miércoles, 29 de abril de 2009

El Virus de la Desinformación

¿ Alguien me puede explicar qué se entiende por "influenza porcina"? Mejor dicho, alguien nos puede explicar, porque dudo que mis lectores realmente sepan de qué se trata el término. Al menos en los informativos, la enfermedad apareció de repente, el sábado por la tarde, y los lectores de noticias estaban tan asustados que con su sólo temor nos dieron a entender que estábamos al borde de un apocalipsis. Nadie entrega un dato concreto: todos gritan, desesperados, advertencias incoherentes, que por lo mismo nos impulsan a formar parte del miedo. Pero ninguno se atreve a dar el paso adelante y proporcionar datos concretos de lo que está sucediendo. Y en la histeria colectiva se incluyen, especialmente, quienes tienen la responsabilidad de colocar las cosas en su lugar: periodistas, autoridades, médicos, científicos. Unos dicen que se viene una pandemia histórica - que aquí debe leerse como "catastrófica"-; otros, que lo mejor es mantener la calma. Pero los bandos no se ponen de acuerdo, lo cual, en la opinión pública, aumenta la angustia.

Por otro lado, las noticias provenientes de México, donde se originó esta gripe, indican que el primer caso patológico se dio hace un mes y medio en Oaxaca, y de ahí se propagó hacia la capital. Y en el intertanto, parece que la autoridad sanitaria, y por ende la política, o minimizó el problema, o simplemente lo ocultó. Porque, para cuando la enfermedad llegó al D.F., había adquirido una virulencia que hoy tiene a la población en vilo, encerrada la mayor parte del tiempo en sus casas, o saliendo a la calle sólo a lo estrictamente necesario, con la cara cubierta con mascarillas. Las causas, en todo caso, parecen justificarlo: existen más de dos mil sospechosos de haber contraído el mal, y de las cientocuarenta muertes que a la fecha se han producido por complicaciones respiratorias, en unas cincuenta se ha confirmado que es debido a este agente. Datos suficientes para que la histeria se expanda con mucha mayor rapidez que la propia peste, repitiendo esa imagen de los ciudadanos temerosos y enmascarados en varias partes del mundo, como en Chile, donde no se ha comprobado ningún caso y es relativamente difícil que la situación se revierta en el corto plazo; pero donde ya observamos gente corriendo a los ya precarizados hospitales y consultorios públicos, pidiendo ser examinados por lo que, finalmente, es un simple resfrío.

Pero, volviendo al planteamiento inicial del párrafo anterior, ya en México existen vocen que atribuyen al descuido de los encargados tanto la extensión de esta gripe como su repentina y mortal violencia. Argumentos contundentes hay: todos sabemos que los virus mutan a veces en espacios muy cortos de tiempo, y que esto, entre otros factores, puede verse estimulado por la ausencia de una barrera sanitaria importante. Ya algunos señalan que esto debió haber ocurrido en el país azteca; de otro modo, no se explicaría por qué se han registrado tantos contagiados y tantas víctimas sólo en la capital mexicana, siendo que en otros lugares las cifras, en ambos ítemes, siguen siendo marginales. Otro factor interesante es que Ciudad de México es una urbe con más de veinte millones de habitantes, y en un territorio superpoblado, una enfermedad de rápida propagación hace de las suyas. De nuevo, falló el sistema inmunológico del cuerpo social, es decir, la red sanitaria, en especial dentro del ámbito de la prevención. Sin embargo, ahora que la epidemia es un hecho, sólo queda huir despavorido hacia ninguna parte. Ni siquiera cabe refugiarse en los templos, porque al menos en el D.F., fueron cerrados por la emergencia.

Entonces, el "ya es tarde para lamentaciones", se transforma en un blindaje para la impunidad. Ahora estamos todos preocupados de nuestro miedo, y de confesarnos antes que la amenaza del fin del mundo nos arrastre. En cierto sentido, y admitiendo el tono de humor negro, este virus se asemeja a sus homónimos que infectan los computadores y destruyen o debilitan la información almacenada en los computadores. En este caso, la mutación entre el agente original, la desidia y el desinterés de las autoridades, o peor, el interés mezquino, ha derivado en una enfermedad imparable. Y el diablo, encarnado en un empresario farmacéutico, sonríe en las sombras.

miércoles, 22 de abril de 2009

Aerolíneas Incienso

Nuestros canales de televisión, como es su costumbre, se han escandalizado al unísono con un nuevo y peligroso hallazgo, que como suele ocurrir en estos casos, ya tenía una buena raigambre en la cultura nacional. Se trata de un adictivo sintético, sucedáneo de la marihuana, pero cuyo potencial es cuatro veces mayor, lo que repercute en los efectos que produce en el organismo, considerando tanto los deseables como los colaterales. La gracia es que, demostrando las costumbres que existen en este país, se vende en tiendas convencionales con el eufemístico nombre de incienso, lo cual le ha dado una válvula de escape al morbo que siempre llevan los investigadores periodísticos, y que como casi siempre, le ha reportado resultados positivos. Porque sus chillones reportajes han obtenido alta sintonía y además, han logrado mover a las autoridades del rubro en aras de una nueva prohibición, que se suma a la extensa lista de las que afectan a los estupefacientes.

Prohibición con la cual, en todo caso, estoy de acuerdo. Si se ha de consumir alguna droga -reduciendo el uso de esta palabra al conjunto de sustancias que un cierto grupo de la sociedad considera ilícitas-, que sea hierba natural y sin aditivos, porque los químicos sí que pueden dañar al cuerpo. Pero analicemos el caso punto por punto. Los reporteros alegan que incluso en Holanda, donde el cáñamo y otras plantas son legales, esta sustancia de laboratorio está proscrita. Misma línea que han seguido países donde el consumo de marihuana es tolerado o al menos, no se considera la figura del micro traficante, como Alemania o Francia. Sin embrago en Chile, donde el canabinol está colocado en la lista de máxima peligrosidad, una amenaza que lo cuadruplica en ese mismo ítem circula como un inofensivo y relajante aromático. Y muchos se preguntan por qué acontece esto, y dan palos de ciego contra el gobierno y las instituciones encargadas del tema. Ignoran que la respuesta se halla más cerca de lo que creen. Porque ha sido la propia actitud del ente público, prolija a la hora de restringir, pero incapaz de anteponer la verdad científica por delante de sus motivaciones, la cual ha dado pie a ironías como ésta. Todos sabemos que con la criminalización no se soluciona ningún problema. Pero, si a eso le agregamos la imposición por ley de la testarudez estúpida, entonces es momento de volver a casa y dejar que bocazas vocifere solo. Y eso es lo que ocurre hoy, con un gobierno empecinado en calificar a la canabis como droga de máximo riesgo, cuando todos y todos le dicen lo contrario, apoyados en buenas fuentes.

Por otra parte, cuando se instala una prohibición, y más cuando las consecuencias de transgredirla son altamente perjudiciales para el infractor, el asustado pero a la vez insatisfecho indiviuo siempre va a recurrir a un sucedáneo. Así pasó, por ejemplo, cuando hacia 1990 se le quitaron los solventes volátiles al neoprén, que hacían estragos en niños hambrientos y pobres que no tenían dinero para adquirir sustancias de mejor calidad. Dicho cambio no vino acompañado por un programa de rehabilitación, menos por uno que los ayudara a salir de su situción social, por lo que las crisis de angustia permanecieron a la espera de un evasor que las calmase. Y a poco andar, tal solución se encontró en el tolueno, que tenía componentes similares, y era más destructivo. Se exigió eliminar entonces, del mencionado tolueno los ingredientes que lo volvieron repentinamente atractivo, de nuevo sin programas de recuperación anexos. Y la respuesta de los muchachos fue comprar bencina, un descubrimiento, desde luego, porque así ocurre con todos los sucedáneos, más dañino. De vez en cuando, nos enteramos de casos de jóvenes que fallecen por aspirar gas licuado o humo de carbón. Ante personas urgidas a ese punto, que un estupefaciente cuatroscientos por ciento superior a la marihuana, en los aspectos que causan terror hacia la planta, se venda como incienso, es sólo parte del paisaje del país, y de su tradición hipócrita.

Por cierto, que en este cinismo entran también los sicólogos que asesoran al ejecutivo alentado las prohibiciones con información amañada, cuando no derechamente falsa, presentada con la solemnidad de alguien que pasa por intelectual y se hace llamar científico. Ellos mismos, para sacar a un paciente del "flagelo de la droga", lo tratan con medicamentos de alto poder adictivo y que en ciertos casos, también funcionan como alucinógenos. Y ellos están conscientes de tales efectos, y por lo mismo prescriben tales fármacos, de nuevo en condición de sucedáneos. Porque todos sabemos que el término droga engloba a cualquier sustancia ajena al organismo que una vez ingerida, provoca cambios en la personalidad no controlados por el huésped. De ese modo, toda clase de remedios son droga. Y también saben de ello ciertas personas que buscan curar su desazón, consigo mismos y con el poder político, recurriendo a jarabes, benzodiazepinas o antidepresivos, que se venden con receta médica retenida, pero que un farmacéutico corrupto -y ya nos enteramos que sobran- les entrega como si fuese una botella en un bar, ya sea en su negocio o en el mercado negro.

miércoles, 15 de abril de 2009

Coyotes en la Red

Como gran admirador del trabajo de Tex Avery y los animadores históricos de la Warner Bros., desde luego que no me pareció muy gracioso el video subido por estos días a Youtube, donde el Coyote atrapa al Correcaminos, para luego pisotearlo de manera furibunda y finalmente, cocinarlo mediante una explosión con dinamita. Pero en todo caso, no es para perseguir con antorchas a su diseñador. La producción de marras no es más que un esperpento elaborado por alguien que, si alguna vez vio esa animación, no entendió su mensaje en lo más mínimo. Además fue sobrepuesta sobre un filme real que no es difícil descubrir. Quien cometió esta aberración, de seguro es un sujeto ocioso que buscaba ser conocido, deseo que en internet se puede satisfacer sin moverse de la casa. Y en conceder tal anhelo, Youtube es de los sitios que llevan la delantera.

Sin embargo, tal atrevimiento da motivo para reafirmar una sentencia que de seguro permanecerá inalterable hasta el fin de los tiempos: el Coyote nunca atrapará al Correcaminos. No porque lo contrario quede reducido a insípidos plagios que sólo podrían encontrar difusión en la red, ni porque los herederos de los creadores así quieran celosamente conservarlo. Es porque la estructura de la caricatura está planteada de ese modo, y cualquier alteración, por más mínima que fuese, atentaría de modo grave contra su naturaleza estética. Pues, si bien en la animación americana clásica hay innumerables historias de persecuciones, en las cuales siempre o casi siempre termina ganando el más pequeño y al parecer más débil, merced al supuesto uso del ingenio por encima de la fuerza bruta, en este caso dicho conflicto es extremado al nivel del paroxismo. En cualquier otro dibujo, pongamos por ejemplo, Tom y Jerry, Tweety y Silvestre, Bugs Bunny y Daffy Duck ( pato Lucas para los amigos), la perspectiva se centra de manera alternada entre ambos contendientes, cuando no derechamente en el perseguido; pero siempre desviando aunque sea por un instante la atención hacia su cazador. Pero en el Correcaminos, la mirada se concentra exclusivamente en el persegidor, en este caso el Coyote, lo que influye definitivamente en el público, que se identifica con el irremediable fracasado. En ninguna otra serie, tanto las mencionadas en este párrafo como las demás, sucede tal simbiosis. Es más: salvo en la obertura de los filmes, el Coyote jamás emplea fuerza bruta, y se vale curiosamente de su ingenio ( algunas de sus trampas son respetables obras de ingeniería) para intentar lo que siempre le resulta esquivo. Sus fallos son consecuencia única de su infortunio, que por eso, por provenir de la suerte, resulta inexplicable. Es el fatídico destino tan bien retratado en la tragedia griega, que por sus características asombrosas, sólo puede provenir de una mano superior y sobrenatural. En el caso del teatro helénico, una vida trazada desde la cuna a la tumba por los dioses; en éste, por el cerebro de los dibujantes y los guionistas.

Si uno ve cualquier otro dibujo animado, notará que siempre hay una pelea física, donde el predador actúa con desesperación ante un objetivo menos corpulento, pero que resulta sorpresivamente más listo que él. El Coyote es, en cambio, pausado, reflexivo, racionalmente calculador. Cuando es derrotado, no hace sino resignarse, lo cual queda muy bien mostrado en los gestos que con sus ojos expresa hacia la cámara. Eso lo llena de perseverancia y lo empuja a intentarlo de nuevo, aunque el siguiente truco vuelva a derivar en un rotundo fracaso. Por lo mismo, no tiene cabida la opción de atrapar al Correcaminos para, porque eso es lo que insinúa la caricatura, comérselo. Quien ve estas secuencias, lo relaciona casi de inmediato con el vagabundo, el obrero o el pobre diablo que siempre está buscando salir de su miseria, pero que nunca consigue. Una lección de vida que obliga a la narración a retornar eternamente a su punto de inicio, ya que está concebido como un cuento de nunca acabar.

Hay que señalar que el video de Youtube no es original. Ya el canal Cartoon Network había presentado un minúsculo entremés donde el Coyote agarraba al Correcaminos y luego lo amarraba en un palo de asado. Pero no fue más que una continuidad publicitaria, de treinta segundos de duración. Nunca una película con la intención de darle punto final a la serie. Una buena alternativa, en todo caso, para quienes sienten angustia al ver la incontable cantidad de golpes que recibe el canino, es desarrollar un largometraje, ya que no podría ser en otra duración, donde el Coyote efectivamente se halle en una posición inmejorable para cocinar a su presa; pero que, recordando todo lo que pasó, sintiendo remordimiento y al fin, sospechando que este acontecimiento puede ser más absurdo, ilógico e incomprensible que los anteriores, termine abandonando su conducta de manera definitiva, y haga las paces con su objeto de deseo. Así sucedió en varias ocasiones con Tom y Jerry, incluso durante sus inicios, cuando gato y ratón se ponían de acuerdo para superar un enemigo común. Pero creo que, aunque fuera una superproducción anunciada con gran pompa, tras el éxito inicial, pasaría al baúl de los olvidos. O sería recordada como un bochorno estrepitoso, similar a los que sufre nuestro protagonista en sus infinitos intentos por atrapar a su querida y a la vez odiada ave.

lunes, 13 de abril de 2009

Corín Tellado o La Necedad de Eros

Corín Tellado, la vaca sagrada de la novela rosa, falleció, ironías de la vida, en Sábado Santo. Lo bueno es que ella no resucitará. Y es de esperar que, con su deceso, descienda al pozo del olvido toda la subliteratura erotómana que escribió. No será tarea fácil, ya que este poetiso feminoide se dedicó durante toda su vida a sembrar mala hierba. Y dicen que ésa nunca muere.

En una de sus últimas entrevistas, esta seudo escritora se hinchaba de orgullo al afirmar que le había enseñado a soñar a las mujeres, en particular a las de España, para las que compuso relatos en plena dictadura de Franco. A renglón seguido, confiesa, cobardemente, que no ambientó sus novelas en la península ibérica sino en California, por temor a ser bloqueada por la censura. Un truco comercial que ella presenta como una salida ingeniosa propia de la mente femenina, lo cual el entrevistador asiente, considerando que se encuentra frente a una anciana venerada con quien ya no es posible entrar en polémica. La verdad es que es imposible analizar a la Tellado sin entenderla como un fruto que sólo podía brotar bajo la tiranía del Generalísimo, y su paradigma, si es que así se le puede llamar, autoritario y moralizante donde únicamente quedaba espacio para la patria y la iglesia católica. El apagón intelectual que caracteriza a esta clase de regímenes ( aún cuando en esos años, existieran en espacios para la difusión artística), unido al aislamiento experimentado por España, a veces buscado por el gobierno, y en otras ocasiones, impuesto por la comunidad internacional como castigo, es capaz de embobar a la gente y hacer que se conforme con poco, incluso con un sucedáneo estético. Y esta complacencia afectó mayormente a las mujeres, que debido a las características del franquismo y las costumbres ancestrales de la mojigata España, se vieron bastante más restringidas. Por lo que no tardaron en rendirse ante novelones que narraban las desdichas de bellas jóvenes que sufrían por el desamor ( palabra que algunas, equivocadamente, leen como "machismo"), pero que a la vuelta de página encontraban al príncipe viril que satisfacía hasta sus más ocultas pasiones - y no me refiero solamente al plano sexual-, para finalmente desposarlas y llevárselas a una mansión de ensueño, muy cerca de Hollywood. Qué más se podía esperar, si habían crecido en un sistema donde sus únicas aspiraciones debían ser el matrimonio y la maternidad ojalá abundante; y desconocían otra forma de vida. Y los muchachones que se adueñaron de su ser, eran obreros sudorosos de bajos salarios cuya preocupación casi exclusiva era el mantenimiento económico de la casa, que era cualquier cosa menos un palacio acogedor, porque en esos tiempos era muy difícil surgir.

De España estas narraciones se expandieron por el mundo y sirvieron de motivación a otras bobaliconas que, con el hecho de leerlas a escondidas en los baños de su colegio de monjas, creían que habían flanqueado la barrera y se encontraban en los vastos y divertidos dominios de la rebeldía. Todas se sintieron en la cima de la transgresión y se quedaron ahí. Y se casaron, tuvieron hijos y siguieron soñando despiertas, imaginando estar en un cuento de hadas. Porque Corín Tellado las ayudó a soñar pero no a pensar. Más bien, la ensoñación sustituyó al uso correcto del cerebro. Porque en estricto rigor, esta avalancha de erotomanía es el equivalente al chico púber que se masturba con los calendarios que incluyen fotografías de modelos desnudas en su reverso. Un comportamiento que también se desarrolla a puertas cerradas. Con la diferencia que el otro es aceptado socialmente, tal vez por esa idea de que la mujer es más delicada, más sensible: lo que significa que es más igonorante y más tonta. O que ya no adquirió la capacidad de comprender a Anaís Nin, a Simone de Beauvoir o a Gabriela Mistral, escritoras que sí dignifican al género.

Necia cosa es Eros, decía el estudiante de "El Ruiseñor y la Rosa", ese estupendo cuento de Oscar Wilde. Y es la estulticia el personaje principal de los novelones no sólo de Corín Tellado, sino también de la caterva de discípulas que le han seguido, las cuales se niegan a reconocerla como madre. Me refiero a los esperpentos como Isabel Allende, Laura Esquivel o Marcela Serrano, que más encima tienen la desfachatez de presentarse como literatas refinadas e ideológicamnete comprometidas. La española aportó su granito de arena a la liberación femenina, al parecer. Sin embargo, mi recomendación para las mujeres es ésta: que escudriñen los viejos y polvorientos anaqueles donde se guardan los libros de verdad, y de una vez por todas se pongan realmente a leer. Dejen de esperar a Eros, que a fin de cuentas su flecha no atraviesa el corazón, sino el cerebro.

viernes, 10 de abril de 2009

El Morbo del Embarazo Adolescente

Leí un reportaje en el semanario de "The Clinic" cuya autora, Carla Celis, se sorprendía hasta el nivel del escándalo y la indignación, con el ambiguo estatus social que hoy tienen las madres adolescentes. Desde que se impide expulsar a estas muchachas por sus deslices, dicha condición ha dejado de ser un estigma negativo, para transformarse, paulatina y peligrosamente, en una garantía de superioridad y aprecio: muchas chicas ven en la preñez prematura una posibilidad de ser aceptadas y hasta veneradas en su núcleo de amigos. Naturalmente, esto es una desembocadura de varias causas: carencia afectiva, ausencia de educación sexual, conductas irresponsables propias de la edad, mayor protección por parte del Estado... todas cosas detalladas en el mentado artículo.

Hay que decirle a Carlas Celis que, más allá del aporte informativo que entrega su trabajo, sin embargo no descubrió la pólvora. La maternidad adolescente es un problema ancestral y transversal en América Latina, y de él no se salva ni el más acaudalado de los estratos sociales. Desde que las familias coloniales casaban a sus hijas antes de los quince años ( no olvidemos que en Chile, aún se puede desposar a una mujer a los trece años) con prominentes herederos que a veces las doblaban en edad, mientras las jóvenes pobres estaban obligadas a entregarse al primer gañán que las codiciara, como garantía de resguardo, hemos tenido situaciones de primogénitos cuyas progenitoras los han dado a luz antes siquiera de entrar a la pubertad. Sin contar los innumerables casos de incesto entre padre e hija, que forman parte de la cultura del continente, y guardan relación con la lealtad y la obediencia hacia los mayores. En 1996, me correspondió realizar mi seminario de síntesis pedagógica, precisamente abordando, con un grupo de compañeros, la cuestión del embarazo adolescente. Ahí, ingenuamente también nos sorprendimos al constatar cómo las chiquillas parturientas, después de la reprimenda y el castigo iniciales, eran finalmente acogidas y hasta mimadas en su entorno familiar, sobre todo en los hogares más pobres. Tener un nuevo vástago era visto como una bendición, aunque significara otra boca que alimentar, abierta, más encima, desde la deshonra.

La situación es muy sencilla: las adolescentes se embarazan porque en su círculo más cercano son infinitamente más valoradas, y eso se debe a una mentalidad, por desgracia, arraigada en el ámbito popular. Eso ha ocurrido siempre. Ahora, el hecho puntual de los últimos años, es que estos incidentes han aumentado de manera exponencial. Y una de las causas es que las chicas gorditas han venido a sumar un nuevo protector: el Estado, lo cual en todo caso es bueno. Pero es necesario detenerse en el resto de los detonantes descritos por la investigación periodística que a su vez ha motivado la redacción de esta columna, especialmente en aquel que habla de la falta de educación sexual y de la intromisión de la iglesia católica en la orientación de los estudiantes secundarios. Porque, también es preciso anotarlo, el aumento del embarazo adolescente, y de los niños en los hogares de escasos recursos, se da en una época en que en Chile disminuyen drásticamente el crecimiento demográfico y la cantidad de nacimientos. Y precisamente, cuando más los curas llaman, con una actitud imperativa, a los chilenos a engendrar más y más hijos, pues no hacerlo vendría a ser un pecado. Entonces, los grupos etáreos que debido a su insolvencia económica y a su alto nivel de riesgo son los menos aptos a la hora de criar bebés, son quienes están regulando la explosión demográfica en el país, y a su vez, devolviéndole la sonrisa a nuestros guardianaes de la moral. En consecuencia, hay que cuidar esos vientres, dejando de proporcionarles los métodos que los vuelven improductivos. Aunque los niños resultantes sean personas sin futuro, que en un lugar de un aporte serán un estorbo para la sociedad.

Desafortunadamente, este gobierno ha sido ciego y, amparado en una suerte de maternidad social, en realidad muestra su incapacidad de pararse frente a los obispos y decirles que la iglesia católica está separada del Estado desde hace ya varias décadas. Ha entregado abundantes prebendas a las mujeres embarazadas y/o con hijos, pero para las que no desean tenerlos ( que las hay y es excelente que así suceda) no existe por ejemplo un subsidio de anticonceptivos. No mencionemos la cuchufleta de la píldora del día después, porque eso al final se convirtió en un instrumento de propaganda política y los que apoyaron su distribución siempre estuvieron conscientes de ello. Además que es un método bastante inseguro, con un margen de error de hasta el cinco por ciento, por menos del uno de un anticoncepcional convencional. Nuestra presidente les habla suavemente a las madres pobres, las acaricia a ellas y a sus bebés; pero no comprende que la familia numerosa es uno de los frutos más amargos de la pobreza y la desigualdad social.

sábado, 4 de abril de 2009

La Golfa Pérsica

En la reciente cumbre de países sudamericanos y del Medio Oriente, ocurrió un incidente que la prensa nacional interpretó como una mera anécdota, sin medir las consecuencias que puede acarrear. Nuestra oblonga y ahora mal informada presidente, fue corregida por el gobernante de uno de los países árabes invitados a la cita, respecto a la nominación "golfo pérsico", que ella usó repetidas veces en su discurso de bienvenida. Allá, prefieren la referencia "golfo arábigo", pues la otra es de origen occidental y fue acuñada en la época en que todo ese sector era una inmensa colonia británica, por lo que su mención, en esa zona, retrotrae a su historia más oscura, y se torna una ofensa.

Debo confesar que, hasta que se publicó la noticia, yo tampoco sabía de esta sutileza. Sin embargo, mi caso y el de varios de mis lectores es muy distinto a quien dirije un gobierno y por lo mismo guía las riendas de un país. Primero, un mandatario está rodeado de asesores, se supone, preparados y duchos sobre todo en aquellas cosas que el jefe de Estado no domina. En tal sentido, no entiendo cómo no hubo alguien con los conocimientos suficientes, que le indicara a Bachelet que un cierto término es inadecuado y su pronunciación puede significar, lo quiera ella o no, un reacción airada de su interlocutor. Más aún, cuando Chile tiene relaciones a nivel de embajada con varios países de la región. Nadie se dio el tiempo de preguntarle a un diplomático con experiencia en la zona, y como contrapartida, ninguno se acercó a los miembros del ejecutivo, para prevenir un eventual entuerto. Y lo peor es que esto no se soluciona con sonrisas ni sonrojamientos de cara, como nos quieren hacer creer en la televisión. Se trata de una mujer que disgustó a varios mandamases de religión musulmana, en cuyos territorios, en mayor o menor medida, campea el islamismo más radical, el mismo que considera a las féminas como humanos de segunda clase. Me rebatirán que se trató de un error involuntario, pero aquí la disculpa sólo agrava la falta. No vamos a creer ingenuamente, que el extremismo mahometano acepta que las mujeres tienen un mínimo de neuronas, y especialmente después de este embrollo.

Lo que sucedió en esta cumbre fue una muestra de irresponsabilidad, no de Bachelet, sino del gobierno chileno en su conjunto. Y la desidia arrastró, como siempre, a nuestra rastrera prensa. Al parecer, nadie se atrevió a tocar a una presidente que aparece con más del sesenta por ciento de apoyo en las encuestas, pese a que dichos sondeos son radiografías del momento, completamente descartables a la hora de proyectar a futuro. También hay que agradecerle a Hugo Chávez, quien criticó a la mandataria por otra cumbre, que se efectuó en Chile hace unas semanas atrás, y que reunió a varios gobernantes "progresistas", entre los que se contaban los representantes de Inglaterra y Estados Unidos, misteriosamente convertidos en enemigos enconados e irracionales del venezolano. La respuesta "enérgica" de nuestras autoridades, ocupó todo el espacio de los medios de comunicación y por un instante nos hizo sentir que aún nos quedaba un poco de dignidad y soberanía. Sin embargo, cabe señalar que Chávez obró sabiendo lo que hacía y en concordancia con sus principios, algo que se espera en un líder, toda vez que lo suyo fue una mera protesta y no un regaño tan fuerte. Mientras que el bochorno vivido con el regente árabe pasó a segundo plano y terminó como un chiste de sobremesa. El problema es que ya son tantos los motivos que Bachelet da para reírse de ella, que el humor resulta repetitivo y aburrido, y nadie le presta atención ahora a torpezas que deben ser tratadas con la más celosa seriedad.

Hay un aspecto que ni siquiera ha sido mencionado. Con metidas de pata de este calibre, nuestra mandataria se está poniendo a nivel de George W. Bush o de Sarah Palin, portadores de esa ignorancia supina que provoca una extraña mezcla de indignación y vergüenza ajena. Algo con lo que no se nace, sino que se adquiere a través de la vida, menos por buscar intencionalmente la estupidez, que por omisión. Es la conducta de quien se arremolina y se acomoda en la sombra del padre, porque sabe que ahí lo tiene todo y no requiere de hacer el más mínimo esfuerzo. El problema es que esta característica, por su sola definición, es antónima de las personas "progresistas". Por lo que, aparentemente, la cumbre realizada en Chile llevaba un nombre que más bien era un mentiroso eslogan propagandístico. Justamente, lo que acotó Hugo Chávez en su tan vapuleada intervención.