las calles, a celebrar y a predicar.

El problema es que faltan pocos días y no existe certeza de que el día de descanso se hará efectivo. Y eso que nuestros legisladores están casi todos de acuerdo. ¿ Qué les ocurre entonces, que no estampan su firma? No vaya a ser que, desde el círculo empresarial que los apoya, el papismo esté profiriendo amenazas bajo la mesa, adviertiéndoles a algunos de nuestros parlamentarios que de aprobarse el proyecto, se les negará el financiamiento para sus campañas electorales, que además acaecerán el próximo año. No es una conjetura descabellada, en especial porque ha sido ese círculo, beato hasta la hipocresía, quien ha pedido "reflexionar" al país, insistiendo en que un feriado más equivale a un día menos de productividad; feriado -también lo han dicho- entregado a una minoría. Lo curioso de todo esto es encontarse con cartas de lectores publicadas en ciertos diarios, donde dicen desconocer a los evangélicos, que siempre han sido devotos del trabajo, y ahora parecen contradecir sus principios. Destacan que naciones como Estados Unidos, Inglaterra o Suecia, han llegado tan alto gracias al empuje de sus iglesias protestantes, que consideran un pecado el dejar de trabajar y cuyos miembros se sienten orgullosos de laborar de sol a sol. Bueno: me agrada que un católico integrista al fin nos reconozca una virtud. Pero como la intención es lo que cuenta, al menos resulta sospechoso que lo haga justo ahora, cuando el argumento favorece sus posición, recelosa de otorgarle un beneficio a los mismos que ensalza. Es como ese político que, en el marco de la discusión de la ley de alcoholes, decía preferir a esa izquierda de antaño, que hacía campañas entre los obreros para que los adictos superaran su vicio por el trago, en circunstancias que sus herederos consideraban algunas indicaciones a dicha ley como "represivas". Pero resulta que tal político, pertenecía a un sector que trató de exterminar a esa izquierda que ahora recordaba con nostalgia, y que era anterior al golpe de Estado de 1973.

En cuanto al problema de la división, que muchos obispos han expresado con su voz de padrinos, es importante destacar que este feriado remplazará al doce de octubre, una fecha que provoca mucha más disensiones en los países americanos que las noventa y cinco tesis luteranas. De paso el problema del día laboral menos queda resuelto. Y si con esto se busca favorecer a una minoría, por último es el día antes de Todos los Santos, feriado crucial para la iglesia romana popular, por lo que se da una señal de unidad. Por último, el día coincide con los festejos de Halloween, algo que les permite a los jóvenes preparar con mejor tiempo sus disfraces y sus encuentros nocturnos, tal como lo hacen en la serie de inexplicables fiestas públicas exclusivas de la iglesia católica, varias de las cuales ni siquiera son de guardar.

No hay que dejarse amedrentar ni engañar. El león rugiente adula, y cuando su presa está adormecida producto de los halagos, le manda el zarpazo. Hasta que se apruebe el Día de las Iglesias Evangélicas, debemos desconfiar de las caras amables y los gestos de empatía, que ya en el pasado nos han significado experiencias amargas. E incluso después, debemos mirar atentamente la reacción de quienes hoy nos colocan en un pedestal sólo para defender sus intereses y principios, los cuales, como ya hemos anotado en el párrafo anterior, muchas veces nos perjudican. Esos círculos empresariales que se escandalizan con la probable pérdida de productividad, están íntimamente ligados a esos curas que desde siempre han cometido crímenes atroces, de los que siempre tienen culpa las víctimas. Ésa y no otra es la principal conclusión, contra la que debemos presentar nuestros más contundentes argumentos.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Bolivia o la Ilusión de Dar el Golpe

En los últimos días, hemos visto cómo nuestra rastrera prensa informa sobre lo que está sucediendo en Bolivia, con un tono de quien parece tener el privilegio de presenciar una inminente catástrofe. Se dice que el país está al borde del abismo y que un golpe militar es inevitable, al menos, en las circunstancias actuales. La verdad es que nada de eso es cierto. Lo único que mueve a nuestros reporteros a afirmar tales cosas, fuera del ánimo de vender y llamar la atención, es la ilusión de ver un proyecto izquierdista derribado por la eterna mano justa que se han atribuido los grupos de poder latinoamericanos; quizá, porque sus empleadores detestan las ideas de un gobierno así. Pero tranquilos, los de uno y otro bando: las condiciones para que se produzca una sublevación armada en algún país de América ya no existen, y eso vale para los golpes militares y los movimientos guerrilleros. Y aunque parezca extraño, es aún menos posible en Bolivia, por una serie de cuestiones que vale la pena detallar.

Un analista internacional serio, o incluso, una persona común con conocimientos básicos de política internacional, sabe que Bolivia tiene una historia jalonada por golpes de Estado. Pero también está al tanto de que Evo Morales fue elegido en 2006 con el 53% de los votos, cuando sus antecesores sólo reunían, a todo reventar, el 24%, siendo confirmados como presidentes por el Congreso, que debía decidir entre las dos primeras mayorías, pues allá no se contempla la segunda vuelta. Como los partidos políticos bolivianos son muchos y muy diversos, las alianzas que se dan en favor de uno u otro postulante son a veces muy extrañas, generándose en varios casos acusaciones de cohecho, siempre rectificadas en todo caso. Pero finalmente, no faltaba el candidato que formulaba promesas populistas a cambio de votos parlamentarios, y ya en el poder, se veía obligado a cumplirlas, cosa que en muchos casos simplemente era incapaz de hacer. Además, esto no era como en Chile bajo la constitución de 1925, donde el Senado, por respeto a la voluntad popular, se limitaba a confirmar a la primera mayoría. Acá muchas veces ganaba el segundo, y ocurrieron casos como el de Hugo Bánzer, que en tres ocasiones obtuvo la votación más alta en las urnas, pero que no le sirvió para alcanzar la presidencia.

Repito: la historia de Bolivia está sazonada de golpes de Estado. Pero eso ocurre por las debilidades del sistema democrático ya descritas en el párrafo anterior. La contundente victoria de Morales el 2006 dio, al respecto, una señal de fortaleza, capaz de ser una alternativa a la fuerza de las armas. Sus características físicas y sociales, como su ascendencia indígena, su condición de histórico dirigente sindical, promovidas honestamente o como mera propaganda, de todas maneras aunaron al grueso de sus compatriotas porque, al fin y al cabo, son igual que él y han sufrido los mismos padecimientos. Por otra parte, la oposición ha caído en el juego y ha optado por representar esa Bolivia fragmentaria y dividida de los presidentes minoritarios, elegidos en una reunión a puertas cerradas en La Paz o Sucre. Quieren dividir el territorio pues así los marginados pierden poder, y no sólo porque sean un grupo mayoritario. Es bastante ingenuo creer que los departamentos orientales incuban dentro de sí un descontento de proporciones épicas, cuando constituyen la zona más despoblada del país, y albergan en su seno una gran cantidad de ricos, pero no de riqueza. De hecho, en esos lugares el latifundio y la desigualdad económica son realidades tan abismantes, que al parecer muchos no se expresan por miedo.

Por último, es inaceptable que estos incidentes artificiales sean convocados por la oposición tras perder un referendo revocatorio de gobierno que ella misma exigió, y en el cual Evo Morales aumentó su apoyo. Y dicho aumento no se debe a un fraude, pues la elección estaba férreamente observada. Sino que han sido los programas sociales de Morales, muy exitosos incluso desde el punto de vista económico, los que han confirmado su legislatura. Hay que acostumbrarse, señores de los medios: los izquierdistas pueden hacer buenos gobiernos, aunque ello afecte, siquiera tangencialmente, las ambiciones pecuniarias de algunos

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Un Día Marcado Con Fuego

Pasó otro once de septiembre, y de nuevo la prensa se atragantó, y nos atragantó, con los incidentes nocturnos que ocurren en los sectores más marginados y conflictivos de Santiago. Y conste que los desórdenes de este año fueron mucho menos violentos que, por ejemplo, los del 2007. Claro: después de asesinar a un carabinero, dejar heridos a otros tantos, y provocar por ende un revuelo a nivel nacional, es obvio, por diversos motivos, que venga la resaca. Como si antes estos disturbios no hubieran ocasionado muertos; y como si tuviéramos la certeza de que, en las próximas efemérides, ya no los ocasionarán.

Muchos han repetido las mismas explicaciones de siempre para actos de tal barbarie. Que se trata de hechos propios de la delincuencia común, que la fecha no es más que un pretexto, que nuevamente se pone de manifiesto la realidad que viven esos barrios... palabras que pasan de la represión pura a la comprensión maternal. Pero no está de más preguntarse por qué tales desórdenes se suceden en un aniversario que ya ni siquiera es feriado legal. La respuesta podría ser muy sencilla, y estar en el mismo acontecimiento que, al menos en Chile, se recuerda cada vez que se pronuncia la expresión once de septiembre. Un golpe militar, un acto violento en sí mismo, que terminó de una plumada con un proyecto social que, más allá de las opiniones disidentes, parecía ir bien encaminado. Y como los estallidos de furia no finalizan en su momento de origen, la violencia continuó, de parte de los protagonistas y gestores de aquel golpe ya mencionado. Vino una represión brutal, con más de cinco mil crímenes, innumerables denuncias de tortura y aplastamiento de toda posibilidad de oposición. Además, se impuso por la fuerza y contra la voluntad de muchos chilenos, un nuevo modelo social, que privilegia a una minoría y excluye a quienes no necesita. Dicho modelo continúa hasta el día de hoy, y sus excluidos más paradigmáticos, son precisamente los jóvenes de esos barrios donde tienen lugar los disturbios con que la prensa puede rellenar sus siempre vacíos espacios.

Si la conmemoración de un hecho violento es pretexto para acometer actos vandálicos, entonces, lo que pasa cada once de septiembre podría, darse, por ejemplo, también un doce de octubre. Pero el llamado " día de la raza" incluso es celebrado con fondas en algunas localidades. O, producto de la sobreprotección que ejerce la iglesia católica en este país, acaecer durante el Viernes Santo, donde también se recuerda un suceso infeliz. Sin embargo, el golpe de 1973 resume todo lo malo que nos pasa ahora. Y especialmente, lo que les pasa a esos muchachos que salen armados a disparar a mansalva, y que se envalentonan cuando ven un contingente policial enfrente. Aunque no tengan su escolaridad completa, aunque hayan nacido después de la dictadura, aunque sólo sean sicarios de un narcotraficante de poca monta ( ya que en Chile no hay crimen organizado de gran envergadura); tienen en sus conciencias bien racionalizado lo que para el país y para ellos significa un día como ése. Son jóvenes que piensan, aunque nos resulte difícil creerlo. Y no podría ser de otra manera, cuando vemos que el retorno a la democracia no trajo consigo el abandono de las condiciones sociales impuestas por un gobierno tiránico. Pues todo lo que nos rodea es herencia del régimen militar: el sistema económico, la opresión moral, la discriminación de un número cada vez más creciente de personas y grupos.

Y al final de eso, los reportes de prensa que pintan todo con un amarillo que parece inofensivo, pero que esconde una intención tan desagradable como la histeria que provoca. Dato aparte: ciertos programas de televisión mostraron lo que sus móviles capataron este año y lo editado en épocas anteriores, como forma de adherir a un irrisorio y risible " no más de lo mismo" Observé varios y noté que a todos les faltó una conmemoración: la del once de septiembre de 2001. No es que ese día las barricadas y los balazos estuvieran ausentes en los sitios de costumbre, sino que nuestros medios de comunicación estuvieron conectados toda la noche a CNN, para obligarnos a llorar por un acontecimiento ajeno: el ataque de Osama Bin Laden a las torres gemelas. Al menos en aquel día, eso era más importante.

martes, 9 de septiembre de 2008

Los Curados No Son Los Hilos

Chile es un caso clínico. Aquí, cualquier iniciativa que conlleve una prohibición, es aceptada y asimilada como si fuera parte de nuestro paradigma fundacional. Más aún: si existe la tendencia internacional a restringir el uso de algún elemento, nuestros legisladores se las ingenian para que dicha aprehensión acá se haga más extrema. Así pasó, por ejemplo, con la ley antitabaco: aunque el resto de los países arrinconó el uso del cigarrillo lo más que pudo, fuimos capaces de dar el paso adelante, y tenemos hoy la cuarta disposición mundial más dura respecto del tema ( ni en esto alcanzamos el podio). Pero estas curiosidades esconden aspectos que están bastante más soterrados y que, por lo mismo, resultan mucho más graves. A saber, que la ausencia de un sistema económico justo y equitativo, que por lo demás ningún político se ha atrevido a proponer, de pie para que estas prohibiciones ocupen el lugar de los programas sociales, y sean vistas, y a la larga realmente se transformen, en beneficios conseguidos para la población, después de una ardua, cruel y sacrificada lucha.

Traigo a colación esto último, en el mes que además celebramos las fiestas patrias, por toda la parafernalia que se ha generado en torno al llamado " hilo curado", que nuestros jóvenes y profesionales del rubro emplean en sus competencias de volantines, muy comunes en estas fechas, pues, no entiendo por qué, se les considera parte del folclor chileno. Es curioso constatar cómo una actividad que arrastra varios siglos, que ha sido elogiada por artistas de la más diversa índole - escritores, pintores, cineastas-; se vuelve de pronto un vicio inaceptable, dañino para la seguridad del que lo practica y de quienes lo rodean. De repente, algo que aprendimos a valorar en la escuela, está a nivel de otros hechos negativos que adornan el paisaje nacional, como los niños neoprénicos o las pipas de los fumadores de pasta base. De la noche a la mañana, el hilo curado dejó de ser una entretención tradicional y se transformó en un monstruo que degüella yugulares, arranca ojos y electrocuta inocentes. Y los mismos que en un momento nos enseñaron a valorar esta forma de esparcimiento, repentinamente han abandonado la ceguera y nos incitan a que nosotros también la abandonemos, pero ya no con palabras pedagógicas, sino con normativas, incautaciones y discursos moralinos.

Es indignante ver cómo los carretes de hilo, y el material para tratarlo, es requisado por la policía a modestos fabricantes que, seguramente, se han dedicado a este trabajo durante décadas. Más ira causa la actitud de los noticiarios, que presentan estas acciones como si se tratara de un golpe al narcotráfico o de la captura de peligrosos ladrones. Pero lo más inaceptable es la actitud de nuestras autoridades, pertenecientes a un gobierno progresista, lanzando discursos con un tono de voz propio de quien advierte el acometimiento de un delito. Perdón: pero no existe ninguna normativa que prescriba el uso de esta clase de hilo, por lo que todas las acciones antes mencionadas son ilegales, con el agravante de que son efectuadas por agentes y funcionados del Estado, impulsados además por éste. Luego: si se quiere justificar éticamente este proceder, es importante señalar que el supuesto daño provocado por el uso del hilo curado es ocasional y fortuito; muy diferente, en conclusión, al que ocasiona una sustancia como la cocaína o la heroína, con las cuales se le ha pretendido maliciosamente comparar. Y en último caso, está el aval de ser un divertimento ancestral de nuestro pueblo, y aunque al progresismo deteste las tradiciones porque atentan contra la inserción de un país en el contexto internacional, es menester recordarle que, cuando no le hacen mal a nadie, reprimirlas sólo conduce a la tiranía.

Puede que en esta absurda cruzada haya un intento de desviar la serie de problemas que hoy aquejan al gobierno, los cuales parecen no tener salida y, para colmo, afectan a casi la totalidad del país. Dada la incompetencia manifiesta de nuestras autoridades, no estamos ante una hipótesis descabellada. Porque la evasión no se referiría sólo a las cuestiones inmediatas, como la inflación y el alza de los precios, que algunos chilenos les impedirá celebrar las fiestas patrias como corresponde. Sino que va más allá, y busca esconder los problemas de injusticia social que acoté en el primer párrafo, estos sí, ya parte de una idiosincrasia que no se puede modificar. En tal sentido: quién reclamará contra la prohibición hacia una actividad ejercida por humildes artesanos, que carecen de todo poder político, más todavía económico, y de la que, a fin de cuentas, se puede decir que no practica el grueso de los chilenos. Porque en estos tiempos, cuando una maternal mano femenina nos rige, debemos acordarnos de algo: las mujeres no suelen encumbrar volantines

martes, 2 de septiembre de 2008

Esa Querencia Llamada Chile

Hoy concluye "El Señor de la Querencia". Como en toda telenovela, el villano recibirá su castigo, mientras que los sufridos y angelicales héroes obtendrán, al final de la jornada, el premio de siempre: vivir felices por toda la eternidad. Así es la vida en el mundo de los culebrones, y por mucho que se intente recrear, incluso con prestensiones honestamente realistas, el Chile rural de 1920, el guion nunca cambia.

Probablemente, lo más interesante de esta historia no sea su contenido, sino el debate, mejor dicho la superflua alharaca, que generó. Hasta la ministra del SERNAM, Laura Albornoz, efectuó una suerte de reclamo oficial a través de la prensa, molesta por las interminables violaciones teatrales con las que el patrón de fundo encarnado por Julio Milostich, se imponía sobre sus inquilinas. Personalmente, antes de sus alegatos, yo desconocía el nombre de esta señora, así como muchos de mis lectores, creo, aún no saben que la sigla SERNAM significa Servicio Nacional de la Mujer. Parece que nuestras féminas aún no tienen o no se crean los espacios suficientes; de otro modo, la labor de su ministro no se reduciría a un ridículo e intrascendente intento de censura. A una relización dirigida, sobre encima, por otra mujer: María Eugenia Rencoret.

Pero no es ése el motivo de mi artículo. Muy por el contrario, lo que yo intento es una suerte de reflexión y una interrogante. Si una telenovela ambientada hace cien años ocasiona tal nivel de reacciones, ¿ qué quedará para una producción que contenga similares elementos críticos, pero que recree el Chile rural actual? No consideremos a "Hijos del Monte" de la misma Rencoret, porque ésa es una historia bucólica que, si bien se desarrolla en la época contemporánea, está contada con una intención de idealizar el campo, lo cual, en términos simples, significa recortar el pasado - un pasado tan mítico como inexistente, - para sentarlo sobre el presente, sin importar dónde se le haya instalado. Me refiero a una creación que se inserte en los problemas reales de nuestros campesinos, por ejemplo enfatizando la situación de abuso que viven los temporeros, sometidos a jornadas extenuantes, sueldos miserables y mínimas medidas de higiene y seguridad, tanto en el mismo lugar de trabajo como en su traslado a éste. O que muestre su realidad durante el invierno, cuando no hay faenas agrícolas y muchos de ellos pasan de cuatro a seis meses sin recibir ingresos. Creo que algo más que una desconocida e histérica ministro montaría en cólera: tendríamos a los empresarios del rubro yendo en bloque y diariamente al palacio presidencial exigiendo el retiro de esa producción de las pantallas, porque injuria al pequeño propietario, porque insta a los trabajadores a organizar huelgas, porque daña la imagen del país en el exterior... Y nuestra Presidente, que tendrá vulva pero no voz para responderle a los poderosos, de seguro les hará caso y puede que hasta mande a encarcelar al director o a algún creativo, como ya ocurrió, por cierto, con la documentalista Eliana Varela.

Y sin embargo, la situación de nuestros compatriotas rurales, al menos en términos de beneficios, no ha variado mucho. La única diferencia es que en vez de vivir en las haciendas ahora sólo van a trabajar a ellas, lo que puede ser mejor, igual o peor de acuerdo a las circunstancias. Si no los amarran de los pies en los árboles, les niegan las mascarillas para protegerse de los pesticidas, y si no los dejan encerrados por días en las pajizas, los despiden y los colocan en una lista negra. No menciono aquí el derecho de pernada porque aún se da en ciertas partes, rebautizado como seducción o como pago por servicios adicionales. No seamos ingenuos: un culebrón es un culebrón aquí y en el resto de América Latina, y por muy violento que sea, siempre narrará hechos de un tiempo remoto que, en el mejor de los casos, afortunadamente ya pasó. Aunque en un contexto distinto, igual se puede aplicar la sentencia: la realidad supera a la ficción

miércoles, 27 de agosto de 2008

Fiebre Chilena de los Setenta

No he visto Tony Manero. Tengo grandes deseos de hacerlo. Sin embargo, el filme de Pablo Larraín ha ganado tantos premios y ha inspirado tantos comentarios, que ya puedo hilvanar su trama. En todo caso, quisiera detenerme en un comentario de su realizador, extraído de una de las innumerables entrevistas que ha concedido. En él, señala que los setenta, especialmente después del golpe militar, es una década borrada en la memoria de los chilenos: que muchos la recuerdan como un tiempo de alta represión, extrema pobreza y escasez tanto de recursos como de oportunidades; sin embargo, más allá de esas consideraciones generales, nadie es capaz de mencionar un hecho específico que avale esas opiniones, pues se produce una suerte de bloqueo. Cuando lo escuché, a lo primero que atiné fue a compararlo con la experiencia que nos contaba una compañera de universidad, bastante más adulta que nosotros, y que era muy crítica del relato de los exiliados y quienes lucharon dentro del país por el retorno a la democracia, y que remataron, al menos estos últimos, en las cárceles de la DINA. Ella nos aseguraba que la gente común no tenía la más mínima idea de lo que estaba pasando, y por ende, jamás existió esa narración épica, llena de esfuerzos heroicos y colectivos, que hasta hoy la izquiera acepta y publicita como historia oficial.

Yo nací en 1974 y para el plebiscito recién entraba a la adolescencia. Por lo tanto, lo ocurrido en esos años sólo puedo conocerlo a través de fuentes indirectas. Pero existe una coincidencia y una coherencia entre las opiniones de Pablo Larraín y de Mireya Lagos - así se llamaba mi compañera- , que las torna complementarias y por lo mismo creíbles. Las dictaduras militares latinoamericanas tenían como ideología básica la desaparición, y eso incluye, además de las personas físicas, la cultura, la memoria, la felicidad y un largo etcétera. Y conste que no estoy repitiendo una metáfora barata de diputado. El miedo, mejor dicho el terror, en que el ciudadano pedestre estuvo sumido en aquella época, todavía lo hace temblar cuando se retrotrae a esos años: además de que no fue un tiempo feliz, y la mente humana tiende a encapsular los momentos nefastos. De hecho, es sintomático - esto también lo anotó Larraín- que los filmes que recrean el régimen de Pinochet están ambientados o inmediatamente después del golpe, o se pegan un salto a la década de los ochenta. ¿ Qué pasó entremedio? Bueno, "Julio Comienza en Julio", excelente trabajo, recrea los años 1920, y "A la Sombra del Sol" trata de un suceso policial ocurrido en pueblo del norte, allá por 1950.

Ahora, también podemos apelar a lo reducido del espacio, o los espacios, en ese entonces. Sólo existía una afirmación posible y obligatoria, y ya sabemos lo que ocurría con quienes siquiera se atrevían a cuestionarla. Dicha situación hacía imposible, más bien innecesaria, la permanencia, por ejemplo, de expresiones artísticas, por algo prácticamente nulas en ese tiempo. La literatura, la plástica, la música... que abundaban en Chile, también desaparecieron, y aún no las podemos recuperar completamente. Ni hablar del cine: el número de producciones que llevamos durante el 2008, supera con creces lo rodado en esos años. La única vía de esparcimiento era la televisión, lo cual ha transformado a algunos programas de la época en objetos de culto. Ahí es donde un representante del bajo pueblo, con conexiones en la delincuencia común, ve la posibilidad de surgir y de paso, hacerse famoso. Entonces, se presenta a un concurso de dobles de Tony Manero, personaje interpretado por John Travolta en "Fiebre de Sábado por la Noche", que en las salas locales se estrena, con enorme y a la vez fácil éxito, en 1978. Una sociedad perforada, antes que hueca, imposibilitada de canalizar sus propias inquietudes artísticas, a la que sólo le queda evadirse con un filme extranjero de sencilla comprensión e inmenso aparataje publicitario. No por nada los certámenes de dobles se tornaron populares en esa época, y los morenos, miserables y decrépitos sujetos que imitaban a los cantantes o actores extranjeros de moda, idearon toda clase de triquiñuelas para llamar lo más posible la atención. Como dato curioso, huelga decir que la mejor película de esos años, en cuanto a fresco de la época se refiere, es un documental titulado "El Charles Bronson Chileno" que describe el patético esfuerzo de un poblador por reproducir las maneras y manías de esa estrella de policiales de clase B. Les sugiero a mis lectores que busquen y vean ese filme, porque a diferencia del personaje que construye Alfredo Castro, trata de un hombre real, que entre paréntesis aún está vivo. Además, fue realizado por Carlos Flores, profesor de la Escuela Cine Chile, y por lo mismo, de Larraín.

A propósito, no es una mera anécdota que Pablo Larraín sea hijo de un senador derechista. Ellos dirigían el circo en los setenta, y como no tenían contrapeso, son quienes mejor pueden darnos una opinión a partir de su experiencia de vida. Sus contrincantes estaban fuera o siendo torturados en alguna prisión informal, y el grueso del público, honestamente no sabía y en el mejor de los casos no quería enterarse. Finalmente, el único registro accesible fue esa televisión intencionalmente vacía que consoló a las angustiadas y temerosas cabezas con, entre otras cosas, concursos de imitadores. Para recordar ese periodo, en vez de recrear un centro de detención de la DINA, debemos reconstruir esa serie de programas de la telebasura que, nos guste o no, han resultado ser el más fiel retrato de una época. Si no, nos sucederá lo que a otro Pablo: Perelman, que en "Imagen Latente" incluyó escena de tormento sufridas por una mujer, pero como recuerdos entrecortados en una historia que se desarrollaba en tiempo presente. Eso es la represión en los setenta: vagas remembranzas, muchas de ellas, aprendidas sólo después del leer libros testimoniales. La verdadera realidad está en la mentira: porque eso caracteriza a un pueblo regido por un gobierno militar

viernes, 22 de agosto de 2008

Que el Diablo Te Lleve, Carlos González

Conozco al ex obispo Carlos González Cruchaga. Pero no la cara bonachona que aparece en los medios de comunicación, donde se le muestra como un luchador por los derechos humanos y un benefactor social; sino la otra, la que permanece oculta, porque es la verdadera. Ésa que siempre tenía la expresión tensa, el ceño fruncido y la lengua siempre dispuesta a lanzar un insulto o una amenaza. En definitiva, el rostro de un sinvergüenza que llenó sus cuentas con el dinero que mes a mes le robaba a los modestos estudiantes de la Universidad Católica del Maule, empresa de fachada que creó para su propia conveniencia y la de sus amigotes, una turba de incompetentes que, de otra forma, se habrían muerto de hambre: una supuesta "casa de estudios superiores" carente de infraestructura, material bibliográfico y académicos decentes, que siempre ha estado por debajo incluso de sus pares chilenas, no precisamente ejemplares en lo que a centros de pensamiento se refiere.

Quienes están derramando lágrimas por el cáncer que aqueja a monseñor ( la peste también sufre enfermedades) sepan que la Universidad Católica del Maule
es una entidad que surgió a partir de unas oficinas que la PUC mantenía en la salida este de Talca, que en 1991 fueron traspasadas a la diócesis local y por lo tanto, encargadas al obispo en ejercicio para su administración. González, entonces, nombró un rector títere y comenzó a explotar lo que vio como una mina de oro. Aunque en sus primeros años fue benevolente, su astucia para los negocios, su avaricia o la combinación de ambas cosas lo reveló como el monstruo a quien, por miedo, muchos aún no se atreven a denunciar. Antes de 1994, las colegiaturas eran bajas; pero a partir de ese año, y ya con una buena cantidad de estudiantes, los precios se elevaron en forma geométrica, fuera de que en esa época debutó una exhorbitante matrícula, a la que se le dio el eufemístico nombre de "inscripción". Siendo una universidad del Consejo de Rectores, y por ende, receptora de la ayuda económica del Estado, lo alumnos nos encontrábamos con enormes dificultades en el ámbito monetario, y algunos tenían aportes crediticios de menos del diez por ciento. En paralelo, y para demostrar su fe católica, el prelado impuso el régimen de letras bancarias, con el posibilidad del embargo si el afectado se atrasaba siquiera un mes en su deuda. Desde luego, esto aumentó ostensiblemente la cantidad de recursos; pero las inversiones en el plantel eran, cuando no escasas, simplemente nulas. Muchos ni siquiera iban a pedir un libro a la biblioteca, porque había carreras completas que carecían de material. Dónde fueron a parar esos fondos es una pregunta que hasta ahora nos formulamos. Tenemos pruebas contundentes para sospechar, sí, que engordaron los bolsillos de González, del rector Roberto Montecinos ( un vago que después de ser descubierto intentó meterse en política), y de la montonera de matones que ambos nos echaban encima cada vez que reclamábamos legítimamente nuestros derechos, y entre quienes se encontraban profesores y becarios deportivos que pasaban borrachos y jamás asistían a clases, no obstante egresar con las máximas calificaciones.

Este hecho es común a todas las universidades católicas que dependen de los obispados locales. De hecho, en Temuco y Concepción esto ha sido y todavía es mucho peor. Pero el agravante de Talca, es que se trata de una ciudad menos cosmopolita, con pocas opciones de expresión, y donde la modorra social que caracteriza a aquellas zonas que se encuentran bajo la influencia de las sotanas, se deja sentir en el aire. Los dirigentes estudiantiles que pasaron por la federación, fueron permanente objeto de hostigamiento, víctimas de un obispo que los llamaba cada cierto tiempo a su despacho, sólo para decirles que los expulsaría de la universidad si continuaban representando a sus compañeros; y no olvidemos, en Chile, ningún lupanar de estudios superiores acepta a un estudiante que ha recibido tal clase de sanción. Pero además, les advertía que, en el futuro, les iba a bloquear todas sus posibilidades laborales, cuestión que no era un simple escupitajo, pues este siniestro individuo empleó sus tres décadas en que estuvo frente a la diócesis para, además de robar, tejer redes en torno a los círculos de poder, que en Talca, por otro lado, son muy reducidos y muy específicos. Todavía hay quienes tienen esta amenaza sobre su cabeza; cosa no menor, si se considera que en esta ciudad siempre ha imperado una mafia católica de la peor calaña, y que ha impulsado al propio González, como una muestra de su desfachatez y de su seguridad, a hablar de la misma forma en que lo hacía el padrino Vito Corleone.

Por ota parte, es hora de derribar el mito. Carlos González sólo empezó con los derechos humanos en 1981, al igual que todos los obispos de provincias. Como en esos años la PUC y otras instituciones eclesiásticas se dedicaron a instalar filiales de sus establecimientos educacionales, los caudillos locales vieron con estupor que se cernía una potencial amenaza a su poder. Sin embargo, como estas entidades eran de opinión favorable a la dictadura militar, no les fue difícil elaborar una estrategia de contrataque. Los Tomás González, Carlos Camus, Jorge Hourton, Fernando Ariztía, Raúl Silva Henríquez... no son más que caritas risueñas que, si no esconden la mayor de las hipocresías, sí tienen un vasto tejado de vidrio. Yo no celebré la muerte de Pinochet con champaña, porque el tirano se fue sin recibir un solo juicio por sus tropelías. Con el canceroso emérito va a ser peor: lo despedirán como el héroe que jamás fue, y ésta se transformará en la muestra más cabal del alma fascista de Chile. El único consuelo que nos queda es ver el alma podrida de González en la condenación eterna, donde ya se encuentra su líder espiritual Karol Wojtyla, además del jerarca a quien en público le lanzaba diatribas, pero que en privado le besaba, cuando no le lavaba, los pies

jueves, 21 de agosto de 2008

Veo Demonios Por Todas Partes

Como tanto otros, no conozco muchos datos sobre Josué Yrion, el pastor y predicador virtual que ha acusado a casi todo lo que nos rodea de ser inspirado por el diablo. Debido a que sus videos y sus opiniones circulan exclusivamente por internet, la posibilidad de una falsificación no resulta impensable. Sin embargo, en caso de que se trate de una persona real, la verdad me provocaría vergüenza decir que tengo un hermano como éste. No porque yo quiera mostrar una imagen racionalista y liberal del evangelismo ( después de todo, las fuerzas del averno existen), sino porque tendría a mi lado a alguien a quien el proceso de conversión sólo le sirvió para andar viendo demonios por todas partes, incluso donde no están; y por ende, que vive en un permanente estado de miedo e infelicidad, en circunstancias que el propio Jesús recalcó que el cristiano es un sujeto dichoso y seguro de sí mismo, aún en los momentos más adversos.

La tendencia a asegurar que todo aquello que está desde la puerta del templo hacia afuera es obra de Satanás, es, en las iglesias evangélicas, prácticamente tan antigua como la Reforma. Sin embargo, aumentó dramáticamente a partir de la década de 1960, coincidiendo con el auge de los movimientos pop. A algunos fieles no les gustó que ciertos grupos de jóvenes empezaran a criticar fuertemente la institucionalidad religiosa, que por esos años, se encontraba en absoluta decadencia. Entonces, se defendieron creando escándalos artificiales, los cuales iban destinados a desprestigiar a las instancias más exitosas de la llamada contracultura: los filmes de culto y las bandas de rock. Alguien señaló, supuestamente apoyado en estudios profundos ( no hechos en el marco de una investigación sistemática, sino revelados en una noche de "inspiración divina"), que la técnica del "backward masking", o mensajes al revés, era menos un recurso estético que una forma de introducir mensajes satánicos. Otro aseveró que los Kiss eran los chicos al servicio de Satanás, o que Pink Floyd quería que la humanidad derribara el muro que la separaba del infierno. Hubo "descubrimientos" asombrosos: álbumes que si uno los escuchaba, le iban a traer como consecuencia una posesión demoniaca, o lo iban a convertir en un asesino que mataría a su padre y violaría a su madre. Curiosamente, y como anoté más arriba, estas sospechas -mejor habría que decir certezas- cayeron sobre las bandas más populares. Así, por ejemplo, nunca he escuchado este tipo de referencias hacia un grupo como Yes o Jethro Tull, siendo que tienen determinadas letras que bien pueden entrar en esta conspiración diabólica. Tengo dos tesis al respecto: o estos investigadores tienen nulo conocimiento acerca de la música popular ( lo cual es probable, dado su condición de asustadizos), o los mueve un pecado capital: la envidia, un hecho que a la postre resulta mucho más réprobo.

En la actualidad, dichas bandas ya están consolidadas y volver a referirse a ellas resulta majadero y redundante. Pero están Mattel, Disney, y otras empresas para niños que han ganado mucho dinero, el que no pudieron haber generado merced a su habilidad para los negocios ( siendo que el tío Walt, por ejemplo, la tenía, incluso al nivel de la falta de escrúpulos). No, tiene que estar alguien más involucrado: un ser sobrenatural que claramente, ya que de otro modo no es interesante, no puede ser nuestro dios. Me parece que ahí está la motivación de Yrion: un mero afán de protagonismo. El mismo que movió a aquel sacerdote católico que acusó a la canción "Aserejé" de fomentar la herejía. La verdad es que a estos engendros musicales y empresariales se les puede atacar por otros flancos: los mismos que, finalmente, harían caer al pastor y sus diatribas. En tal sentido, yo le podría pedir a mis hermanos evangélicos que no se pongan a la altura de lo que desean corregir. Si quieren que esa caterva de músicos malsanos y directores libertinos vuelvan al redil, comiencen a emplear las tácticas propias del amor cristiano, ése que los reverendos de la década de 1960 no tenían, y que les significó ser tan duramente vilipendiados.

Y de paso, estudien siquiera un poco de música popular. O de arte en general. Si son cristianos felices y seguros ( en definitiva cristianos auténticos), no les provocará ningún daño. A propósito, me ha tocado entrar a las casas de muchos hermanos que, para no contaminarse y a la vez dar una muestra de que no son sectarios, mantienen una buena cantidad de discos de música clásica. Bien por ellos: tienen excelente gusto. Pero también podrían estar alojando al diablo en sus hogares. En algunas estanterías, he encontrado piezas como "Noche en el Monte Calvo" de Mussorgsky, que narra las tropelías de Shairnobov, un demonio ruso que se aparece en las noches de San Juan. También me he topado con la "La Traviata", incluso con quienes recitan su famoso brindis, un tema que llama a beber alcohol a destajo ( "bebamos, bebamos hasta que amanezca: gritemos salud hasta quedar botados en el suelo")... Y en fin: cosas como la que hizo el pentecostal papá de Christell Rodríguez, o el bueno de Jimmy Swaggart ( que odiaba a los músicos de rock cristianos), son mucho más satánicas que un ingenuo " compasión por el diablo" o un molestoso "no queremos educación"