domingo, 18 de enero de 2015

El Amigo Charlie Hebdo

Hasta que varios de sus integrantes fueron ultimados por un grupo de terroristas islámicos, personalmente desconocía la existencia de Charlie Hebdo. Hoy ya estoy enterado de que se trata de un semanario satírico fundado en Francia allá por la década de 1970, con el nombre de Hara Kiri Hebdo, nombre que se vieron forzados a modificar producto de sus innumerables encontronazos con autoridades que no quedaron bien paradas con sus caricaturas. Y que a partir del año 2000, cuando ya ninguna persona influyente se atrevía a entablar una demanda judicial tras ser retratada en el periódico, comenzaron a explotar un filón que les acarreó un aumento en sus ventas: la religión, en especial la musulmana, que atacaron con especial consideración después de las amenazas en contra de un diario danés que publicó unos dibujos donde Mahoma aparecía con un turbante y una mecha encendida colgando de él; pero en particular, por el estigma que los franceses europeos tienen en contra de sus compatriotas que profesan ese credo, actitud que se ve reflejada en el accionar de la policía y de los medios masivos de comunicación.

Pues lo cierto es que hasta los albores de este siglo, Charlie Hebdo apenas se había involucrado con el islam. Situación que cambió luego de la controversia ocasionada por las viñetas recién mencionadas, en un intento de demostración de solidaridad que con el paso del tiempo se transformó en una majadera bravuconada. Y que demostró que los miembros de este periódico se habían adentrado en un terreno que desconocían (o acerca del que no querían estudiar por considerarlo cultural e intelectualmente inferior). Pues, tal vez sea necesario repetirlo hasta el cansancio, para los musulmanes no hay caricatura que valga al momento de ver una imagen de su profeta. Ya que para ellos Mahoma no puede ser retratado, y en algunos círculos ni siquiera está permitida la reproducción de una figura humana, como forma de prevenir la proliferación de ídolos, en una versión ampliada de uno de los diez mandamientos bíblicos. Por eso es que en el Medio Oriente las artes plásticas han experimentado un bajo desarrollo e incluso en determinados países es negada la producción cinematográfica. En consecuencia la sola exhibición física de su líder espiritual constituye una provocación, y para qué vamos a hablar de una exposición con tono burlesco. Algo que quizá no comprendemos con facilidad quienes hemos sido formados en el paradigma occidental cristiano, donde nunca hemos dejado de fabricar pinturas o esculturas de Cristo, pero que de antemano sabemos que no son reales, y por ende poco nos importa que a la postre acaben como objetos de mofa.

He aquí el meollo del asunto. Se trata de satirizar a mansalva a una cultura que por parecer extraña y distinta asimismo se la considera mediocre. La cual además es atacada en términos generales, pues sus detractores no conocen sus matices los que tampoco se esfuerzan en escudriñar, simplemente porque no creen que existan. Una situación que termina afectando al musulmán pedestre, el mismo que sufre la pobreza en Asia o África y la segregación en Europa. Sin embargo, dentro del islam hay personeros poderosos que no son retratados en las páginas de Charlie Hebdo o un periódico de actitudes afines, muchos de quienes encabezan estos movimientos extremistas cuando no los financian. Se insiste con Mahoma, pero brillan por su ausencia los jeques dueños de empresas  petrolíferas o de clubes deportivos, los monarcas absolutistas del Medio Oriente que fuera de todo son aliados de las potencias occidentales, incluso los líderes de las agrupaciones terroristas. Debe ser porque estos personajes cuentan con un arma de respuesta mucho más efectiva que las tradicionales, como es el dinero, que puede actuar de manera sutil mediante las redes de influencias. Y del cual este mismo semanario fue víctima hace un tiempo atrás, cuando expulsaron de su seno a un dibujante por diseñar unas viñetas críticas de la situación de Palestina, que ciertos círculos de judíos consideraron antisemitas. En fin: los asesinados han sido elevados a la categoría de mártires, y este periódico ha aumentado sus ventas de modo sideral. Quizá sea ése el auténtico poder de las balas...

El problema del primer mundo occidental es que no sabe burlarse del islam. Y parece que tampoco quiere aprender cómo. A modo de ejemplo, existen caricaturas sobre Bin Laden u otros líderes terroristas publicadas en diarios de América Latina, en especial México, que a pesar de ser muy satíricas empero no han devenido en atentados contra sus creadores. Pero en Estados Unidos y en Europa obran con esa misma mentalidad colonialista que los impulsó a invadir territorios con el pretexto de que estaban habitados por salvajes que debían ser civilizados y evangelizados. En la que no cabe espacio para los aportes culturales del otro, porque siempre serán mínimos cuando no nulos. La diferencia es que esas zonas hoy son países independientes, y sus habitantes, por diversas circunstancias, están decididos a hablar y reclamar.