jueves, 27 de diciembre de 2012

El Mar de Falsas Universidades

Finalmente el gobierno decidió dar una muestra de autoridad, o al menos aparentar que la da, y a través del Ministerio de Educación fue decretado el cierre de la Universidad del Mar, el plantel que siempre fue mostrado como la cara más visible del escándalo de las acreditaciones, hecho además englobado en los múltiples problemas acerca de la calidad de enseñanza que experimenta el sistema chileno, y que ya no se hace necesario ni siquiera mencionar. Resultó bastante fácil cargar con una entidad cuyo nicho estudiantil -y comercial- eran jóvenes de baja extracción social, provenientes de colegios públicos y que de acuerdo a los parámetros evaluadores de nuestras entidades de educación superior -que son cualquier cosa excepto los óptimos- jamás debieron ir más allá de la secundaria. Más todavía si el servilismo de los medios masivos de comunicación contribuyó a crear el clima propicio.

A partir de los mediados de la década de 1990, cuando el nuevo liberalismo económico se desató con mayor fuerza dentro de la sociedad chilena, las inmobiliarias, aquellos esperpentos seudo universitarios creados gracias a las reformas implantadas en 1981, siguieron dos caminos muy definidos. Por un lado, se encontraban las entidades que continuaron centrando sus actividades de captación entre los jóvenes de estratos altos que no lograron superar las pruebas de ingreso exigidas por los miembros del cartel de las veinticinco que responde al nombre de Consejo de Rectores. En dicho predicamento se quedaron Los Andes, Gabriela Mistral o Del Desarrollo. Pero por otro, un puñado de dueños de estas entidades tuvo un olfato dotado de la suficiente agudeza para notar que había una gran posibilidad de ganar dinero atrayendo a muchachos de sectores medios y bajos, quienes por diversas circunstancias -alto costo de los aranceles, evaluaciones diseñadas de espaldas a su realidad- empezaron a quedar excluidos de manera sistemática del club antes mencionado. Esta actitud fue tomada, entre otras, por Autónoma de Chile, Santo Tomás y la hoy vapuleada del Mar, favorecidas por las nuevas instancias de acceso al financiamiento que forzaban a los chicos a endeudarse de forma vitalicia con la finalidad de costear sus carreras, pero que a esas instituciones sólo les acarreaban beneficios. Al medio quedó Andrés Bello, mientras que un número reducido -Diego Portales, Arcis, Academia- permaneció en una situación de espectador independiente.

Lo curioso es que el recién descubierto bochorno de las acreditaciones, si bien involucra a la totalidad de las "universidades" chilenas -las inmobiliarias especialmente, pero en menor medida también las del cartel- ha dejado caer sus consecuencias sólo en aquellos planteles que han amasado su fortuna en base a la cacería de jóvenes de escasos recursos. Que es cierto, consiguieron expandirse mediante un afán de lucro que raya en lo mafioso. Más encima que la propia naturaleza de su crecimiento y de su orientación comercial (se vieron obligadas a instalar filiales en diversas ciudades para atraer la mayor cantidad de estudiantes posible, anexos que para los efectos legales contaban como establecimientos diferentes) hacía imprescindible acudir a prácticas corruptas para conseguir las anheladas aprobaciones. Sin embargo, como siempre ocurre en el país el hilo se corta por el flanco más débil. Los estudiantes de la del Mar se encuentran en el aire, sin saber si podrán continuar o no sus carreras, y pese a todo tienen que seguir pagando los compromisos monetarios adquiridos. Mientras los dueños y responsables de la inmobiliaria, si bien fueron sometidos a juicio y algunos permanecen en prisión preventiva, no han sufrido el embargo de sus bienes ni de sus cuentas. Parece que su condición social ha incentivado las decisiones recién tomadas por las autoridades, quienes no se atreverían siquiera a investigar a un establecimiento cuyo nicho sean alumnos de estratos altos. De hecho ningún medio de comunicación ni funcionario encargado ha pronunciado palabra respecto de otras entidades, aunque se da por sentado que varias forman parte de los negocios turbios (incluso algunos han salido de modo tímido a la luz, como lo acaecido con la Uniacc).

Los estudiantes de la "universidad" del Mar no sólo exigen contar con la certeza de que podrán terminar sus carreras, sino que demandan hacerlo en un plantel del Consejo de Rectores. Los aludidos, como era de esperarse, de inmediato han cerrado toda posibilidad a tal iniciativa, arguyendo lo de siempre: que no aceptan alumnos provenientes de establecimientos que consideran de inferior calidad, que a sus instituciones se entra mediante un proceso riguroso (qué va: siempre cabe el llamado "ingreso especial" que en muchas ocasiones sirve a propósito poco claros) y un largo etcétera de clichés. Cuando por una cuestión ética les corresponde admitir a estos muchachos; pues ellos, con sus determinaciones de estilo clasista y discriminador, los impulsaron a firmar acuerdos con estos esperpentos que en cualquier caso no se encuentran tan abajo de los integrantes de su cartel. Están conscientes que el excluirlos significa el primer paso hacia la eliminación de una forma de competencia, como ya antes lo consiguieron con las escuelas normales y los liceos técnicos. El lucro es un círculo vicioso que sólo se debe romper cuando conviene.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Nos Vemos el Veintidós

¿Por qué un escrito cualquiera que según ciertos intérpretes antojadizos vaticina el fin del mundo en una fecha determinada, llama tanto la atención al extremo que un porcentaje considerable de la humanidad se sienta a esperar el supuesto apocalipsis que vendrá? Quizá debido a la conjunción de varios factores, que se han topado de manera fortuita pero que han provocado un ruido al hacer impacto capaz de lograr que un buen número de ciudadanos pedestres se paralice por un instante para voltear la mirada. Está la coyuntura económica, con una crisis financiera global que se extiende ya por cinco años y pareciera no tener fin. A eso hay que el carácter exótico de la teoría de marras, de origen maya, una civilización amerindia que alcanzó un enorme desarrollo pero respecto de la cual no manejamos información contundente. Y por supuesto, al extremo final de la fila se pueden ubicar a los mismos crédulos de semejantes especulaciones, personas faltas de un mínimo nivel de educación, al menos en estos temas, y que por ende se tornan susceptibles de ser influenciadas por cualquier líder carismático que posea buena labia y habilidad para unificar términos que guardan escasa o nula conexión entre sí, al punto de dotarlos de una aparente coherencia.

Sería interesante detenerse en el asunto de los indígenas mayas. Un pueblo originario americano que alcanzó un importante esplendor político, social y económico en el centro y el sur de México. Pero que mucho antes de la llegada de los españoles había perdido su hegemonía, aunque no desaparecido por completo (de hecho sobreviven muchos de sus representantes hoy), siendo su población sometida por unos parientes, los aztecas. Buena parte de sus descubrimientos fueron impulsados por su casta sacerdotal, que gobernaba con mano de hierro al resto de los ciudadanos, y en que en algún momento de la historia fueron diezmados por una epidemia, justamente la principal causa del colapso de su estructura, puesto que al quedarse sin sus dirigentes, los integrantes de la turba multa, que ni siquiera pensaban en tomar decisiones por sí solos y desde luego jamás habían sido instruidos en el arte de mandar (incluso en términos del auto gobierno), simplemente abandonaron un estilo de vida al cual se habían sometido por un asunto de inercia, pero que probablemente no comprendían ni se interesaban en entender, porque no contaban con la preparación suficiente o arriesgaban la integridad física en aquello.

Es esa cuota de enigma la que los vuelve atractivos. Aparte del exotismo.  Se trata de una civilización que se diluyó antes del arribo de los españoles y que por ende no conoció el contacto directo con los europeos, al contrario de lo acontecido con los aztecas e incas. Agreguemos que no desarrollaron un sistema de escritura complejo (en realidad ninguna tribu amerindia lo hizo) más allá de los pictogramas, donde entre otras cosas se encuentran las supuestas anotaciones apocalípticas que tanto furor y tanta histeria colectiva han ocasionado, y hemos elaborado un misterio que clama a gritos ser descifrado. Y ya que en estos asuntos no sólo participan científicos y paleontólgos, sino que también ciertos aficionados que se presentan como iluminados y cuyo exclusivo campo de acción es la seudociencia, la fórmula que permite crear temores infundados está lista para ser aplicada. La elucubración respecto del fin del mundo maya no es más que una consecuencia de la fascinación por lo desconocido. Fenómeno aumentado por las mismas características del supuesto oráculo, redactado -si así se puede llamar- en condiciones muy rudimentarias, circunstancia que dificulta aún más el descifrado y la correcta interpretación. Porque la otra, que es abundante, claramente no se puede tomar en serio al ser imposible constatar su veracidad.

Más allá del respeto que se merecen las culturas amerindias -en el marco del desprecio al que han sido sometidas por varios siglos-, todas las cosas se deben evaluar en su justa medida. Lo que incluye a los mayas y su desarrollo social e intelectual. Mal que mal estamos hablando de un pueblo que, a despecho de sus importantes descubrimientos astronómicos -en una época en que Europa no dejaba aún la astrología- creía que el cielo era sostenido por los árboles y que la noche se producía porque el Sol era tragado por un espíritu maligno. Asunto este último que era aprovechado por los sacerdotes para a través de la vía del temor religioso -como en la gran mayoría de nuestros vilipendiados cultos abrahámicos- mantener su autoridad y el sistema de castas que los favorecía. El hecho de ser un pueblo que por motivos aún no explicados del todo haya perdido su supremacía, unido al sistemático exterminio de las civilizaciones amerindias desaparecidas o vigentes- de parte de colonizadores y criollos, ha provocado en los colectivos de gente un sentimiento de conmiseración, que se adjunta con la re valorización de lo precolombino. Pero atención: hombres buenos y malos ha habido en todas partes.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

A La Caza de los Perros Salvajes

El Ministerio de Agricultura ha emitido una ordenanza en la cual se permite la cacería, es decir la eliminación con escopeta en mano, de quienes en ese mismo escrito se denominan "perros salvajes", en realidad canes abandonados que deambulan por las diversas zonas rurales del país. Asimismo, ha liberado la cuota de exterminio de dos especies introducidas: el castor y el visón, que están generando estragos ecológicos en las regiones más australes. E incluso se está evaluando aumentar la matanza de guanacos, autóctonos en el norte chileno, pero que se encuentran en una situación de sobre población. Un conjunto de medidas que ya están impulsando a las organizaciones de defensa de los derechos de los animales, a elevar reclamos e interponer acciones legales.

Vamos por partes. Estamos de acuerdo en que existe, por lo menos, una polémica de orden semántico en cuanto a la expresión "perros salvajes", situación inexistente en la naturaleza ya que por definición los canes son animales domésticos, al tratarse en realidad de una subespecie derivada del lobo. Ni siquiera los dingos se merecerían este calificativo, pues han sido sometidos por algunas etnias de aborígenes australianos. El término correcto sería "asilvestrados", que podría emplearse de manera exclusiva para los ejemplares que deambulan por los territorios campestres, en contraste con los "callejeros" que pululan en las zonas urbanas. En este contexto, son válidos los alegatos de quienes advierten que la repartición gubernamental está buscando un subterfugio lingüístico con el propósito de evadir la legislación vigente, que impide o en el mejor de los casos coloca una serie de trabas a la eliminación de los perros vagos bajo la excusa del maltrato animal. De hecho la idea es crear un anillo de seguridad en torno al ganado que de tarde en tarde es diezmado por los ataques de las bestias abandonadas. Una motivación práctica que por cierto es una de las circunstancias en las cuales está admitida la cacería.

No obstante cabe formular una reflexión. ¿Es justo que en aras de la defensa de un animal que en un determinado estado de supervivencia, provoca más mal que bien, debamos aguantar incluso el sufrimiento de otros animales? Al respecto cabe recordar que las jaurías de perros no se limitan a atacar para comer, sino que matan de manera indiscriminada incluso a especies que no les sirven de alimento. Y en ese contexto no sólo se ven afectadas las vacas, las ovejas y las aves de corral, sino que también los humanos que viven en pequeños asentamientos o en el campo. Al respecto, cabe señalar el caso de la localidad de Sierra Gorda, donde abundan los canes vagos provenientes de Calama, dejados allí por dueños inescrupulosos o que al descubrir a sus pares han decidido también asentarse en el lugar. Los lugareños ya no pueden salir a la calle por el temor a que una de esas fieras lo agreda, y de hecho han ocasionado la muerte de varios niños. En resumen, viven encerrados en sus casas de la misma forma que los habitantes de las grandes ciudades que padecen un miedo irracional a la delincuencia. Y conste que a ellos no les va a favorecer la nueva normativa pues se sitúan en la Región de Antofagasta, y el permiso se restringe desde Coquimbo hacia el sur. Como se trata del desierto no se puede recurrir a la excusa de la protección a la agricultura y la ganadería, quedando la potencial eliminación de esas bestias bajo la sospecha del mencionado maltrato. Por ende, los integrantes de aquella aldea, que de seguro más de alguno mantiene una mascota canina, deben continuar evitando el riesgo reduciendo su calidad de vida.

Los amos que abandonan a las mascotas que ya no quieren están conscientes de que no serán eliminadas y de que alguien, aun contra su voluntad, deberá hacerse cargo de ellas, incluso como carne para mordiscos. Conocen las restricciones puestas por la ley de maltrato animal y actúan de forma metódica, seguros de que sus perros continuarán existiendo en un lugar y en unas condiciones que ya no les causarán preocupación. Si dichas proscripciones fueran ablandadas, tengan por hecho de que la cantidad de canes echados a la calle disminuiría drásticamente. Por otra parte, y retomando el asunto del castor y el visón que habíamos dejado de lado, que gentes que no viven en los lugares donde estas bestias efectúan estragos protesten por su erradicación, es un asunto de una ignorancia supina que ni siquiera merece ser comentado, ya que se trata de ejemplares exóticos que están destruyendo el equilibrio ecológico de un determinado hábitat, amenazando a las especies autóctonas. Y en el caso de los guanacos: no olvidar que la vinchuca, siendo un insecto ancestral del norte y centro norte de Chile, empero fue erradicada del país con el propósito de disminuir el contagio de la enfermedad de Chagas. A veces la mejor forma de conservar la naturaleza es la eliminación, como ocurre con la poda de las plantas, donde se cortan los tallos más débiles para que el conjunto adquiera más reciedumbre.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

La Utilidad de la Universidad

Los recientes casos de corrupción en los cuales han estado involucradas autoridades de diversas "universidades" criollas, sumado a la pérdida de importancia social de las lecciones impartidas en los planteles, fenómeno que se da en paralelo al auge sostenido en la consideración positiva que experimentan las llamadas carreras técnicas: son fenómenos que llevan a algunos a plantearse objeciones respecto del orden jerárquico tradicional en el que se suelen ubicar los diversos estamentos de la enseñanza superior. Así, muchos ven a las antiguas "instituciones de estudios generales" como organismos que van rumbo a la obsolescencia; y siendo honestos, existe una buena cantidad de señales que favorece ese tipo de argumentos.

Veamos. Una de las obligaciones más fundamentales a la cual están llamadas las universidades a nivel mundial, al punto de que constituye una de las condiciones más esenciales de su existencia, es la conservación y el almacenamiento de conocimientos, ya sea para simplemente legarlos a las siguientes generaciones, o bien con la finalidad de emplearlos en un posterior proceso de investigación, actividad que por cierto se suele efectuar al interior mismo de los planteles. En atención a dicho mandato, durante siglos estas instituciones fueron la albacea de importantes hallazgos científicos e intelectuales que de no estar bajo su protección quizás se hubiesen perdido. Muchas de estas casas de estudios guardaron en sus bibliotecas y archivos textos únicos que en ciertos casos resultaban claves para entender un determinado acontecimiento. Y su preponderancia en estos aspectos era tal, que muchos artistas, filósofos o físicos que no trabajaron al alero de alguna de ellas al final acababan entregando sus obras pues era la forma más segura de preservarlas. No por nada se ganaron el apodo de "templos del saber".

Sin embargo, la aparición de nuevas tecnologías, como internet, empezó a dar una interesante cuenta de toda esa erudicción. A través del computador hoy se puede acceder a información que hasta sólo un par de décadas estaba disponible de manera casi exclusiva en las aulas o las bibliotecas universitarias, y no precisamente por el interés de los planteles en difundir este material (la mayoría lo hace mal o simplemente no lo hace, dedicando sus respectivas páginas a promover sus carreras y entregar listas de celebridades que estudiaron en su seno), sino a través de bitácoras creadas por profesores, alumnos, fundaciones u organizaciones no gubernamentales interesados en una mayor difusión de ciertos contenidos, quienes prácticamente siempre abren sitios a título personal. Quien escribe estas líneas puede dar testimonio acerca de la excelente calidad de estas iniciativas: muchos portales de filosofía, personalmente, me han servido a la hora de actualizar conocimientos y recordar algunos que comenzaban a olvidarse. Incluso, una enciclopedia como Wikipedia, con todas las objeciones que se le puede hacer, es capaz de entregar datos acerca de un cierto tema de manera contundente y concisa a la vez, al mismo nivel que un académico universitario. Por lo cual, ya no sería necesario siquiera solicitar libros en los anaqueles de la institución.

La pregunta entonces es: ¿están las universidades tomando nota de estos fenómenos? Todo parece indicar, tanto en Chile como en el resto del mundo, que no. Aún se hallan anquilosadas en sus prácticas más tradicionales, e incluso hay académicos que intentan colocar un muro, recurriendo incluso a las sanciones disciplinarias, entre sus alumnos y las nuevas tecnologías, arguyendo que internet constituye una reducción vulgar y banal del conocimiento acumulado, y que quienes están al interior de un plantel deben ceñirse a los mecanismos correctos que además purifican la mente de formas de aprendizaje heteredoxas, más propias de la calle que del aula. Es ahí donde reside su anacronismo. Que además esconde situaciones aún más preocupantes. Al perder su condición de "templos del saber", estas instituciones quedan reducidas a meras vendedoras y expendedoras de títulos. A los cuales sólo pueden acceder los que tienen un mayor ingreso económico, pese a que los demás son capaces de llegar a manejar más y mejor información. Esta situación se está dando a nivel global, donde muchas organizaciones han abolido la gratuidad universal y están forzando a sus alumnos a buscar financiamiento, todo ello con la reciprocidad de las autoridades políticas. De continuar las cosas así, nos veremos rodeados de estructuras mediocres destinadas a proteger a las clases más pudientes y asegurarles obreros baratos, aunque tales obreros estén mejor preparados, simplemente porque en la informalidad hay mayor calidad. Esa parece ser, por desgracia, la futura utilidad de la universidad, si es que no la ha sido desde su origen

jueves, 22 de noviembre de 2012

Más Allá De Un Conflicto Histórico

Entre los cohetes lanzados por Hamas desde la Franja de Gaza hacia ciudades israelíes, y la respuesta tan contundente como irracional del gobierno hebreo, es penoso notar cómo dos organizaciones de extrema derecha, con el objetivo de conseguir ganancias insignificantes, pulverizan barrios enteros y exponen a sus partidarios, los mismos que luego dicen proteger, a bombardeos violentos y ataques mortales. En fin: si a los pocos días se justifican ante una comunidad internacional que se ve incapaz de proponer una solución pacífica y duradera, inhibida por el alcance histórico de los dos pueblos que participan en este conflicto.

Y la verdad es que ambas son bandas abyectas que hace rato deberían haber sido desarticuladas si se les aplican los estándares universales utilizados para definir no sólo el terrorismo, sino la restricción de libertades y el impedimento de la democracia y el desarrollo. De un lado, el ya mencionado Hamas, una entidad creada en 1981, cuando ya los palestinos habían sufrido bastantes pérdidas territoriales y la OLP, el movimiento fundado por Yasser Arafat, por lo menos había despertado la casi total sensibilidad mundial respecto de las penurias de su pueblo -lo que no era fácil, pues frente a los ojos de Occidente se debía demostrar que una importante fracción de las autoridades de la nación judía, a sólo cuarenta años de concluido el Holocausto se había transformado de víctima en agresor, y no en términos de la venganza bíblica-. Y que si bien desde siempre tuvo un programa político, éste jamás dejó de ser acompañado por una vena religiosa integrista, al estilo de iniciativas como la Moral Majority o el Tea Party en Estados Unidos, los nacionalistas católicos irlandeses de los partidos Fianna o la UDI en Chile. Es, en definitiva, una de esas agrupaciones denominadas "confesionales", que se valen de supuestos mandatos divinos para justificar sus procedimientos, los cuales por lo general están reñidos no sólo con la ética y el derecho universales, sino a veces con preceptos de su propio credo. Que no se quedan en el atentado armado contra todo lo que consideran enemigo, sino que luego tratan de imponer normas estrictas, en especial en el campo de la moral personal, llegando a inmiscuirse en la vida privada tanto de sus fieles más incondicionales como de sus simpatizantes ocasionales.

Por otra parte, el Likud, la colectividad política israelí que distorsionó el sionismo -que pese a las críticas que se le pueden formular, es el responsable de los kibutz y mohav- hasta tornarlo un simple fascismo acomodado a la historia del pueblo hebreo, el que por cierto no se merece esta clase de grupúsculos. Surgido como una pandilla de asaltantes de caminos -al igual que su idolatrado David, el rey tirano, violador y abusador en general de mujeres a quien el mismo Señor condenó por sus atrocidades- que jamás conoció los horrores de la Shoah, pues sus fundadores o ya vivían en el Medio Oriente cuando el ascenso del nazismo, o escaparon poco antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial. Cuyos primeros actos en la tierra de Canaán fueron la concreción de atentados dirigidos hacia las autoridades británicas que mantenían la zona como una colonia, y quienes recién hacia la década de 1980, curiosamente coincidiendo con el nacimiento de Hamas, empezaron a adquirir protagonismo en la política israelí, merced a discursos incendiarios, populistas y enmarcados en lo que se denomina las campañas del terror, como las que grupos conservadores occidentales realizan respecto de la delincuencia y los movimientos juveniles alternativos. Es decir, cuando la supervivencia y la consolidación del Estado judío eran cosas más que confirmadas -gracias a los sucesivas legislaturas socialdemócratas que tuvo el país- aparecieron como los salvadores y los enviados divinos dispuestos a acabar con las fuerzas malignas a las que sus adversarios habían sido incapaces de aniquilar.

Ya lo he dicho antes y lo continuaré sosteniendo: la paz definitiva para Israel pasa por la creación de un Estado palestino libre y sin condiciones. Pero dicha nación debe ser capaz de mantener a raya a organizaciones integristas como Hamas, que si bien no es Al Qaeda -incluso han hecho todo lo posible por distanciarse de la organización de Bin Laden, al punto que hoy son uno de los escasos movimientos guerrilleros de orientación o de influencia islámica que no tienen vínculo alguno con la base establecida en Afganistán-, sí equivale a una amalgama de iniciativas confesionales occidentales que no precisamente son agradables. Pueden hacerlo pues los habitantes de este futuro país cuentan con un gran número de personas instruidas y una serie de estructuras democráticas imposibles en otras zonas de mahometanos. Lo cual también ocurre en territorio hebreo. Sin embargo, mientras ambas partes le entreguen sus decisiones a hordas de chovinistas e integristas religiosos y políticos seguiremos escuchando sirenas y hablando de tarde en tarde acerca de bombardeos y lanzamientos de cohetes.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Siervo de un Dios Violador

Si yo estoy en medio de un foro, y por esas casualidades de la vida porto una pistola cargada; y a un tipo se le ocurre decir que una mujer que ha sufrido un embarazo debe resignarse y alegrarse porque ésa es la voluntad de Dios, pues no lo pienso dos veces: en el acto acallo al malnacido dándole un tiro en la cabeza. No sólo por la enorme blasfemia que significa argüir que un ser en principio bueno es capaz de tolerar un acto tan deleznable como el abuso sexual, propio de los genocidios, los gobiernos tiránicos y los lugares donde el poderoso usufructúa del débil a su antojo y con total impunidad. Sino porque en estas palabras existe un manifiesto desprecio hacia las víctimas, lo cual aumenta la humillación padecida por éstas, que por cierto es bastante abismal.

Por fortuna, el congresista norteamericano que cometió este desatino al calor de un debate sobre el aborto se verá obligado a magullar dichas declaraciones en su hogar, pues perdió la reelección. Allí será consolado por una esposa fiel que de seguro piensa igual que él, no tanto porque comparta de manera consciente sus convicciones o los dos hayan sido formados en un ambiente conservador y de respeto a los valores tradicionales, sino debido a que así lo asegura su hombre, y a ella le corresponde callar y hacer eco de lo que afirme el guía familiar, que por algo ha pasado por un cargo público. Sin embargo, el hecho de que en esta ocasión fuesen los votantes quienes obraron de la manera correcta -no siempre ocurre así- en caso alguno debe derivar en una amnesia absoluta respecto del incidente. Ya que se trata de mucho más que la simple necedad de un reaccionario incapaz de observar, siquiera otear, más allá de su propia parcela. Puesto que junto a él existe todo un ejército dispuesto a imponer tales ideas, si no con argumentos sólidos, en su defecto a través de la presión política, económica, social, religiosa y por qué no agregarlo, militar, justamente porque cuentan con los mecanismos para ejercer tal predicamento. Y el hecho de que haya retrocedido algunos ápices no significa que esté reducida a la insignificancia ni menos que se halle en vías de extinción. Si en el futuro se dan las circunstancias, es probable que recupere su reciedumbre e incluso se haga más agresiva de lo que ha sido hasta ahora. Por lo demás es un fenómeno que se ha tornado constante en la historia de Estados Unidos.

Lo que se precisa es extraer lecciones de estos infortunios, con la finalidad de que no se repitan. Hay que dejar en claro que una declaración como la emitida por este ahora ex parlamentario constituye un pensamiento errado en la lógica del cristianismo. Para empezar, porque ofende -y por consiguiente ahuyenta- a prácticamente la mitad de la población, que pertenece al género femenino. Luego, porque se estipula que Dios intenta difundir su mensaje -amor y misericordia- mediante un acto tan aberrante como la violación. Lo cual redunda en una combinación de factores y en un inevitable círculo vicioso. De una parte no se le habla a las mujeres en la forma que ordena Cristo: acogedora, capaz de colocarse en la piel del otro, ausente de insultos y agresiones físicas o verbales. Y enseguida, se les inculca una doctrina que es falsa, alentando su alejamiento de la palabra de vida gracias  una sentencia que no es correcta pero que es dicha como si lo fuera y para colmo por alguien que posee un cierto grado de autoridad -terrenal y espiritual-. En definitiva, no puedo ni debo seguir el camino porque va contra mí y mi mismo ser, al admitir la presencia de los abusadores sexuales como garantía de divulgación y comprensión del evangelio.

Como ya se indicó, este parlamentario se pronunció al calor de un debate sobre el aborto. No es su postura sobre el particular lo que está en objeción aquí (más allá de los casos terapéuticos o de violación el aborto no debiera ser permitido), sino el modo en que se movió con el propósito de defender su postura, lo cual da a entender que carecía de argumentos contundentes. Pues, si lo que se busca es que la ciudadanía tome conciencia respecto de la interrupción del embarazo, ¿qué se saca en provecho insultando a las mujeres, más encima involucrando al Señor como cómplice de un delito tan execrable? Es como quienes pretenden llamar la atención sobre las agresiones de Israel hacia los palestinos acudiendo a la muletilla del antisemitismo. Sólo ocasionan eso que los mismos generales de ejército estadounidenses denominan "daño colateral", que a veces perjudica a un potencial defensor de la causa. Uno no es quien para juzgar las intenciones de este congresista, pero está claro que cometió un pecado y debe rendir cuentas. Ya lo hizo ante el pueblo, sin embargo aún le falta Dios.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

El Otro Lucro Universitario

En medio de los análisis que concluyen que en Chile sobran profesionales universitarios y faltan técnicos, muchas autoridades felicitan a determinadas integrantes del Consejo de Rectores debido a que han decidido crear centros especializados, anexos a sus facultades más reconocibles, donde preparar este tipo de diplomados. Se tratará de recintos independientes -lo cual en la práctica significará que no tendrán contacto con el resto de los educandos- pero que contarán con el respaldo de su casa matriz, lo cual quedará testificado en un rincón del título o de los comprobantes que les entregarán a los alumnos tras cancelar la mensualidad. Allí entrarán los jóvenes de menores recursos que no alcanzaron la puntuación mínima ponderada o que no cuenten con el suficiente poder pecuniario para costear una carrera netamente superior. Incluso quienes tengan la suficiente habilidad y ánimo para cursarla, junto a quienes estará un sicólogo cuya tarea será mediatizar sus expectativas y ajustarlo a su realidad social, so pena de ser exonerado de esta instancia y todas las demás.

Cabe señalar que esta conducta no es nueva. Ni de parte de las "universidades" que forman parte del cartel de las veinticinco como de las inmobiliarias. De hecho, del primer grupo se puede citar al DUOC, antigua repartición de la Pontificia Católica -la más cara del país- y del segundo al Santo Tomás, dependiente del plantel homónimo. Sin embargo, en cualquier otra parte del mundo esta práctica sería vista con extrañeza e incredulidad. Pues, y atendiendo a la lógica de la educación, en el resto de las naciones la enseñanza técnico profesional es responsabilidad prácticamente exclusiva de los establecimientos secundarios, teniendo los superiores una tarea de asesoría o de intermediación entre ambos estamentos que garantice la capacidad de los egresados de ambos de comunicarse entre sí en su futura vida laboral, cuestión que es necesaria para que funcionen los dos engranajes en una relación de mutualidad y que uno no se sienta inferior o en una testera infranqueable frente al otro. Es decir, los rectores y los académicos no intervienen en un proceso que no les incumbe, entrando en escena sólo una vez que se ha efectuado el licenciamiento, con el fin de asegurarles a los titulados que no serán mirados con desprecio por sus similares universitarios, puesto que éstos no tienen valor alguno ante la ausencia de ellos.

En cambio, en Chile nos hallamos frente a un gran número de instituciones que se dicen universidades, que aprovechando los vacíos legales y sociales se apropian de un segmento educativo que no les pertenece, pero que les permitiría ingresar dineros extras a sus arcas, ya engordadas debido a los altos aranceles que cobran y a sus lazos de amistad con los más pudientes. Llevando, además, a miles de jóvenes a un ambiente donde serán considerados alumnos de segunda clase, dándoles la falsa sensación de conformar un plantel de enseñanza superior. A los muchachos se les impide desarrollarse en los secundarios, se les alarga de manera artificial su periodo de instrucción -a la media se le añade un estamento que aparenta ser profesional- y se les coloca frente a los "ganadores" lo cual acaba redundando en comparaciones odiosas. Si los rectores y académicos realmente se preocuparan por los chicos en lugar del lucro, entonces, como se acostumbra en el resto del mundo, acudirían a los liceos, pero no para remplazar a los profesores que diariamente efectúan un esfuerzo más que destacado allí -como varios pretenden valiéndose de ciertas reformas legales-, sino para contribuir de manera desinteresada a acortar la brecha que existe entre ambas locaciones, mediante charlas de asistencia voluntaria y actividades extra programáticas.

Pero todos sabemos que estos personajes detestan a los establecimientos primarios y secundarios y se sienten sobre un aura excepcional en el patético panorama de la educación chilena. Desde luego que mediante el subterfugio de que nos hallamos en presencia de recintos mediocres, argumentan que ellos son los únicos capaces de proveer las herramientas necesarias para una aceptable formación técnico profesional. Así consiguen un nuevo y suculento fajo de billetes que, de seguirse con el modelo que se usa en cualquier otro país, no sólo jamás verían sino que además los obligaría a desprenderse de una parte del tiempo y el dinero que ganan a raudales. Una iniciativa novedosa para mantener la segregación de alumnos de primera y de segunda clase, más sutil porque al fin y al cabo la gran mayoría recibe educación e incluso hasta pueden resultar ser vecinos. Que no obstante, sólo acabará creado una tercera clase de jóvenes: aquellos que por su situación económica ni siquiera podrán acceder a esta instancia técnico profesional, pues ya sabemos que nuestras "universidades" nunca dan algo gratis, sólo lo rebajan de precio en beneficio propio.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Siempre Listo... Para Abusar

Hace unos cuantos días, debido a una orden judicial emanada de un tribunal de Orgeon, fueron dados a conocer los que la prensa ya ha tildado como "los documentos de la perversión": archivos nunca antes revelados de los boy scouts norteamericanos, donde están registradas más de mil doscientas acusaciones de pedofilia contra diversos jefes y monitores del movimiento. Para quien se maneja en la estructura interna de esta organización tal noticia no debiera constituir un hecho alarmante, puesto que el escultismo estadounidense elabora esas fichas prácticamente desde el mismo momento de su fundación, como forma de evitar que los pervertidos sexuales caigan en sus filas. Incluso, los papeles salidos a la luz pública no constituyen la totalidad de los casos expuestos a lo largo de la historia de la entidad. Lo que despierta mayor interés, en cambio, es averiguar los nombres de los denunciados, entre quienes se contarían personeros muy conspicuos de la sociedad gringa, como empresarios, políticos influyentes, profesionales destacados o... sacerdotes y pastores evangélicos.

Uno de los pilares fundamentales del movimiento de exploradores, desde su origen en las islas británicas, ha sido el inculcar en los niños y adolescentes que ingresan a su seno una espiritualidad que combina responsabilidad social con sentimiento religioso, bajo la manida premisa de "crear hombres y mujeres de bien" en el sentido pedagógico y moderadamente conservador que implica aquel enunciado. Para que tal manera de proceder pueda ser llevada a efecto, y a la vez consolidar el afán de expansión que tuvo desde sus inicios, la organización se vio obligada a adaptar sus paradigmas a la realidad de cada país al cual llegaba, en especial lo relacionado con el credo predominante. De ese modo, consiguió que Chile, un lugar de histórica tradición católica, fuese el segundo lugar en el cual se instaló la entidad, aún cuando sus orígenes en el Reino Unido están vinculados a las iglesias evangélicas. Más aún: en el último tiempo se han constituido filiales en las naciones musulmanas, a pesar del supuesto choque que existe entre esta fe y los denominados valores cristianos occidentales, y al hecho de que en tales zonas no se permita la participación de mujeres en los campamentos. Sin embargo, y a pesar de que en la actualidad se cuentan sucursales de orientación laica que poseen reconocimiento oficial internacional, para su mentor, el inglés Robert Baden-Powell, era inconcebible la posibilidad de que ateos o agnósticos formasen parte de una estructura destinada a formar una "sana juventud". Era la vieja idea -vigente al menos hasta la década de 1960- de que la religión es necesaria como mecanismo de control e igualmente de guía de los ciudadanos, algo que además calzaba muy con la reciedumbre y la disciplina seudo militares en que el escultismo sintetiza sus actividades (no olvidemos que su fundador era veterano de guerra, y una de sus intenciones era precisamente trasladar lo positivo de los ejercicios de cuarteles al diario vivir).

En este sentido, la filial norteamericana del movimiento adquiere connotaciones singulares. Estados Unidos es -por su extensión geográfica, su número de habitantes y su influencia política y económica de rango universal- el representante más importante de la cultura anglosajona que justamente dio vida a los boy scouts. Además de tratarse de un país que ha cimentado su idiosincrasia nacional en una mescolanza de patriotismo con alcances militaristas y moralidad religiosa determinada por las iglesias evangélicas, las mismas que son el punto de partida del primigenio escultismo. Incluso, se puede efectuar un parangón entre el imperialismo estadounidense y el mismo Baden-Powell, que fundó su entidad tras intervenir en la guerra de los bóer, conflicto por el cual los británicos buscaban apropiarse de Sudáfrica, en el marco del colonialismo decimonónico. La nación estadounidense es principal potencia en casi todos los frentes, y luego es la que más se asemeja al entorno de origen de los niños exploradores.Que presente un comportamiento ejemplar es, por ende, una actitud que adquiere una enorme relevancia. Y hasta cierto punto, explicaría la manera de enfrentar acusaciones de supuesta pedofilia, llevando un archivo detallado de las denuncias pero igualmente manteniendo un sigiloso secreto, a fin de que no salgan a la luz pública escándalos que podrían dañas su credibilidad pero de idéntico modo tratando de evitar transformarse en un caldo de cultivo que justamente incentive esos bochornos.

La gravedad de este asunto radica en que, al final de la jornada, se cae en el mismo error que se cometió en los países católicos respecto de los sacerdotes que abusaban de niños. Y producto de las mismas motivaciones e idénticas condiciones de jerarquía social. Si en un lado los curas violadores eran ocultados por temor a disminuir la credibilidad del romanismo con la consiguiente pérdida de influencia y todo cuanto aquello implicaba, acá sucedió algo parecido con las personas más importantes de la sociedad norteamericana, a quienes se les cubrió sus fechorías para que con su potencial descubrimiento no terminasen arrastrando a una estructura completa. Y lo peor es que aquí además se derriba el edificio que se había construido respecto a las supuestas ventajas de la moral sexual protestante. La misma que puso de rodillas a Bill Clinton debido a sus infidelidades amorosas, pero que es capaz de guardar silencio cuando un personero que es afín a sus propósitos se desvía por la tangente. Hay que colocar atención a estas contradicciones, porque no sólo han acontecido en el ámbito del escultismo.

miércoles, 24 de octubre de 2012

El Final De Los Tíos Informales

La Junta de Jardines Infantiles, con la anuencia -como corresponde a una división estatal- de las autoridades de gobierno, ha anunciado que llevará adelante todos los esfuerzos posibles para eliminar la palabra "tío" como trato coloquial a quienes trabajan en esos centros de enseñanza, ya se trate de educadores, asistentes, auxiliares o de los chóferes que transportan a los párvulos. El motivo de tal decisión -que se espera poner en práctica con un nuevo reglamento interno cuando no una reforma legal de por medio- es una supuesta connotación negativa que ha venido adquiriendo el vocablo producto de la enorme cantidad de denuncias por abuso sexual infantil que han involucrado a varios de esos recintos, y que este último año se han precipitado como una imparable reacción en cadena. Por cierto que la intención no es quedarse en los establecimientos iniciales, sino extender esta medida hacia sus similares de educación básica, donde el término también se emplea con bastante frecuencia.

Dejemos de lado las manifestaciones de jocosidad que de seguro acarreará una iniciativa como ésta y debatamos en serio. Al fin y al cabo, dichas expresiones emanan desde ese mismo uso informal de la palabra "tío" que se pretende erradicar. Lo cual igual deriva en relacionar el vocablo con la pedofilia. Así, por ejemplo, ocurrió en su época con el auto proclamado "Tío Permanente" Paul Schaefer Schneider, el infame violador de niños y líder de Colonia Dignidad. Sin embargo, por ahora centrémonos en la efectividad que podría tener una decisión de este tipo. En primer lugar, nos enfrentamos a una expresión que lleva décadas inserta en el lenguaje coloquial chileno y que forma parte del medio educacional local, al menos en sus niveles más elementales (que no sólo son los iniciales). Que además, si bien surgió del habla popular -a partir de símiles como "tía rica" o "tío Sam"- adquirió un carácter institucional gracias justamente a los miembros más reconocibles de la comunidad educativa, entre quienes se cuentan no pocas autoridades gubernamentales. Muchos de quienes hoy rasgan vestiduras en el pasado recomendaron el empleo del término, como forma de hacer más amena la estadía de los niños en la escuela, para que no experimentaran una sensación de obligación opresiva que acabase entorpeciendo su proceso de aprendizaje. Era, en resumen, uno de los artilugios de estilo pirotécnico que se utilizaron para introducir la reforma tras la cual se esperaba que el docente se transformara de un dictador de contenidos y conductas (al respecto me acuerdo que en la enseñanza básica, nosotros llamábamos "señor" al profesor) a un líder  catalizador de las búsquedas de los alumnos (una frase rebuscada, pero que no posee más grados de eufemismo que precisamente denominar "tío" a un maestro).

Tampoco se puede evitar aseverar afirmar que esta medida tiene un carácter más bien populista y está destinada sobre todo a despertar la atención de los medios de comunicación, atraídos por un suceso que huele tanto a novedad como a preocupación de parte de las autoridades por un delito tan indeseable como el abuso sexual. Pues, ¿cuál podría ser la consecuencia positiva de eliminar una palabra del espectro educacional más elemental? ¿Bajarán los casos de pedofilia vinculados a jardines infantiles y establecimientos primarios? Haciendo un análisis general - y no es mucho lo que se puede evaluar- todo parece indicar que no. Pero más aún, ya que el resultado inmediato de tal determinación será forzar a los niños y a sus apoderados -víctimas y principales interesados en el tema, respectivamente- a dejar de emplear un vocablo que lo queramos o no forma parte de la cultura popular chilena, con los cual los efectos podrían tornarse contraproducentes. Un término validado durante décadas por adultos confiables y se supone responsables, ahora ocurre que es maligno, y peor todavía, lo ha sido desde siempre. ¿Qué acaecerá de hoy en adelante en la mentalidad de los pequeños, esa misma que es preciso cuidar con especial dedicación ya que se encuentra en pleno proceso de desarrollo?. Lo paradójico del asunto es que con esta iniciativa se termina cometiendo el mismo error en el que determinadas personas caen al tratar el asunto de los vejámenes sexuales: de manera casual, solapada o directamente intencional se concluye por culpar a los afectados por la acción, ya que el ser ultrajado queda como responsable por haberse dirigido a su agresor como "tío".

Las autoridades, educacionales y políticas, han recalcado que con este cambio de actitud se reducirá el uso de la palabra "tío" al ámbito netamente familiar, del cual jamás debió haber salido. Sólo cabría recordarles a dichas personas que los abusos sexuales más graves contra los niños y adolescentes -en cuanto a empleo de la violencia y a prolongación en el tiempo- se dan en el ambiente hogareño, donde la seguridad de las cuatro paredes y la falta de un agente estatal que supervise permiten un alto estándar de inmunidad. Y no sólo existen sobrinos violados, sino que también hijos, hermanos y primos. Es de esperar que una medida como ésta rinda frutos positivos, aunque lo más probable es que acabe aportando más chistes al modo malsano conque los mismos medios masivos de comunicación que concurrieron en masa a cubrir esta noticia, se suelen referir respecto de la pedofilia.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Fútbol, Islam y Prestamistas Patrocinadores

Hace unos días se conoció una noticia llegada del Reino Unido, que describía la negativa de dos futbolistas de fe islámica que jugaban en el Newcastle, equipo de la Premier Leage, a utilizar la camiseta con el logotipo del nuevo patrocinador del club, la empresa de préstamos a corto plazo Wonga. Ocurre que las normas de conducta musulmanas prohíben a los fieles de esa religión solicitar empréstitos a interés así como también beneficiarse de los excedentes producidos por estas transacciones, como medida destinada a prevenir el abuso contra los más pobres por intermedio de la usura. De cualquier manera el negocio ya había recibido críticas tanto de parte del alcalde de la ciudad así como del presidente de la federación de balompié británico, pues este servicio de prestamistas es muy conocido porque entrega dinero a tasas excesivas precisamente a las personas de escasos recursos, llegando a estar en la mira del congreso de las islas por ello.

Tomando en cuenta que incluso en los países musulmanes más extremistas -Arabia Saudita, EAU- existen bancos poderosos que efectúan negocios a nivel global, y que conspicuos jeques recorren el mundo haciendo transacciones monetarias e inversiones por aquí y allá, la verdad es que ignoro hasta qué punto los practicantes de esa fe, al menos los más adinerados, cumplirán de manera cabal con esta norma disciplinaria, que no lo olvidemos, no admite forma alguna de préstamo a interés. Sin embargo, es interesante analizar el modo en que muchas personas de formación occidental cristiana han abordado la polémica. Pues han insistido en que nos encontramos en presencia del enésimo caso de intolerancia de parte de un grupúsculo de mahometanos que quiere imponer su visión de la sociedad a quienes no comparten sus opiniones, para colmo en un territorio en donde el grueso de la población ha sido educado de otra manera. No obstante, parece que dichos ciudadanos han olvidado que las principales religiones abrahámicas condenan al unísono la usura, recalcando que se trata de un pecado grave, debido a la insensibilidad hacia el prójimo que conlleva su práctica, en especial la situación de abuso contra el más débil e indefenso. Más aún: la teología católica rechaza todo tipo de conducta prestamista, al igual que el islam. Mientras que para los evangélicos es inaceptable el cobro de retribuciones morbosas. Y en cualquier caso, a todo cristiano le basta con abrir la Biblia y leer la historia de Zaqueo, para comprender el lugar en el cual Cristo sitúa estas aberraciones.

Tampoco las personas de orientación agnóstica o progresista son proclives a tolerar la usura, debido a causas de orden humanitario. E incluso los liberales económicos advierten sobre esta práctica, que puede ocasionar un descalabro con nefastas consecuencias para el desarrollo social y hasta monetario de un país, al copar a la gente de deudas imposibles de pagar, con las consiguientes sanciones punitivas al respecto. De hecho, fue ésa la coyuntura que provocó la crisis financiera internacional que a la fecha continúa hundiendo a varias naciones de todo el orbe, en especial de Europa, y el propio Reino Unido entre ellas. Siendo un decisivo aporte en esta situación precisamente las empresas prestamistas que como Wonga ganaban dinero cobrando sumas exorbitantes a personas de menores recursos que no solían ser clientes de los grandes bancos; y a quienes además forzaban a colocar en hipoteca sus propiedades y bienes raíces, o les elaboraban nuevos pactos a una buena cantidad de años en los cuales los afectados terminaban cancelando varias veces lo pedido. Ante lo cual el grueso de los cristianos, ministros y fieles rasos, hicieron la vista gorda cuando no participaron en estos espurios negocios, pese a que las mismas Escrituras, bastante antes que el Corán, las vetaba con absoluta claridad.

No faltan quienes han defendido al Newcastle -y de paso, de supuestos ataques terroristas que se estarían urdiendo contra dicho club- aseverando que la actividad que ellos practican, si bien puede resultar controvertida, también es legal. Bueno. Más allá de aplicar aquello de "todo es lícito mas no todo me conviene", o de insistir en el detalle de que esta empresa está bajo investigación de las autoridades inglesas por ser sospechosa de justamente caer en la ilegalidad, sólo queda acotar que a lo largo de la historia tenemos amalgamas de ejemplos de conductas permitidas por el marco legislativo de un determinado Estado que empero eran contrarias a los principios cristianos y por ende siempre fueron censuradas por pastores y obispos. Por ejemplo, ciertas normas del imperio romano -al margen de la persecución hacia los creyentes-, de los países comunistas o de la Alemania nazi -el antisemitismo, faltaba más-. Y aún hoy, existen seguidores de Jesús que llaman a boicotear iniciativas opuestas al mensaje, como la autorización del matrimonio homosexual o el aborto, y que asimismo advierten de conductas ya insertas en la cultura social general, como el juego o las bebidas alcohólicas. ¿Por qué la usura no debiera, entonces, ser medida con idéntico criterio?

miércoles, 10 de octubre de 2012

El Cuco y el Boxeador

Me resulta difícil hablar en sentido negativo de un hermano de fe. Pero hay cristianos que de vez en cuando se mandan números tan evidentes -y por lo mismo vergonzosos- que ni hasta el más cercano a ellos puede quedarse callado. Y uno de esos casos excepcionales es el de Antonio Garrido, el alcalde de Independencia  y candidato a la reelección que le advirtió a una periodista que se le iba a meter el cuco, si le continuaba formulando preguntas polémicas.

Dejaremos de lado el motivo por el cual la reportera hizo las interrogantes que tanto molestaron al edil (haber salido de la municipalidad repartir billetes de mil pesos a los transeúntes, a pocos días del inicio de la campaña electoral) y nos centraremos en los equívocos no ya teológicos, sino doctrinales de su contestación. ¿En qué estaba pensando Garrido, para invocar un elemento propio de los mitos y los cuentos infantiles, que no guarda relación alguna con el dogma cristiano y ni siquiera es mencionado en la Biblia? Porque eso es el cuco: un mero truco para asustar a los niños. Tal vez trataba de zafarse de una situación que le estaba resultando incómoda, como era apaciguar la insistencia de un periodista que no aflojaba en su afán de dejarle en claro tanto a él como a la opinión pública que su conducta no correspondía a lo que se esperaba de una autoridad política, opinión por lo demás completamente opuesta a la del interpelado. Entonces, atareado por la urgencia, actuó como el común de los mortales y espetó cualquier cosa -lo que tampoco es adecuado a su cargo, agreguemos-. Por lo que queda la posibilidad de que tales declaraciones no hubiesen sido efectuadas en serio. Incluso, que hubiese recurrido al humor -de pésima calidad en todo caso- para distender una situación que parecía entrabarse y tornarse difícil tanto para los protagonistas como para los testigos que la presenciaban.

Sin embargo, eso no es excusa contra la falta. La Biblia habla de un ser maligno del que además los cristianos no desconocen su existencia. Pero tiene nombres -Diablo, Satanás, Serpiente Antigua- y características que lo diferencian claramente del personaje de leyendas infantiles citado por Garrido. Además que el alcalde ignora que el cuco es un ave que debido a su comportamiento (pone huevos en los nidos de otros pájaros; y sus polluelos al nacer se preocupan de eliminar a las crías originales, con lo cual la madre sustituta se ve forzada a adoptarlos) ha sido asociada con lo oscuro y lo terrorífico, lo que a la larga se transforma en un segundo error, casi tan grave como el anterior: pues se relaciona con lo réprobo a un animal creado por Dios -que todo lo hace bueno- y que además actúa por instinto. El edil perfectamente le podría haber espetado a la periodista que durante la noche, en lugar de ir a atemorizarla el espectro ya varias veces mencionado, sería mordida por un zombi o un vampiro, o castigada por fantasmas y duendes. Parece ser que el ejercicio de evitar mencionar a Luzbel y remplazarlo por una entidad fantástica obedece a un intento de la autoridad municipal por ocultar su condición de cristiano evangélico, probablemente producto del temor a las burlas. Muy al contrario de lo que afirman algunos hermanos en los foros quienes apoyan el desmadre del gobernante comunal aseverando que tuvo el coraje de recalcar su condición de evangélico. Es posible que su intención fuese el emplear una palabra que consideraba sinónimo, con el propósito de tornar el mensaje más entretenido y llamativo. No obstante, aquí estamos frente a dogmas y doctrinas muy esenciales, donde es preciso cuidar el lenguaje, no sólo en circunstancias coloquiales sino también teológicas.

El alcalde Garrido ya ha tenido en el pasado intervenciones que dejan que desear. Para comenzar, jamás se ha arrepentido de su pasado de boxeador profesional, actividad que no es mala por sí ni por sus características más vistosas -después de todo, es un deporte olímpico originado en la Antigüedad clásica-, pero que se encuentra rodeada de un ambiente -los representantes de peleadores, las mafias de apuestas- inaceptable para cualquier cristiano medio. El problema no es proclamar con un dejo de orgullo a los cuatro vientos que se fue púgil, sino que al acometer tal conducta, uno también admite que el círculo de aprovechadores y corruptos fue igualmente provechoso. Es lo mismo que si un convertido que antes jugaba billar o cartas hablase en buena manera de los tugurios en los que llevó a cabo su ya abandonado rubro (bueno: podría continuar practicando esos entretenimientos, pero lejos de los sitios en que lo hacía cuando no era cristiano). Los hermanos se asombrarían con su conducta y más de uno movería la cabeza insinuando que éste en realidad no se ha redimido de corazón. Sé de que muchos en su fuero interno piensan así del alcalde de Independencia. Déjenme decirles que para mí continúa siendo un evangélico auténtico. Pero si tienen algo que aclararle, pierdan el miedo -al cuco o lo que sea que exista o no exista- y háganlo saber. Que mejor es creyente indignado por la corrección que uno que comete una chambonada tras otra, empujando con ello al resto de los fieles.

jueves, 4 de octubre de 2012

Dama Cuando Le Conviene

Hace pocos días, la Cámara de Diputados fue escenario de uno de esos bochornosos incidentes que de tarde en tarde nos recuerdan que los políticos están ahí, y contra toda percepción de la opinión pública, además hacen su trabajo. Resulta que Evelyn Matthei, la ministro del trabajo -que en alguna ocasión también integró el Congreso- buscaba explicar los motivos que tuvo el gobierno para no enviar a trámite legislativo un proyecto de ley que regulaba los despidos masivos entre los trabajadores de supermercados, cuando la interrumpió Marcelo Díaz, parlamentario del opositor Partido Por la Democracia, pidiendo explicaciones por dicha decisión así como por la intención anexa del ejecutivo respecto de vetar cualquier iniciativa sobre el particular que surja desde los legisladores. La secretaria de Estado, que a lo largo de su carrera de servicio público ha mostrado una enorme incapacidad para aceptar los debates y las opiniones distintas a su concepción del mundo, respondió con un insulto de grueso calibre y abandonó la sala sin acabar su discurso. Díaz trató de insistir, pero en el acto fue agredido por un colega, René Manuel García, de Renovación Nacional, que no es primera oportunidad que se involucra en estos exabruptos. Consultado acerca de su reacción, el congresista de derechas contesto que jamás iba a aceptar que se atacara a una mujer, incluso de manera verbal, y que por ende su gesto iba más allá de la simple defensa de un correligionario.

Cuando uno quiere insertarse en el mundo exterior, debe estar consciente que tiene que realizar todos los esfuerzos posibles para acabar siendo considerado útil en el trabajo que se le encomienda. Y además, considerar que alrededor suyo hay una gran cantidad de personas que aspiran al mismo puesto que él persigue, y que por ende buscarán desbancarlo empleando todas las armas disponibles desde el marco legal o ético. La actividad pública no es la excepción, e incluso en el ejercicio de ella el individuo suele quedar más expuesto, en especial cuando postula a un cargo elegido por sufragio universal, producto de la lógica de los debates y las campañas. Eso lo saben, o al menos están obligados a saberlo, todos los que participan en esta actividad, quienes finalmente aceptan someterse a la evaluación del ciudadano medio y a la discusión con sus colegas que a la vez son sus adversarios ideológicos, con el sólo hecho de apoyar una postura o presentarse a determinados comicios. También las mujeres, que se han integrado a la arena política admitiendo tales características. Las que en caso alguno deben entenderse como una forma de maltrato o una negación de la supuesta delicadeza femenina. Si ocurriera así, entonces que permanezcan en las cocinas y renuncien incluso a su derecho a voto.

Lo curioso es el prontuario de la protagonista de este bochorno. Evelyn Matthei, como ya fue señalado en el primer párrafo, ha marcado su carrera política con artimañas alejadas de las herramientas de la buena política, pues en diversas ocasiones, cuando se ha visto superada por la capacidad de debatir de su contrincante, o sólo por las evidencias cuando la han denunciado por no hacer las cosas de modo satisfactorio, ha recurrido al insulto y al improperio, procurando que éste sea lo más soez posible. Sus primeros exabruptos ya los manifestó en 1989, antes del retorno a la democracia, cuando se retiró de un foro, sin dejar de proferir palabras malsonantes, porque un alcance formulado por otra participante le pareció inaceptable. Tres años después fue descubierta formando parte del tristemente célebre caso de espionaje en contra del actual presidente, Sebastián Piñera, en una infame lucha de egos entre integrantes de un mismo partido (recordemos que ambos entonces pertenecían a Renovación Nacional, y que fue precisamente ese caso el que forzó a la Matthei a renunciar y tiempo después inscribirse en la UDI). Para qué mencionar sus salidas de madre posteriores, incontables por lo demás, y que no se condicen con el perfil de dama que René García asegura proteger. Lo más grave es que se acuerda de lo que tiene entre las piernas recién tras haber lanzado un vituperio o cometido una fechoría, acciones que por cierto han dejado heridos repartidos por todo el campo. Una costumbre muy arraigada entre los derechistas chilenos, que por su posición social siempre se han sentido con la facultad de juzgar y humillar a los demás e igualmente de estar por encima de la fiscalización. Pero que de idéntico modo es bastante común entre las féminas que ingresan a la política criolla, quienes reclaman delicadeza en el trato luego de que ellas mismas han mostrado un comportamiento prepotente y avasallador, o que se resisten a la auscultación ciudadana arguyendo que es un elemento del machismo primitivo e intolerante.

En Europa, y buena parte del primer mundo, éste es un asunto superado. Las mujeres que conforman esos parlamentos, gabinetes o tribunales van con todo a la par que sus colegas hombres, siempre dentro de los marcos permitidos por el sentido común, el consenso social y la misma lógica política. Y reciben lo suyo cuando corresponde, y no se quejan ni se echan a llorar por ello. Nada más imagínense a Angela Merkel o a Cristina Fernández; o para citar un poco el pasado, a Maragaret Thatcher o Benazir Bhutto, hablar en una asamblea de Naciones Unidas exigiendo que cesen las objeciones a sus puntos de vista porque son mereces y merecen una consideración adecuada a su género. De hecho, a ninguna de las nombradas las he escuchado apelar a la delicadeza femenina cuando se enfrentan o enfrentaron a situaciones adversas al interior de sus propios países. ¿Por qué debemos aceptar que alguien que golpeó y descalificó lo que quiso, luego aúlle insistiendo que su sensibilidad fue herida? Eso lo hacen los bravucones cuando les contestan sus agresiones. Quienes, por cierto, en muchas ocasiones solicitan ayuda a matones más fuertes, como lo hizo Matthei con René García.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La Guerra Santa de Vallejo

Hace unos días el escritor colombiano Fernando Vallejo, aprovechando el revuelo que ha causado la violenta reacción de los musulmanes en contra de un filme y unas caricaturas que con una mezcla de ignorancia, vulgaridad y matonaje se burlaban de esa religión y de su fundador Mahoma, publicó un artículo no menos agresivo que, a despecho de entregar interesantes datos históricos, sólo reitera el tono ofensivo de las obras que ocasionaron los graves incidentes por todos ya conocidos en los países islámicos, con la finalidad de unirse a la provocación y obtener algo más de fama a expensas de la coyuntura y sin reparar en las eventuales consecuencias. Lo cual se confirma en el hecho de que ese escrito ha sido reproducido en diversos medios de comunicación internacionales, y abunda en expresiones insultantes y humillantes, que en cualquier caso constituyen una marca registrada del, en todo caso, excelente prosista caribeño, quien además ha mostrado un signo de coherencia, pues siempre ha advertido que el islam es una amenaza todavía mayor de lo que fue la iglesia católica -contra la cual despotrica en "La Puta de Babilonia, su libro más recordado hasta el momento- en sus variadas épocas de máximo esplendor.

Es importante aclarar, primero que nada, que los datos entregados por Vallejo acerca de Mahoma y de sus discípulos más directos -que en definitiva construyeron el esqueleto del islam, tanto con su pensamiento como con sus acciones- están bien documentados y tienen un alto nivel de certeza. El tipo era un depredador sexual y usó el elemento religioso para justificar tal conducta, que entre otras víctimas incluyó a una niña de nueve años, quien acabó siendo parte de su harén. También llevó adelante campañas bélicas que incluyeron masacres en aquellos pueblos que osaron resistirse (por algo acabó formando un vasto imperio) aparte de saqueos y despojos injustificados contra personas que habían permanecido neutrales. Sin embargo, es curioso, por decir lo menos, que el escritor colombiano se detenga en esos detalles -tal como ya lo hizo al tratar al romanismo en el mencionado "La Puta de Babilonia"- para fustigar al islam, en circunstancias que él mismo se reconoce como un homosexual pedófilo incapaz de sostener una relación estable y con la predisposición a tragarse a todos los chicos y adolescentes que le salgan al paso. Quizá también aquí se le pueda defender aludiendo al factor coherencia, pues siempre ha declarado que odia a las religiones abrahámicas porque ninguna ha dejado de condenar justamente las que son sus preferencias sexuales. Pero por otra parte, ha agregado como argumento el hecho de que estos credos han efectuado matanzas atroces con el propósito de imponer su verdad y sus dioses, contradiciendo su supuesto mensaje de amor y misericordia. No obstante el mismo autor colombiano ha demostrado una profunda carencia de esa humanidad que le exige a los demás, al definirse a sí mismo como misántropo y un enemigo de la ayuda social.

En este punto asoman las contradicciones más evidentes respecto de su discurso contra las iglesias y mezquitas -y de paso también sinagogas-. Su férrea y a veces irracional causa por los derechos de los animales, lo ha impulsado a sugerir el exterminio de los pobres y las clases más desfavorecidas, amparándose en ese viejo y cientos de veces rectificado prejuicio de corte fascista que insiste en asegurar que estas personas están así porque son flojos y mediocres que carecen de espíritu de superación. La idea, que en algunas ocasiones esconde, pero que en otras expresa de modo manifiesto, añadida a esta conducta es que así habrá más espacio para sus queridos "hermanos menores". En tal amalgama se refleja una amargura y un resentimiento contra una humanidad que se ha esmerado en organizar guerras y en destruir la naturaleza. Sin embargo, curiosamente Vallejo aboga por la eliminación de quienes precisamente han sido las víctimas y prueba cabal de esas conductas, entre las que se cuenta el odio religioso. Mientras que los líderes, los poderes económicos y las clases acomodadas y hasta medias que finalmente son los principales responsables de esos acontecimientos, terminan pasando por el cedazo sólo porque son minorías. Hay, en resumen, sólo una miserable intención de proteger a la burguesía, de la cual se es un integrante, junto con sus costumbres, entre las que se cuentan el abuso y el afán de superioridad por encima de los más desposeídos. A esto, se debe agregar que la insistencia en resguardar los mencionados derechos de las bestias inferiores proviene de credos orientales como el hinduismo y el budismo, de los cuales el escritor cita y alaba a varios de sus maestros ancestrales, que crearon santuarios para estas especies menores y hogares para sus representantes más enfermos y heridos, tras orquestar brutales genocidios. En ciertas ocasiones, todavía más sanguinarios que todas las atrocidades acaecidas en tiempos de las cruzadas o de la Reforma, o que todos los atentados islámicos juntos.

Muchos han explicado la conducta de Fernando Vallejo sosteniendo la idea -tanto en clave positiva como negativa- de que él es un simple provocador que no tiene las intenciones de sostener algún paradigma. De acuerdo. Pero ya que el grueso de sus planteamientos al final ocultan un trasfondo religioso, que al menos muestre un nivel de espiritualidad y no se comporte como los hipócritas impresentables a los cuales tanto ataca. Por ejemplo, el tipo no puede censurar la supuesta misoginia estructural que presentarían tanto la Biblia y el Corán, si dice que la mujer es un ser maligno porque contribuye a la reproducción y por ende a la sobre población, dos factores que acaban quitando terreno a sus amados animales. Otra joya de los maestros orientales, por cierto. Sujetos que han aportado con lo suyo a aumentar los grados de la intolerancia universal.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Al Fin y Al Cabo Dos Fanáticos Con Influencia

Vaya que le duele a Fulvio Rossi, el senador de caderas anchas y trasero de bailarina de club nocturno, cuando le dicen algunas verdades, sobre todo en el marco del derecho a la libertad de expresión y a la diversidad, elementos que él mismo asevera defender con ahínco. De otro modo, no habría reaccionado con tanta virulencia luego de que el pastor Hedito Espinoza, durante el pasado tedeum evangélico, lo fustigara por haber declarado a varios medios de prensa que solía fumar marihuana y que dicha conducta debía ser legal en Chile, y de paso le exigiera al poder legislativo que efectuara exámenes médicos al susodicho. Más aún, sólo tardó unas cuantas horas en responderle con esa vehemencia tan característica de quienes se sienten dueños de la verdad porque cuentan con un apellido exótico, un rostro angelical y un hablar suave pero a la vez enérgico. Aunque en este caso se trate de un parlamentario de cuño progresista.

De acuerdo. Hedito Espinoza no es una persona que induzca a hablar en términos positivos de la acción de gracias, y en tal sentido la iglesia evangélica debería pensarlo dos veces antes de concederle una nueva intervención en la ceremonia del próximo año. Y lo peor es que el pastor posee una gran capacidad de batir sus propias plusmarcas: ya en septiembre de 2011 se había mandado un patinazo al atacar el proyecto de ley de unión civil -que no es lo mismo que matrimonio- homosexual; y ahora la hizo por partida múltiple, pues además de lo de Fulvio, y de repetir su monserga contra los gay -que a estas alturas ya parece una pelea personal-, se plegó al coro de oportunistas políticos que defienden aquel mito de la "puerta giratoria" judicial, llegando a insinuar que los delincuentes son seres de última clase, que deben ser exterminados, lo cual desconoce la más que estimable labor que los evangélicos vienen hace más de un siglo haciendo al interior de las cárceles, aparte de olvidar ciertos pasajes bíblicos sobre el perdón y la misericordia. La verdad es que, si toda actividad cristiana debe estar orientada al propósito de entregar un buen testimonio para por ese intermedio ganar almas, discursos de este talante sólo contribuyen a ahuyentar a los potenciales conversos, lo que a la larga debiera ser una muestra de que no están guiados por el Señor precisamente.

Sin embargo, eso para nada justifica al senador Rossi. Ni antes ni después del tedeum. Y no estoy haciendo referencia al asunto de la marihuana. Este político liviano, al estilo de los socialdemócratas de clase alta posteriores a la caída del muro de Berlín, que ha hecho su carrera en base a su postura de galán televisivo, carga con un historial de inconsecuencia propia de quienes suman aquellas características. Ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica en el inmediato retorno a la democracia, contribuyó al propósito impuesto en la primera mitad de la década de 1990 por los bloques y partidos dominantes de entonces, en torno a orientar estas instancias de organización en favor de los grandes poderes públicos aunque eso significara pasar por alto las demandas de los alumnos de instituciones superiores, lo que ha ocasionado que hasta la fecha no se pueda discutir con total libertad la multiplicidad de problemas que tiene ese segmento educacional. Luego se fue a Iquique, ciudad cuyos habitantes le obsequiaron la plaza parlamentaria que ostenta en la actualidad. Ahí ha mantenido un respetuoso silencio respecto del sistema social chileno y el enorme precipicio de desigualdades económicas que lo sustenta, valiéndose de clichés tan repetidos como "es lo mejor que podemos hacer por el país", "debemos tener responsabilidad al momento de plantear demandas" o "es menester entregar subsidios para los más pobres". No obstante, con el afán de dar una imagen de compromiso con la ciudadanía, ha luchado contra "terribles flagelos" como la comida chatarra, el alcohol y el tabaco -propone crear un impuesto extra sobre estas actividades, que sería perjudicial para muchos pequeños empresarios, obreros y trabajadores independientes-, no por una cuestión de moral, ya que es progresista, sino de salud, puesto que es médico y por ende capaz de presentar evidencia científica contra tales vicios. En tal sentido, apoya su defensa de la mota en el supuesto de que es más benéfica que perjudicial para el cuerpo humano, contradiciendo conductas suyas pasadas, como cuando votó a favor de endurecer las penas para los traficantes de drogas, incluyendo los miserables vendedores de barrio, también quienes comerciaban con la hierba, contra la cual secundó la iniciativa que tiempo atrás, en la administración de su correligionaria Michelle Bachelet, la colocó en la lista uno, es decir de los sicotrópicos más dañinos.

Personalmente no puedo creer que una planta creada por Dios sea mala de por sí. Toda vez que en efecto el cáñamo tiene sus puntos a favor y no sólo en el ámbito médico. Pero una cosa muy distinta es declararse un fan incondicional de una postura con el propósito de generar una imagen, más todavía cuando todos los actos anteriores han sido en sentido contrario a dicha opinión. La impresión es que Fulvio Rossi se ha quedado sin un discurso alternativo que ofrecer, tanto en su situación de izquierdista -que empero se declara contrario a los regímenes de Cuba y Venezuela- como de parlamentario ubicado hoy en la oposición, y por ello recurre a estos salvavidas que llaman la atención y crean una falsa polémica con respuestas a favor y en contra. Y tratándose de lo último, el senador se ha mostrado incapaz de aceptar la divergencia, valiéndose de la prepotencia que le dan tanto su cuna como su título universitario, frente a un pastor evangélico que se expresa como cualquier chileno de extracción popular que tampoco posee un alto número de recursos, pero a quien no se le puede acusar de inconsecuente. La ancestral intolerancia entre ciencia y religión, ahora con los papeles invertidos, pero con la superficialidad  tanto empírica como teológica- de siempre.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Acusaciones en Democracia

Las autoridades suecas han insistido hasta el cansancio, que el enjuiciamiento en contra del fundador de Wikileaks, Julian Assange, por lo cual han solicitado su traslado desde el Reino Unido, es por un hecho puntual relacionado con un abuso sexual y no existen pretensiones ocultas de extraditarlo a Estados Unidos, donde podría recibir, producto de la revelación de documentos clasificados y de correos electrónicos de autoridades norteamericanas, una condena hasta de presidio perpetuo. Tanto han arrojado el cántaro al agua con sus explicaciones, que ya se están tornando poco creíbles. En especial, si se analiza la naturaleza de la acusación levantada en el país nórdico: una denuncia por haber tenido un coito sin condón, que es un tipo de resguardo que en cualquier otro lugar del mundo los ciudadanos siquiera se imaginan que puede existir.

Más allá de la sospechosa triangulación que algunos aseveran se ha urdido entre británicos, suecos y estadounidenses, lo que más debe llamar la atención, y por ende generar mayor preocupación, es la frecuencia conque esta clase de hechos se suscitan en las auto proclamadas avanzadas democracias occidentales. Dichos gobiernos se presentan ante el mundo como ejemplos de libertad de expresión, pero al final sus dirigentes no dejan de obedecer a instintos primigenios y se ven en la necesidad de armar en torno a sí un blindaje a veces similar al de las dictaduras, con el objetivo de contrarrestar los discursos disidentes que son capaces de derivar en masivas manifestaciones sociales con la consiguiente pérdida de poder y el remplazo forzado de autoridades que a base de ganar elecciones también empezaban a eternizarse. En este contexto, cruzado de campañas políticas y liderazgos carismáticos, es imprescindible encontrar una combinación perfecta que permita pararse frente a la opinión pública y decirle que el encartamiento de una persona que se está haciendo conocida por sus críticas a lo establecido no constituye un ataque a su derecho a disentir, sino que se trata de un procedimiento normal en una sociedad civilizada. Y qué mejor instancia para cumplir tal propósito que acusar al odioso de un delito común, cuya persecución además se supone es la característica inconfundible que tienen los sistemas judiciales democráticos para diferenciarse de los Estados autoritarios, que suelen llenar sus cárceles con los llamados "presos de conciencia". Eso, por supuesto sin contar la sensación que produce en el receptor el que un aparato confiable -porque es el producto, directo o indirecto, de comicios participativos- descubra que el individuo que sindica a una estructura como corrupta no es más que un simple criminal.

 En Chile ya se supo de lo mismo cuando la cineasta Eliana Varela, en plena etapa de producción de un documental de denuncia contra la represión de los mapuches en el sur del país, fue encarcelada de manera preventiva, y mantenida en prisión durante casi un año, acusada de haber participado en un asalto a un banco, juicio que finalmente acabó en su absolución. Ya en el pasado, en Estados Unidos importantes dirigentes sociales y raciales han sido enjuiciados y condenados con pruebas amañadas de homicidio, por ejemplo el líder indígena Leonard Pielter, que aún permanece cautivo. Lo más grave de estas situaciones queda al descubierto cuando se la compara con los procesamientos de carácter político que efectúan determinados gobiernos autoritarios o que no encajan en la definición de una democracia occidental. Al menos, en esos últimos casos la persona sabe que le están coartando su libertad a causa de sus declaraciones o sus actividades, y por ende no se ve en el enorme problema de tener que demostrar su inocencia contra una acusación falsa que además está relacionada con una acción punible en cualquier parte del mundo y rechazada en forma transversal. Sin contar que en ambos casos el peso de la estructura pública es idéntico, pero mientras quien es inhibido por una dictadura cuenta a su favor con la solidaridad internacional, el otro suele enfrentar las imputaciones en la más absoluta soledad.

Luego basta solamente aplicar la lógica. ¿Qué es más eficaz? ¿Que a uno lo encierren por bailar en las escalinatas de un templo y gritar contra el presidente del país? ¿O que lo tachen de psicópata sexual, ladrón o asesino? Lo primero es algo inaceptable en cualquier sistema que se aprecie de democrático, mientras que lo segundo es justamente contra lo que una sociedad democrática debe actuar. Entonces, la eficiencia de una estructura que se ufana de garantizar la libertad de expresión radica precisamente en coartar dicha libertad con un subterfugio que al menos por el momento deje fuera de la jugada los intentos de reclamo. Y que de nuevo responda con la represión hacia quienes no se adaptan a sus preceptos. La supuesta seguridad ciudadana, que termina asegurando a ciertos ciudadanos más que a otros.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Dos Imbéciles Con Armas Nucleares

¿Qué ganará Israel con efectuar un ataque militar contra Irán? Ni siquiera la obtención de una victoria bélica, en el sentido clásico -y vetero testamentario- del término es un hecho seguro. No porque ese afán haya sido desterrado hace mucho tiempo del cúmulo de causas comunes que provocan los conflictos armados. Sino debido a que justamente el enemigo cuenta con la capacidad de enviar una respuesta contundente, precisamente en el sentido de las reyertas antiguas. Lo que a la postre, si no conduce a la aniquilación, o en su defecto a la derrota y la humillación, en la mejor de las situaciones dejará a ambos contendientes seriamente debilitados, obligados a vivir por un buen rato en medio de la oscuridad y la pobreza.

Más aún: si una acción de estas características cumple su propósito, que es si no destruir al menos reducir a una insignificante expresión el gobierno de Mahmoud Ahmanidejab, tal resultado sería contraproducente respecto de lo que en realidad pretende la administración hebrea: mayor tranquilidad eliminando a un jerarca que, con la intención inicial de apoyar las demandas del pueblo palestino, no sólo ha amenazado con borrar a Israel del mapa, justificando el empleo de armas atómicas para cumplir tal finalidad (las que según ciertos informes - que de todas formas son bastante poco fidedignos- fabricaría dentro de su territorio), sino que además se ha dado el lujo de negar el Holocausto que los judíos sufrieron durante la Segunda Guerra Mundial, conducta que en varios países europeos se sanciona como delito. Para comenzar, agrediría a uno de los contados Estados islámicos que, más allá de los reparos que se le pueda hacer, tiene elecciones periódicas y garantiza aunque de manera limitada -lo que ya es bastante en el mundo musulmán- la libertad de expresión y la participación de la mujer en el aparato público. De finalmente conseguir tumbar a su líder, lo más probable es que los clérigos mahometanos pasen a controlar el ejecutivo, llegando ahora sí a establecer una estructura puramente religiosa, lo que por cierto ha ocurrido en todas las naciones atravesadas por la mal llamada "primavera árabe", cuyos dirigentes actuales se han apresurado en declarar que la legislatura vigente en Irán es abominación ante los ojos de Alá, impulsando su derrocamiento en el marco de la denominada "guerra santa contra los infieles". Y atención, que varios de ellos están en una relación de relativa amistad con Israel.

A esto se suma el problema adicional en lo concerniente a la consideración del país hebreo en el marco de la comunidad internacional, que producto del asunto palestino y los violentos ataques militares que con relativa frecuencia Israel lanza sobre sus vecinos, ya genera cuando menos sentimientos encontrados. Toda vez que la anunciada acción contra Irán no parece contar con la venia de su principal aliado y protector, Estados Unidos (en este caso cabría felicitar al gobierno cristiano norteamericano, si se confirma que está ejerciendo de pacificador, conteniendo a un muy querido pero igualmente impulsivo pupilo). Eso, sin contar que una decisión de tamaño calibre no se justifica incluso dentro de los parámetros de la ley del talión, pues no se cumple con el principio esencial que rige los actos de venganza, cual es hacerle al agresor exactamente lo mismo que motivó el desquite. De acuerdo: las declaraciones de Ahmanidejab son inaceptables desde cualquier punto de vista, y el tipo no precisamente tiene la intención de llegar a un acuerdo con la nación judía. Pero una intervención bélica israelí es un claro despropósito en los términos del ojo por ojo y diente por diente, donde quedaría como quien inició las hostilidades sin haber tenido la certeza de que su potencial enemigo seguía idénticas intenciones. Más que una conducta defensiva, quedaría como el matón del barrio. Y en dicho aspecto es importante echarle una breve leída a la Torá, suficiente para caer en la cuenta de que Yavé rechaza los golpes lanzados a mansalva, incluso si son propinados por sus escogidos, quienes de obrar así, de inmediato pierden el resguardo divino, además de otorgarle al otro la opción de tomar las represalias correspondientes, pues este modo de resolver los malentendidos contiene una cláusula de reciprocidad. Por último, cabe recordar que el islam, y esto se halla escrito en el Corán, también contempla la mencionada ley del talión.

Hay que tener las cosas claras. Aquí no se trata de contrarrestar a los enemigos de Israel ni de defender al pueblo escogido (y si finalmente hay que hacerlo, no es de Ahmanidejab ni de los árabes, sino de sus propios gobernantes). Ésta es antes que nada una pelea de dos imbéciles provistos de artefactos nucleares, pues Benjamin Netanyahu no se comporta mejor que su par iraní. Por desgracia, ambos elegidos mediante el sufragio universal. A pesar de que ya todos sabemos, por el dicho popular, quiénes disparan las armas y quién las carga.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Incendios y Pedofilia en el Valle del Sol

Bastante revuelo ha causado la actitud de un apoderado del Sun Valley College, un establecimiento particular pagado de Los Andes, quien tras enterarse de que un profesor del plantel habría cometido abusos sexuales contra su hija, no sólo se contentó con ir a golpear al docente a la misma escuela sino que luego le prendió fuego a su automóvil que estaba aparcado en la entrada. El incendiario padre fue encarcelado durante una noche pero finalmente el fiscal a cargo decidió no solicitar la prisión preventiva, con lo cual a la mañana siguiente quedó en libertad con medidas cautelares. Suerte diametralmente opuesta a la experimentada por el cuestionado educador, quien de haber sido en un momento dejado en la calle por un juez que consideró que no existían pruebas suficientes, ahora era obligado a ingresar a la cárcel durante el plazo fijado para desarrollar la investigación, que en primera instancia se extenderá por cinco meses.

Antes que nada, cabe señalar mi mayor solidaridad con las personas que han sido víctimas de ataques sexuales, y mi fuerte convicción de que estos indeseables, independiente de que agredan a niños o adultos, no deben ser considerados dentro de los planes de rehabilitación social a los que sí merecen acceso quienes hayan cometido cualquier otra clase de delito. Es más: si se comprobara que el profesor -quien al parecer, sólo contaba con un título técnico en computación- efectivamente abusó de algunos de sus alumnos, mi única recriminación hacia el apoderado que le incendió el auto sería porque no lo hizo con el tipo estando adentro. No obstante, lo que es interesante señalar es la impresentable actitud de doble rasero que manifestaron tanto los medios masivos de comunicación como ciertas autoridades judiciales, quienes coincidieron en que se debía tratar al pirómano padre con la mayor comprensión y suavidad posibles, en base a las circunstancias y al estado emocional que lo impulsó a quemar un vehículo que se ubicaba a centímetros de una puerta de salida por la que salían e ingresaban otros infantes. Conducta que fue secundada por la opinión pública, lo que queda demostrado al revisar la red, donde algunos exaltados hasta llegaron a pedir que los magistrados también fuesen inmolados. En especial porque se trata de un delito que en Chile acarrea penas muy altas a quienes lo cometen, producto de sus potenciales agravantes, ya que los incendios pueden volverse muy difíciles de controlar y por ende son capaces de dañar a inocentes que sólo se encontraban en el sitio equivocado. Eso lo señalan tanto los querellantes de estos casos como los propios reporteros que presentan estas noticias, siempre con un tono reprobatorio y aleccionador. En la situación que ahora nos atañe también lo indicaron, pero de tapadillo y haciendo la oportuna excepción, de tal forma el acto sea considerado por los oyentes como un mal menor.

He aquí que salta la comparación con acaecimientos similares y la consiguiente comprobación de que la ley no se aplica de manera pareja. Pensemos en los mapuches que han quemado potreros deshabitados como medida de presión para que les restituyan sus tierras ancestrales -entre las cuales se encuentran esas mismas hectáreas, en manos de terratenientes inescrupulosos que las mantienen baldías y desaprovechadas, con la única finalidad de sacarles provecho pecuniario vía especulación financiera- y que han sido enjuiciados en calidad de terroristas por ello, recibiendo condenas de hasta quince años de prisión. Acá también se podría argüir que se trata de una decisión desesperada, tendiente a llamar la atención respecto de adquisiciones irregulares que en determinadas ocasiones no provienen de acontecimientos sucedidos hace más de cien años, sino de fraudes elaborados en décadas recientes. O, ya que hemos hablado de automóviles, los incidentes en donde pobladores cansados de vecinos que conducen con imprudencia o incluso borrachos en lugares donde juegan niños optan por acabar con el problema, y de paso buscan impartir un castigo ejemplar, incendiando el vehículo de aquel ciudadano hostil. Por supuesto que no son conductas aceptables. Pero en ambas y en varias otras más a los victimarios se les aplica todo el rigor posible -e incluso el que está al filo de la legalidad- quizá porque se trata de personas de bajo estrato social o que pertenecen a colectivos despreciados desde tiempos ignotos como los indígenas. No son apoderados que han formado una familia modelo, que se han esmerado en colocar a sus hijos en el colegio más caro de la ciudad o que tienen la valentía de no aguantar que un profesor que gana menos que ellos o un simple técnico en computación les intente poner una mano encima a los suyos, y lo demuestran prendiendo una hoguera sin considerar que lo están haciendo en una zona donde transitan otros niños.

Más encima, en una situación donde los delitos aún no han podido ser completamente comprobados, quizá por falta de pericias o la misma desidia de aquellos magistrados que hasta llamaron a ponerse en el pellejo de un padre que descubre que su hija ha sido abusada. Lo peor de todo esto no es que quede la sospecha de que la justicia es inoperante o de que este bochorno les provea de un subterfugio más a quienes defienden la tesis de la "puerta giratoria". Ni siquiera es el temor a una sensación de desamparo judicial que termine justificando el uso de la denominada ley del talión -mejor dicho la ley del oeste-. El real problema es que finalmente tales actitudes de represalia se terminen transformando en atribuciones exclusivas de un cierto sector social, ya sea que cuente con un mayor flujo de dinero, responda a cánones morales específicos o mantenga contactos con fiscales o abogados. En lo cual lo ocurrido en Los Andes puede sentar un peligroso precedente, más si se llega a establecer que el acusado es inocente, pues entonces quedará estipulado que cualquiera con un mínimo de ascendencia social podría maltratar a otros sólo basado en sospechas, lo que a la larga se traduce únicamente en acoso contra quienes se visten o piensan de modo diferente, que es la tónica del grueso de los errores judiciales que se han detectado en el primer mundo.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Secundarios en la Vanguardia

Una de las características que han marcado a las protestas estudiantiles que se han suscitado por estos días, es que ahora pareciera que existe una profunda diferencia de criterios entre los alumnos secundarios y universitarios al momento de reaccionar frente a la ausencia de reformas legales que aseguren una mejora en la calidad de la enseñanza. Mientras los primeros han decidido regresar a las acciones de choque, como las huelgas, las ocupaciones de establecimientos y las marchas callejeras, los segundos pretenden disuadir a los parlamentarios y a los candidatos a alcalde, a fin de comprometer su palabra en un periodo de elecciones donde además aumentará de forma significativa el caudal de votantes por aquello de la inscripción automática. Con dicho proceder los educandos superiores se han ganado el favor de los medios masivos de comunicación y las autoridades ejecutivas, ya que han proyectado una imagen de moderados dispuestos al diálogo, en contraste con sus pares de los liceos, quienes estarían exhibiendo toda la inmadurez y la candidez que se le atribuye a la adolescencia.

En Chile se han suscitado diversos alzamientos estudiantiles al menos desde el primer cuarto del siglo veinte. Han tenido múltiples motivaciones, y de hecho pocos se han centrado en el destino de la educación criolla. Pero si los miramos con detención, notaremos que casi todos ellos lograron llegar a buen puerto gracias a la decisiva insistencia de los estudiantes secundarios. Que además no fue una intromisión ni un simple plegamiento solidario. Muy por el contrario, en muchos casos fueron los iniciadores o los líderes de las protestas. Las manifestaciones en contra del régimen parlamentario en 1925, contra la dictadura de Ibáñez en 1931, contra el alza del boleto de tranvía en la década de 1950 nuevamente bajo una legislatura de Ibáñez, a favor y en contra de la ENU en 1972, contra el traspaso de las escuelas a las municipalidades en 1983 y que fueron el punto de partida de la resistencia hacia Pinochet... Ninguno de esos hitos habría sido digno de recordar de no ser por el denuedo de los alumnos de los liceos. Ni hablar de la llamada Revolución Pingüina de 2006, la cual instaló en el debate justamente el problema de la calidad de la enseñanza. El que ha continuado en la plana pública gracias a las prolongadas ocupaciones de establecimientos medios que se organizaron a lo largo y ancho del país en 2011.

No se puede decir lo mismo de las manifestaciones encabezadas por los universitarios. Las dos mayores jornadas de protesta que han organizado, en 1967 y 1997, que no contaron con el apoyo de otros estamentos educacionales, no significaron aportes más allá de los círculos de la educación superior, toda vez de que no se planteaban ir más allá. La primera desembocó en la denominada Reforma Universitaria, que en síntesis consistió en la exigencia de campus más amplios y con áreas verdes donde los mozalbetes pudieran efectuar sus encuentros amorosos. La segunda planteaba una corrección en los aranceles de las carreras y la falta de acceso a las prestaciones estatales al respecto. En cambio, cuando son los muchachos de los liceos quienes se paralizan, despiertan una adhesión espontánea de los diversos componentes sociales, lo cual se traduce en que sus demandas trascienden la temática puramente educacional. Y que los resultados sean más palpables, en términos revolucionarios pero también reaccionarios cuando los alegatos presentan tales características, como la mencionada resistencia a la ENU, un proyecto de la Unidad Popular que finalmente no llegó a concretarse. Incluso, y con la sapiencia de dirigentes como Camila Vallejo, la actual coyuntura habría devenido en un fracaso si los alumnos de los liceos no hubiesen tomado partido en ella, aunque en esta ocasión no fueran quienes al principio levantaran la voz.

La explicación para esto es muy simple. Mientras los universitarios han sido parte de una élite más oligárquica que cultural que se ha desarrollado siempre de espaldas al país, los liceos en cambio alguna vez fueron una instancia de encuentro y surgimiento para los jóvenes de sectores medios y bajos, algo de lo cual queda en la actualidad. No olvidemos el aporte, todavía importante, de los profesionales egresados de las escuelas técnicas y profesionales, además de los profesores recibidos en los desaparecidos normalistas. Se trata de un asunto que no guarda relación con la universalidad de la instrucción secundaria, sino de que las universidades siempre han estado cerradas en sí mismas y transformadas en escondites de sujetos siúticos y pretenciosos que pretenden pasar por inteligentes. Es otro de los sitios donde las clases acomodadas envían a sus hijos que no sirven para el trabajo empresarial a fin de que no se transformen en eternos holgazanes. De hecho, si nos retrotraemos al Chile anterior al golpe militar, notaremos que muchos intelectuales jamás pasaron por un plantel superior. De cualquier manera, menos mal que estos alumnos han comprendido el mensaje y se están uniendo en un solo cuerpo con los liceanos, ahora respaldando las ocupaciones y hablando en términos positivos de ellas. Y marchando detrás de la fila, como les corresponde a quienes no son protagonistas ni tienen actitud o aptitud para serlo.

jueves, 16 de agosto de 2012

El Regreso del Quinto Medio

Una de las iniciativas que se han planteado a propósito de la baja calidad de la educación, tema puesto desde hace seis años en primera plana a consecuencia de las movilizaciones estudiantiles, es la de reforzar la llamada área de técnicos profesionales, que producto de diversos factores -falta de atención, prejuicios cognitivos, desconocimiento general del asunto- no se encuentra muy desarrollada en Chile. Lo que por cierto es una realidad que urge ser modificada. Por lo mismo, las miradas se han dirigido a los denominados Centros de Formación Técnica (CFT), lo más cercano a ese tipo de instrucción que existe en el país, y que son uno de los tantos engendros resultantes de las reformas de 1981, las mismas que constituyen la principal causa del hundimiento de nuestro nivel de escolaridad. Algunos insisten en la posibilidad de que los egresados secundarios que se decidan por aquella opción debieran contar con facilidades económicas estatales que estén a idéntica altura de las que hoy reciben sus pares universitarios, y que por ende las instituciones que se dedican a tales carreras o sus equivalentes cuenten a su vez con fondos públicos.

Quien tenga mala memoria, no sea asiduo a los libros de historia o haya nacido después de 1981, lo que voy a afirmar a continuación le parecerá difícil de creer. Pero la verdad es que muchos antes de que aparecieran los CFT en Chile ya existía  enseñanza técnica, además de bastante mejor calidad que la que pueden ofrecer dichos esperpentos. Ésta era impartida por los liceos profesionales, los cuales subsisten en la actualidad, aunque sumidos en el fango que tiene atrapado a prácticamente la totalidad del sistema educacional criollo. Pero hubo una época en que constituían una alternativa incluso más rentable, en todos los aspectos, que las universidades. Por ejemplo, las escuelas normales, cerradas en 1976 justamente para sacarles la competencia de encima a los estamentos superiores. Hasta la fecha, la mayoría de los entendidos coincide en que los profesores básicos que se recibieron en esas instituciones son varias veces mejores en términos cualitativos que sus similares universitarios. Igual apreciación ocurre con los contadores provenientes de los secundarios comerciales, muchos de los cuales han llegado a conquistar un excelente pasar económico producto de su alta valoración en el ámbito laboral. Y de idéntico modo sucede con los mecánicos y las reposteras preparadas en los establecimientos especializados, que hasta hoy gozan de una importante reputación.

¿Cuáles son los factores que contribuyeron a un deterioro tan significativo y en poco tiempo de estos liceos? Cabría señalar que hay un cúmulo de factores cuyo cenit son precisamente las reformas de 1981, pero que empiezan antes y culminan bastante después, incluso ya pasada la dictadura militar. En primer lugar, está la tendencia por parte de ese régimen a darle un protagonismo excesivo a las universidades, sitios clasistas donde jamás han confluido los más preparados, sino los más privilegiados en términos económicos.El cierre de las escuelas normalistas es un símbolo de todo aquello. Sin embargo, tal predicamento se extendió hasta el retorno a la democracia. A modo de ejemplo, es preciso recordar que los liceos comerciales y técnicos incluían un quinto año medio, nivel donde los educandos ejercían su práctica profesional y aprendían las nociones más avanzadas de su oficio (en los establecimientos normales, por cierto, eran hasta tres los grados extras). Dicho curso fue suprimido en 1992, quizá porque entonces la única utilidad de los secundarios ya era sólo ser un paso intermedio hacia la educación superior, y los alumnos debían resignarse a retrasar su ingreso a ésta, pues rendir las cinco escalinatas era una necesaria condición para licenciarse, todo por un título de escaso valor. Por lo que las autoridades de entonces, que ya eran elegidas por sufragio popular, a su vez optaron por adaptarse entregándole todavía más poder a los planteles mayores.

Los auto proclamados Centros de Formación Técnica no son más que un simple negocio de estafadores que buscan adornar los cerebros desorientados de los muchachos con publicidad colorida y seudo carreras con nombres rimbombantes similares al que los identifica en común. Eso no implica afirmar que ese tipo de educación es mediocre, fomenta un sistema de castas o es un refugio de malos estudiantes. Quizá la poca seriedad de las instituciones que aseguran difundirla, y su origen asociado a la dictadura y el cuerpo legal que contribuyó a reducir de modo definitivo la calidad de la enseñanza, sea un factor determinante en la propagación de tales convencionalismos. Por lo mismo es que esta modalidad debe regresar al sitio de donde nunca debió salir: los liceos. Así se hace en todos los países del mundo, incluyendo aquellos que están más avanzados en esto de los técnicos. Es imprescindible que se reimplante el quinto medio y los normalistas con sus dos y a veces tres grados adicionales. Si de repente el joven tiene aspiraciones de continuar estudiando, se le puede otorgar el licenciamiento tras cumplir el cuarto año, el título luego de acabar el siguiente, y mientras cursa este último, permitirle a su vez asistir en paralelo a su primera temporada de universidad. No lo que se está haciendo ahora, donde se alaba a los mentados centros o a los mismos planteles porque planean crear los suyos ante los anuncios gubernamentales, con lo cual rectores y académicos verían aumentado su flujo pecuniario, asegurando además un cerrojo en las clases sociales, con alumnos de tipo a y otros de tipo be.