jueves, 21 de agosto de 2008

Veo Demonios Por Todas Partes

Como tanto otros, no conozco muchos datos sobre Josué Yrion, el pastor y predicador virtual que ha acusado a casi todo lo que nos rodea de ser inspirado por el diablo. Debido a que sus videos y sus opiniones circulan exclusivamente por internet, la posibilidad de una falsificación no resulta impensable. Sin embargo, en caso de que se trate de una persona real, la verdad me provocaría vergüenza decir que tengo un hermano como éste. No porque yo quiera mostrar una imagen racionalista y liberal del evangelismo ( después de todo, las fuerzas del averno existen), sino porque tendría a mi lado a alguien a quien el proceso de conversión sólo le sirvió para andar viendo demonios por todas partes, incluso donde no están; y por ende, que vive en un permanente estado de miedo e infelicidad, en circunstancias que el propio Jesús recalcó que el cristiano es un sujeto dichoso y seguro de sí mismo, aún en los momentos más adversos.

La tendencia a asegurar que todo aquello que está desde la puerta del templo hacia afuera es obra de Satanás, es, en las iglesias evangélicas, prácticamente tan antigua como la Reforma. Sin embargo, aumentó dramáticamente a partir de la década de 1960, coincidiendo con el auge de los movimientos pop. A algunos fieles no les gustó que ciertos grupos de jóvenes empezaran a criticar fuertemente la institucionalidad religiosa, que por esos años, se encontraba en absoluta decadencia. Entonces, se defendieron creando escándalos artificiales, los cuales iban destinados a desprestigiar a las instancias más exitosas de la llamada contracultura: los filmes de culto y las bandas de rock. Alguien señaló, supuestamente apoyado en estudios profundos ( no hechos en el marco de una investigación sistemática, sino revelados en una noche de "inspiración divina"), que la técnica del "backward masking", o mensajes al revés, era menos un recurso estético que una forma de introducir mensajes satánicos. Otro aseveró que los Kiss eran los chicos al servicio de Satanás, o que Pink Floyd quería que la humanidad derribara el muro que la separaba del infierno. Hubo "descubrimientos" asombrosos: álbumes que si uno los escuchaba, le iban a traer como consecuencia una posesión demoniaca, o lo iban a convertir en un asesino que mataría a su padre y violaría a su madre. Curiosamente, y como anoté más arriba, estas sospechas -mejor habría que decir certezas- cayeron sobre las bandas más populares. Así, por ejemplo, nunca he escuchado este tipo de referencias hacia un grupo como Yes o Jethro Tull, siendo que tienen determinadas letras que bien pueden entrar en esta conspiración diabólica. Tengo dos tesis al respecto: o estos investigadores tienen nulo conocimiento acerca de la música popular ( lo cual es probable, dado su condición de asustadizos), o los mueve un pecado capital: la envidia, un hecho que a la postre resulta mucho más réprobo.

En la actualidad, dichas bandas ya están consolidadas y volver a referirse a ellas resulta majadero y redundante. Pero están Mattel, Disney, y otras empresas para niños que han ganado mucho dinero, el que no pudieron haber generado merced a su habilidad para los negocios ( siendo que el tío Walt, por ejemplo, la tenía, incluso al nivel de la falta de escrúpulos). No, tiene que estar alguien más involucrado: un ser sobrenatural que claramente, ya que de otro modo no es interesante, no puede ser nuestro dios. Me parece que ahí está la motivación de Yrion: un mero afán de protagonismo. El mismo que movió a aquel sacerdote católico que acusó a la canción "Aserejé" de fomentar la herejía. La verdad es que a estos engendros musicales y empresariales se les puede atacar por otros flancos: los mismos que, finalmente, harían caer al pastor y sus diatribas. En tal sentido, yo le podría pedir a mis hermanos evangélicos que no se pongan a la altura de lo que desean corregir. Si quieren que esa caterva de músicos malsanos y directores libertinos vuelvan al redil, comiencen a emplear las tácticas propias del amor cristiano, ése que los reverendos de la década de 1960 no tenían, y que les significó ser tan duramente vilipendiados.

Y de paso, estudien siquiera un poco de música popular. O de arte en general. Si son cristianos felices y seguros ( en definitiva cristianos auténticos), no les provocará ningún daño. A propósito, me ha tocado entrar a las casas de muchos hermanos que, para no contaminarse y a la vez dar una muestra de que no son sectarios, mantienen una buena cantidad de discos de música clásica. Bien por ellos: tienen excelente gusto. Pero también podrían estar alojando al diablo en sus hogares. En algunas estanterías, he encontrado piezas como "Noche en el Monte Calvo" de Mussorgsky, que narra las tropelías de Shairnobov, un demonio ruso que se aparece en las noches de San Juan. También me he topado con la "La Traviata", incluso con quienes recitan su famoso brindis, un tema que llama a beber alcohol a destajo ( "bebamos, bebamos hasta que amanezca: gritemos salud hasta quedar botados en el suelo")... Y en fin: cosas como la que hizo el pentecostal papá de Christell Rodríguez, o el bueno de Jimmy Swaggart ( que odiaba a los músicos de rock cristianos), son mucho más satánicas que un ingenuo " compasión por el diablo" o un molestoso "no queremos educación"

No hay comentarios: