miércoles, 31 de octubre de 2012

Siempre Listo... Para Abusar

Hace unos cuantos días, debido a una orden judicial emanada de un tribunal de Orgeon, fueron dados a conocer los que la prensa ya ha tildado como "los documentos de la perversión": archivos nunca antes revelados de los boy scouts norteamericanos, donde están registradas más de mil doscientas acusaciones de pedofilia contra diversos jefes y monitores del movimiento. Para quien se maneja en la estructura interna de esta organización tal noticia no debiera constituir un hecho alarmante, puesto que el escultismo estadounidense elabora esas fichas prácticamente desde el mismo momento de su fundación, como forma de evitar que los pervertidos sexuales caigan en sus filas. Incluso, los papeles salidos a la luz pública no constituyen la totalidad de los casos expuestos a lo largo de la historia de la entidad. Lo que despierta mayor interés, en cambio, es averiguar los nombres de los denunciados, entre quienes se contarían personeros muy conspicuos de la sociedad gringa, como empresarios, políticos influyentes, profesionales destacados o... sacerdotes y pastores evangélicos.

Uno de los pilares fundamentales del movimiento de exploradores, desde su origen en las islas británicas, ha sido el inculcar en los niños y adolescentes que ingresan a su seno una espiritualidad que combina responsabilidad social con sentimiento religioso, bajo la manida premisa de "crear hombres y mujeres de bien" en el sentido pedagógico y moderadamente conservador que implica aquel enunciado. Para que tal manera de proceder pueda ser llevada a efecto, y a la vez consolidar el afán de expansión que tuvo desde sus inicios, la organización se vio obligada a adaptar sus paradigmas a la realidad de cada país al cual llegaba, en especial lo relacionado con el credo predominante. De ese modo, consiguió que Chile, un lugar de histórica tradición católica, fuese el segundo lugar en el cual se instaló la entidad, aún cuando sus orígenes en el Reino Unido están vinculados a las iglesias evangélicas. Más aún: en el último tiempo se han constituido filiales en las naciones musulmanas, a pesar del supuesto choque que existe entre esta fe y los denominados valores cristianos occidentales, y al hecho de que en tales zonas no se permita la participación de mujeres en los campamentos. Sin embargo, y a pesar de que en la actualidad se cuentan sucursales de orientación laica que poseen reconocimiento oficial internacional, para su mentor, el inglés Robert Baden-Powell, era inconcebible la posibilidad de que ateos o agnósticos formasen parte de una estructura destinada a formar una "sana juventud". Era la vieja idea -vigente al menos hasta la década de 1960- de que la religión es necesaria como mecanismo de control e igualmente de guía de los ciudadanos, algo que además calzaba muy con la reciedumbre y la disciplina seudo militares en que el escultismo sintetiza sus actividades (no olvidemos que su fundador era veterano de guerra, y una de sus intenciones era precisamente trasladar lo positivo de los ejercicios de cuarteles al diario vivir).

En este sentido, la filial norteamericana del movimiento adquiere connotaciones singulares. Estados Unidos es -por su extensión geográfica, su número de habitantes y su influencia política y económica de rango universal- el representante más importante de la cultura anglosajona que justamente dio vida a los boy scouts. Además de tratarse de un país que ha cimentado su idiosincrasia nacional en una mescolanza de patriotismo con alcances militaristas y moralidad religiosa determinada por las iglesias evangélicas, las mismas que son el punto de partida del primigenio escultismo. Incluso, se puede efectuar un parangón entre el imperialismo estadounidense y el mismo Baden-Powell, que fundó su entidad tras intervenir en la guerra de los bóer, conflicto por el cual los británicos buscaban apropiarse de Sudáfrica, en el marco del colonialismo decimonónico. La nación estadounidense es principal potencia en casi todos los frentes, y luego es la que más se asemeja al entorno de origen de los niños exploradores.Que presente un comportamiento ejemplar es, por ende, una actitud que adquiere una enorme relevancia. Y hasta cierto punto, explicaría la manera de enfrentar acusaciones de supuesta pedofilia, llevando un archivo detallado de las denuncias pero igualmente manteniendo un sigiloso secreto, a fin de que no salgan a la luz pública escándalos que podrían dañas su credibilidad pero de idéntico modo tratando de evitar transformarse en un caldo de cultivo que justamente incentive esos bochornos.

La gravedad de este asunto radica en que, al final de la jornada, se cae en el mismo error que se cometió en los países católicos respecto de los sacerdotes que abusaban de niños. Y producto de las mismas motivaciones e idénticas condiciones de jerarquía social. Si en un lado los curas violadores eran ocultados por temor a disminuir la credibilidad del romanismo con la consiguiente pérdida de influencia y todo cuanto aquello implicaba, acá sucedió algo parecido con las personas más importantes de la sociedad norteamericana, a quienes se les cubrió sus fechorías para que con su potencial descubrimiento no terminasen arrastrando a una estructura completa. Y lo peor es que aquí además se derriba el edificio que se había construido respecto a las supuestas ventajas de la moral sexual protestante. La misma que puso de rodillas a Bill Clinton debido a sus infidelidades amorosas, pero que es capaz de guardar silencio cuando un personero que es afín a sus propósitos se desvía por la tangente. Hay que colocar atención a estas contradicciones, porque no sólo han acontecido en el ámbito del escultismo.

No hay comentarios: