jueves, 22 de noviembre de 2012

Más Allá De Un Conflicto Histórico

Entre los cohetes lanzados por Hamas desde la Franja de Gaza hacia ciudades israelíes, y la respuesta tan contundente como irracional del gobierno hebreo, es penoso notar cómo dos organizaciones de extrema derecha, con el objetivo de conseguir ganancias insignificantes, pulverizan barrios enteros y exponen a sus partidarios, los mismos que luego dicen proteger, a bombardeos violentos y ataques mortales. En fin: si a los pocos días se justifican ante una comunidad internacional que se ve incapaz de proponer una solución pacífica y duradera, inhibida por el alcance histórico de los dos pueblos que participan en este conflicto.

Y la verdad es que ambas son bandas abyectas que hace rato deberían haber sido desarticuladas si se les aplican los estándares universales utilizados para definir no sólo el terrorismo, sino la restricción de libertades y el impedimento de la democracia y el desarrollo. De un lado, el ya mencionado Hamas, una entidad creada en 1981, cuando ya los palestinos habían sufrido bastantes pérdidas territoriales y la OLP, el movimiento fundado por Yasser Arafat, por lo menos había despertado la casi total sensibilidad mundial respecto de las penurias de su pueblo -lo que no era fácil, pues frente a los ojos de Occidente se debía demostrar que una importante fracción de las autoridades de la nación judía, a sólo cuarenta años de concluido el Holocausto se había transformado de víctima en agresor, y no en términos de la venganza bíblica-. Y que si bien desde siempre tuvo un programa político, éste jamás dejó de ser acompañado por una vena religiosa integrista, al estilo de iniciativas como la Moral Majority o el Tea Party en Estados Unidos, los nacionalistas católicos irlandeses de los partidos Fianna o la UDI en Chile. Es, en definitiva, una de esas agrupaciones denominadas "confesionales", que se valen de supuestos mandatos divinos para justificar sus procedimientos, los cuales por lo general están reñidos no sólo con la ética y el derecho universales, sino a veces con preceptos de su propio credo. Que no se quedan en el atentado armado contra todo lo que consideran enemigo, sino que luego tratan de imponer normas estrictas, en especial en el campo de la moral personal, llegando a inmiscuirse en la vida privada tanto de sus fieles más incondicionales como de sus simpatizantes ocasionales.

Por otra parte, el Likud, la colectividad política israelí que distorsionó el sionismo -que pese a las críticas que se le pueden formular, es el responsable de los kibutz y mohav- hasta tornarlo un simple fascismo acomodado a la historia del pueblo hebreo, el que por cierto no se merece esta clase de grupúsculos. Surgido como una pandilla de asaltantes de caminos -al igual que su idolatrado David, el rey tirano, violador y abusador en general de mujeres a quien el mismo Señor condenó por sus atrocidades- que jamás conoció los horrores de la Shoah, pues sus fundadores o ya vivían en el Medio Oriente cuando el ascenso del nazismo, o escaparon poco antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial. Cuyos primeros actos en la tierra de Canaán fueron la concreción de atentados dirigidos hacia las autoridades británicas que mantenían la zona como una colonia, y quienes recién hacia la década de 1980, curiosamente coincidiendo con el nacimiento de Hamas, empezaron a adquirir protagonismo en la política israelí, merced a discursos incendiarios, populistas y enmarcados en lo que se denomina las campañas del terror, como las que grupos conservadores occidentales realizan respecto de la delincuencia y los movimientos juveniles alternativos. Es decir, cuando la supervivencia y la consolidación del Estado judío eran cosas más que confirmadas -gracias a los sucesivas legislaturas socialdemócratas que tuvo el país- aparecieron como los salvadores y los enviados divinos dispuestos a acabar con las fuerzas malignas a las que sus adversarios habían sido incapaces de aniquilar.

Ya lo he dicho antes y lo continuaré sosteniendo: la paz definitiva para Israel pasa por la creación de un Estado palestino libre y sin condiciones. Pero dicha nación debe ser capaz de mantener a raya a organizaciones integristas como Hamas, que si bien no es Al Qaeda -incluso han hecho todo lo posible por distanciarse de la organización de Bin Laden, al punto que hoy son uno de los escasos movimientos guerrilleros de orientación o de influencia islámica que no tienen vínculo alguno con la base establecida en Afganistán-, sí equivale a una amalgama de iniciativas confesionales occidentales que no precisamente son agradables. Pueden hacerlo pues los habitantes de este futuro país cuentan con un gran número de personas instruidas y una serie de estructuras democráticas imposibles en otras zonas de mahometanos. Lo cual también ocurre en territorio hebreo. Sin embargo, mientras ambas partes le entreguen sus decisiones a hordas de chovinistas e integristas religiosos y políticos seguiremos escuchando sirenas y hablando de tarde en tarde acerca de bombardeos y lanzamientos de cohetes.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Siervo de un Dios Violador

Si yo estoy en medio de un foro, y por esas casualidades de la vida porto una pistola cargada; y a un tipo se le ocurre decir que una mujer que ha sufrido un embarazo debe resignarse y alegrarse porque ésa es la voluntad de Dios, pues no lo pienso dos veces: en el acto acallo al malnacido dándole un tiro en la cabeza. No sólo por la enorme blasfemia que significa argüir que un ser en principio bueno es capaz de tolerar un acto tan deleznable como el abuso sexual, propio de los genocidios, los gobiernos tiránicos y los lugares donde el poderoso usufructúa del débil a su antojo y con total impunidad. Sino porque en estas palabras existe un manifiesto desprecio hacia las víctimas, lo cual aumenta la humillación padecida por éstas, que por cierto es bastante abismal.

Por fortuna, el congresista norteamericano que cometió este desatino al calor de un debate sobre el aborto se verá obligado a magullar dichas declaraciones en su hogar, pues perdió la reelección. Allí será consolado por una esposa fiel que de seguro piensa igual que él, no tanto porque comparta de manera consciente sus convicciones o los dos hayan sido formados en un ambiente conservador y de respeto a los valores tradicionales, sino debido a que así lo asegura su hombre, y a ella le corresponde callar y hacer eco de lo que afirme el guía familiar, que por algo ha pasado por un cargo público. Sin embargo, el hecho de que en esta ocasión fuesen los votantes quienes obraron de la manera correcta -no siempre ocurre así- en caso alguno debe derivar en una amnesia absoluta respecto del incidente. Ya que se trata de mucho más que la simple necedad de un reaccionario incapaz de observar, siquiera otear, más allá de su propia parcela. Puesto que junto a él existe todo un ejército dispuesto a imponer tales ideas, si no con argumentos sólidos, en su defecto a través de la presión política, económica, social, religiosa y por qué no agregarlo, militar, justamente porque cuentan con los mecanismos para ejercer tal predicamento. Y el hecho de que haya retrocedido algunos ápices no significa que esté reducida a la insignificancia ni menos que se halle en vías de extinción. Si en el futuro se dan las circunstancias, es probable que recupere su reciedumbre e incluso se haga más agresiva de lo que ha sido hasta ahora. Por lo demás es un fenómeno que se ha tornado constante en la historia de Estados Unidos.

Lo que se precisa es extraer lecciones de estos infortunios, con la finalidad de que no se repitan. Hay que dejar en claro que una declaración como la emitida por este ahora ex parlamentario constituye un pensamiento errado en la lógica del cristianismo. Para empezar, porque ofende -y por consiguiente ahuyenta- a prácticamente la mitad de la población, que pertenece al género femenino. Luego, porque se estipula que Dios intenta difundir su mensaje -amor y misericordia- mediante un acto tan aberrante como la violación. Lo cual redunda en una combinación de factores y en un inevitable círculo vicioso. De una parte no se le habla a las mujeres en la forma que ordena Cristo: acogedora, capaz de colocarse en la piel del otro, ausente de insultos y agresiones físicas o verbales. Y enseguida, se les inculca una doctrina que es falsa, alentando su alejamiento de la palabra de vida gracias  una sentencia que no es correcta pero que es dicha como si lo fuera y para colmo por alguien que posee un cierto grado de autoridad -terrenal y espiritual-. En definitiva, no puedo ni debo seguir el camino porque va contra mí y mi mismo ser, al admitir la presencia de los abusadores sexuales como garantía de divulgación y comprensión del evangelio.

Como ya se indicó, este parlamentario se pronunció al calor de un debate sobre el aborto. No es su postura sobre el particular lo que está en objeción aquí (más allá de los casos terapéuticos o de violación el aborto no debiera ser permitido), sino el modo en que se movió con el propósito de defender su postura, lo cual da a entender que carecía de argumentos contundentes. Pues, si lo que se busca es que la ciudadanía tome conciencia respecto de la interrupción del embarazo, ¿qué se saca en provecho insultando a las mujeres, más encima involucrando al Señor como cómplice de un delito tan execrable? Es como quienes pretenden llamar la atención sobre las agresiones de Israel hacia los palestinos acudiendo a la muletilla del antisemitismo. Sólo ocasionan eso que los mismos generales de ejército estadounidenses denominan "daño colateral", que a veces perjudica a un potencial defensor de la causa. Uno no es quien para juzgar las intenciones de este congresista, pero está claro que cometió un pecado y debe rendir cuentas. Ya lo hizo ante el pueblo, sin embargo aún le falta Dios.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

El Otro Lucro Universitario

En medio de los análisis que concluyen que en Chile sobran profesionales universitarios y faltan técnicos, muchas autoridades felicitan a determinadas integrantes del Consejo de Rectores debido a que han decidido crear centros especializados, anexos a sus facultades más reconocibles, donde preparar este tipo de diplomados. Se tratará de recintos independientes -lo cual en la práctica significará que no tendrán contacto con el resto de los educandos- pero que contarán con el respaldo de su casa matriz, lo cual quedará testificado en un rincón del título o de los comprobantes que les entregarán a los alumnos tras cancelar la mensualidad. Allí entrarán los jóvenes de menores recursos que no alcanzaron la puntuación mínima ponderada o que no cuenten con el suficiente poder pecuniario para costear una carrera netamente superior. Incluso quienes tengan la suficiente habilidad y ánimo para cursarla, junto a quienes estará un sicólogo cuya tarea será mediatizar sus expectativas y ajustarlo a su realidad social, so pena de ser exonerado de esta instancia y todas las demás.

Cabe señalar que esta conducta no es nueva. Ni de parte de las "universidades" que forman parte del cartel de las veinticinco como de las inmobiliarias. De hecho, del primer grupo se puede citar al DUOC, antigua repartición de la Pontificia Católica -la más cara del país- y del segundo al Santo Tomás, dependiente del plantel homónimo. Sin embargo, en cualquier otra parte del mundo esta práctica sería vista con extrañeza e incredulidad. Pues, y atendiendo a la lógica de la educación, en el resto de las naciones la enseñanza técnico profesional es responsabilidad prácticamente exclusiva de los establecimientos secundarios, teniendo los superiores una tarea de asesoría o de intermediación entre ambos estamentos que garantice la capacidad de los egresados de ambos de comunicarse entre sí en su futura vida laboral, cuestión que es necesaria para que funcionen los dos engranajes en una relación de mutualidad y que uno no se sienta inferior o en una testera infranqueable frente al otro. Es decir, los rectores y los académicos no intervienen en un proceso que no les incumbe, entrando en escena sólo una vez que se ha efectuado el licenciamiento, con el fin de asegurarles a los titulados que no serán mirados con desprecio por sus similares universitarios, puesto que éstos no tienen valor alguno ante la ausencia de ellos.

En cambio, en Chile nos hallamos frente a un gran número de instituciones que se dicen universidades, que aprovechando los vacíos legales y sociales se apropian de un segmento educativo que no les pertenece, pero que les permitiría ingresar dineros extras a sus arcas, ya engordadas debido a los altos aranceles que cobran y a sus lazos de amistad con los más pudientes. Llevando, además, a miles de jóvenes a un ambiente donde serán considerados alumnos de segunda clase, dándoles la falsa sensación de conformar un plantel de enseñanza superior. A los muchachos se les impide desarrollarse en los secundarios, se les alarga de manera artificial su periodo de instrucción -a la media se le añade un estamento que aparenta ser profesional- y se les coloca frente a los "ganadores" lo cual acaba redundando en comparaciones odiosas. Si los rectores y académicos realmente se preocuparan por los chicos en lugar del lucro, entonces, como se acostumbra en el resto del mundo, acudirían a los liceos, pero no para remplazar a los profesores que diariamente efectúan un esfuerzo más que destacado allí -como varios pretenden valiéndose de ciertas reformas legales-, sino para contribuir de manera desinteresada a acortar la brecha que existe entre ambas locaciones, mediante charlas de asistencia voluntaria y actividades extra programáticas.

Pero todos sabemos que estos personajes detestan a los establecimientos primarios y secundarios y se sienten sobre un aura excepcional en el patético panorama de la educación chilena. Desde luego que mediante el subterfugio de que nos hallamos en presencia de recintos mediocres, argumentan que ellos son los únicos capaces de proveer las herramientas necesarias para una aceptable formación técnico profesional. Así consiguen un nuevo y suculento fajo de billetes que, de seguirse con el modelo que se usa en cualquier otro país, no sólo jamás verían sino que además los obligaría a desprenderse de una parte del tiempo y el dinero que ganan a raudales. Una iniciativa novedosa para mantener la segregación de alumnos de primera y de segunda clase, más sutil porque al fin y al cabo la gran mayoría recibe educación e incluso hasta pueden resultar ser vecinos. Que no obstante, sólo acabará creado una tercera clase de jóvenes: aquellos que por su situación económica ni siquiera podrán acceder a esta instancia técnico profesional, pues ya sabemos que nuestras "universidades" nunca dan algo gratis, sólo lo rebajan de precio en beneficio propio.