lunes, 29 de junio de 2009

Honduras o Los Distintos Usos de la Fuerza

Es curioso el caso de Manuel Zelaya, el por ahora depuesto presidente de Honduras. Es líder del centroderechista Partido Liberal, que en un balotaje hace cuatro años, le arrebató la primera magistratura a sus archirrivales conservadores. Sin embargo, a poco andar su gobierno se fue acercando, de manera diplomática y comercial, a los recientes ensayos de izquierda radical en América Latina, léase Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua o El Salvador. Lo hizo como un intento para superar el estancamiento económico y la desigualdad social de su país, problemas que, justamente gracias a dichas alianzas estratégicas, estaba superando con creces. No nos debiera extrañar esta suerte de pragmatismo político en sentido inverso, si consideramos que, por ejemplo en Alemania, Angela Merkel conformó un gabinete de coalición con los socialdemócratas, o que en Francia, Nicolás Sarkozy nombró ministros a varios dirigentes de izquierda, previa renuncia eso sí, a sus colectividades de origen. Por lo demás, el liberalismo latinoamericano ha sido caldo de cultivo para la aparición de caudillos y movimientos populares que han terminado de la misma forma que todo aquel que se opone a las oligarquías locales: exterminados o en el exilio.

Tal vez por eso, es que el golpe que se fraguó en su contra contó con el apoyo de importantes elementos de la institucionalidad hondureña -el alto empresariado, la corte suprema, la iglesia católica y desde luego las cúpulas militares que lideraron la azonada-, los cuales, en todo caso, están encabezados por sujetos pertenecientes a un mismo sector social, a quienes no les produce asco sobrepasar la constitución y las leyes, cuando notan que el pueblo raso puede acceder a beneficios reservados exclusivamente para ellos, y sin salirse un ápice del marco legal. No obstante, su triunfo momentáneo se debe a un elemento extra, relacionado con el origen político y social del presidente, pues los partidos liberales a este lado del mundo, tienden a reclutar integrantes a partir de la clase media, que como en nuestros países es siempre reducida y vive, debido a las vicisitudes económicas, con el temor a caer en la pobreza, acaba convertida en lacayo de los pudientes. A los ricos de Honduras, me parece, les dolió de manera particular que uno de sus supuestos perros fieles les enrostrara sus abusos e incentivara cambios que buscasen corregir la inequidad. No se esperaban que la resistencia comenzara en sus propias narices, entre sus mozos y sirvientes. Un campesino de la sierra, como Evo Morales, es aceptable, pues sigue perteneciendo al bando enemigo y eso significa que su radio de alcance continúa siendo reucido. Pero lo hecho por Zelaya es una vil traición.

Parece, por ese factor y por otros -la pequeñez del territorio, la poca mayoría parlamentaria-, que era más fácil golpear aquí que en, por ejemplo, Venezuela o Bolivia. Sin embargo, hay que detenerse a considerar lo peligroso que resulta permitir que los militares hondureños tengan finalmente éxito. Si se abrió una compuerta, eso puede a la larga ser un incentivo para que a futuro se abran más y terminemos nuevamente inundados de regímenes tiránicos promotores de graves atropellos a los derechos humanos, que para superar las críticas, a veces sólo les basta adaptarse a cada tiempo y espacio. En tal sentido, cualquier gobernante que desagrade a ciertos grupos corre el riesgo de ser defenestrado, y sus partidarios sometidos a consejos de guerra y ejecutados masivamente. Pueden acusarme de repetir la "teoría del dominó" que utilizó Estados Unidos para justificar su intervención en Vietnam. Pero si recuerdan bien, esto fue lo que ocurrió en la América Latina de los setenta: se comenzó en Paraguay y Brasil, sitios ambos donde los golpistas mantuvieron abiertos los respectivos congresos, decisión que a la postre demostró ser un eficiente escudo contra la protesta internacional, aunque no todas las ideologías podían estar representadas en dichas asambleas. Y no nos olvidemos que algunas dictaduras, como la de Velasco Alvarado en Perú o la de Jorge Videla en Argentina, en un principio fueron respaldades por socialistas y comunistas.

Por lo mismo, desde esta modesta columna, y aún sin la certeza de que alguien me lea, llamo a sacar el gobierno inconstitucional que se ha organizado en Honduras, y reponer al presidente democráticamente elegido. Estrangúlenlo de todas las maneras posibles, desde el desconocimiento diplomático hasta el bloqueo económico. Y si esa espúrea regencia aún permanece en pie, entonces no quedará otra alternativa que recurrir al uso de la fuerza. Incluso sin Estados Unidos al frente, los demás gobiernos latinoamericanos puden constituir un ejército de invasión. Tienen a favor el hecho de que los norteamericanos también condenaron el golpe, aunque fuese de manera tardía. Por todos los medio, hay que impedir que los militares hondureños tengan éxito. Porque, aunque hayan nombrado un mandante civil, que hasta ayer era presidente del senado, quien además anunció que respetará el calendario trazado por la constitución ( en noviembre se deben celebrar elecciones generales en el país), lo acaecido genera un muy nocivo precedente.

miércoles, 24 de junio de 2009

El País de la Peste

Hace unos días, una importante autoridad brasileña, asustada por la alta cantidad de infectados con influenza del tipo A que se ha registrado en Chile, recomendó a sus connacionales no viajar hasta estos pagos, como forma de evitar un posible contagio y una posterior pandemia en su país. Desde luego, muchos, casi todos en realidad, acá pusieron el grito en el cielo, en especial los empresarios turísticos de los centros de esquí, afectados tanto por la recesión económica como por la escasez de precipitaciones en la cordillera. Sucede que los tropicales habitantes del Brasil en su vida han visto nieve, y ni las fogosas danzas del Carnaval de Río hacen que brote de las alturas. Por eso, juntan sus ahorros y aprovechan nuestro invierno austral para satisfacer sus gustos -que esta vez no son sexuales- y de paso dejar suculentas sumas de dinero en los lugares donde se hospedan.

Es la segunda oportunidad en menos de un mes, que un Estado vecino nos señala con el dedo, atribuyéndonos las siete plagas de Egipto y aislándonos como sujetos sucios y malignos, portadores de la misma muerte. Hace poco, un bus que se dirigía a Argentina fue sometido por las autoridades trasandinas a un intenso chequeo médico, y nada más al escuchar un estornudo, lo sellaron y se lo llevaron en cuarentena a un hospital en Mendoza. Para colmo, la población aledaña al nosocomio, indignada porque los médicos preferían sanar a los extranjeros apestosos antes que a ellos, apedreó la máquina, tanto cuando entró como cuando abandonó el recinto. Al igual que ahora, las reacciones no se hicieron esperar: se tachó a los argentinos de ignorantes, de creer en monstruos y de que una vez más mostraban su tendencia a exagerar las cosas. La ancestral rivalidad chauvinista a ambos lados de Los Andes también saltó al ruedo. Hoy, sin embargo, cuando son los brasileños quienes hostigan, la respuesta tuvo un aliciente especial: fue espetada por la mismísima presidente en una cumbre de la OEA, entidad gobernada por otro chileno. Claro: es sólo una circunstancia que Michelle Bachelet, poco agraciada en materias de cultura general, pero con gran sentido de la ocasión, aprovechó para entregar una réplica que, en cualquier caso, era necesaria.

Sin embargo, reflexionemos un poco. El miedo siempre sirve para discriminar al del lado, cuando no está de acuerdo con nuestros planteamientos. La sociedad contemporánea, atravesada por la ciencia y la información, ya no puede tenerle miedo a seres fantásticos como fantasmas u ogros, ni a los conjuros mágicos que éstos puedan invocar. Los temores actuales surgen, por decirlo de alguna manera, de un proceso de "racionalización", o mejor dicho, de sintetizar la irracionalidad de un modo acorde con el conocimiento que se maneja. Y todos sabemos que las enfermedades contagiosas no son causadas por hechizos sino por microorganismos, invisibles al ojo humano, pero que están ahí. Son un peligro latente y a la vez imperceptible a primera vista, y más aún, son avalados por los científicos, que ocupan el lugar de los magos y brujas de antaño. Condiciones indispensables para todo lo que busque ocasionar espanto. Luego los mezclamos con nuestros prejuicios ancestrales, que hemos adaptado perfectamente a las enseñanzas de profesores y médicos, y formamos un híbrido que creemos, por vivir en esta época, es la verdad correcta. Por eso, acabamos afirmando que los inmigrantes peruanos traen la tuberculosis, creyéndolo casi como un dogma, cuando lo que queremos es echarlos de aquí, sólo debido a nuestra tendencia xenófoba. También, toda esta gripe, basados en lo que ocurrió en México, nos ha servido para asegurar que los mestizos latinoamericanos son una manada de desaseados, y reafirmar un origen caucásico que no es tal. Cuando varios países del primer mundo se han visto afectados por esta enfermedad casi tanto como nosotros, y los que aún no la padecen frontalmente, es porque se hallan ubicados en el hemisferio norte y están pasando por el verano boreal.

Cabe recordar, que varias autoridades, cuando explotó la influenza humana en México, recomendaron no viajar a ese país, aduciendo que con esta medida nos íbamos a liberar del monstruo. En la actualidad, somos nosotros los que vemos pasar a los asustados transeúntes por la vereda de enfrente, quienes voltean la vista, no vaya ser que con mirarnos solamente se llegue a contraer el mal. Hoy sabemos que esta gripe es tan contagiosa como todas las de su tipo, y que el número de muertos que ha cobrado es el normal para esta clase de epidemias, el cual además es bastante bajo. Incluso nos encontramos en condiciones de decírselo a nuestros temblorosos vecinos. Pero debemos resignarnos a probar un sorbo de nuestra propia sopa, como algunos de ellos en su momento tuvieron que soportarlo. En todo caso, no es primera vez que la tierra chilena es declarada maldita: en tiempos de la conquista, tras la fallida expedición de Diego de Almagro en busca de oro, se decía que "hay que huir de Chile como de la peste". Y en esa época sí que escaseaban los conocimientos médicos y científicos.

miércoles, 17 de junio de 2009

La Vida Después de Toulon

Nadie que tenga un mínimo de afición por el fútbol y sea chileno, se ha abstraído del título obtenido por el seleccionado U-21 en el torneo de las Esperanzas, que anualmente se disputa en la ciudad francesa de Toulon y sus villas aledañas. Y no es por un henchimiento de chauvinismo, algo que los logros de este tipo gatillan con facilidad, más si se trata de deportes masivos donde compiten equipos relativamente numerosos. Sino por la falta de copas de campeón en las estanterías del balompié criollo, tanto a nivel del combinado nacional como de los clubes. Tienen un sinnúmero de excelentes participaciones, que los hacen merecedores de una calificación medianamente respetable; pero los primeros lugares escasean.

Lo cual ha subido, en forma directamente proporcional, los bonos de los involucrados en este pequeño aunque significativo éxito. Los futbolistas, para empezar, ya que su público son mayormente cazatalentos de clubes europeos que vienen a observar a promesas jóvenes para enseguida llevárselas a sus instituciones y reforzar sus planteles. Luego, el director técnico, Ivo Bassay, que se fue del país envuelto en un manto de críticas y regresó sólo a recibir elogios. Y, como un modo de redondear las felicitaciones, el flemático presidente del balompié chileno, Harold Mayne-Nicholls, quien con su apellido y su voz queda de gerente que mira desde la ventana más alta de su edificio, trata cada vez que puede de recordarnos que proviene de la alta alcurnia y tiene una relación muy fluida con los sambernardos de FIFA, pese a que señales al respecto le sobran. Nadie se detiene un momento para acordarse que este grupo, hace sólo seis meses atrás, fue protagonista de un bullado fracaso en el sudamericano U-20, clasificatorio para el mundial de la categoría. Cuando los muchachos -los menos responsables, de todas maneras- se ganaron la simpatía de la autoridad reconociendo el fracaso; el entrenador Bassay, que planteó esos partidos de una manera absurda e insostenible y luego quiso mostrar sus dotes de mando insultando a sus pupilos, se genuflectó ante los dirigentes y a cambio recibió la confirmación en el cargo, y el mismo Mayne-Nicholls, pudo cubrir los reclamos de la hinchada con la notable actuación del combinado adulto, en las clasificatorias mundialistas. Hoy, los tres estamentos se reivindican con esta victoria. Pero cabe apuntar que, por muy importante que sea, Toulon no es una competición oficial, sólo cuenta con ocho participantes, los partidos duran ochenta minutos y el ambiente de los estadios es el llamado "familiar", sin las presiones de un coliseo repleto fanáticos ansiosos de que su equipo preferido gane.

¿ Cuáles son los aciertos de Mayne-Nicholls? Aún pocos, y sólo uno destacable: el haber contratado un seleccionador adulto de buen nivel, como es Marcelo Bielsa, y dejarlo actuar libremente tanto a él como a su cuerpo técnico. Una decisión que pudo tomar gracias a dos factores: su condición de antiguo empleado subordinado de las altas esferas de la FIFA que le permite un alto roce internacional, y las abundantes arcas dejadas por las administraciones anteriores, las mismas que pretende hacernos olvidar. Aunque parece paradójico, dado el logro aquí tratado, está descuidando los seleccionados de menores, mismo error que cometió otra legislatura que nos llevó a un mundial: la de Ricardo Abumohor -también muy alabada-, y que se terminó pagando caro los años siguientes. No lo digo sólo por el frustrado intento en el sudamericano U-20, que es el punto válido de referencia, pues considero también la versión U-17, que además se disputó en nuestro país, con evidentes fallas en la organización - se tuvo que disminuir la cantidad de partidos a jugar porque sólo se disponía de un estadio- y de nuevo en el rendimiento de los futbolistas. La otra gran espina es la liga local, otro aspecto donde, curiosamente, existen coincidencias con la pasada gestión de Abumohor. El actual sistema de competición ya no resiste y urge, no ya para el desarrollo, sino la conservación de la actividad, modificarlo lo antes posible. El mandamás se defiende arguyendo que es una decisión de las autoridades de los clubes y que ellos continúan prefiriendo las cosas así como están. Pero ahí es donde Mayne-Nicholls debe mostrar una capacidad de liderazgo, no imponiendo mano dura, sino convenciendo a sus interlocutores que esa senda sólo conduce al precipicio.

Es un hecho que el seleccionado adulto clasificará para la competición de Sudáfrica 2010 y que, en los recuentos de fin de año, la copa de Toulon será rememorada. Pero continúan siendo pequeños logros en el fútbol chileno. No insignificantes, claro está; pero tampoco suficientes para ensalzar una gestión o asegurar que ya pasamos a una etapa de progreso ascendente. El balompié criollo es como nuestro cine: siempre se ha estado renovando, lleva más de un siglo renaciendo y parece que al fin va a despegar. Me sigo plantando como un crítico al mandato de Mayne-Nicholls porque hasta a la fecha sólo su condición le da una imagen de reformista y de sujeto con aspiraciones serias. Si a largo plazo sortea esa condición, escribiré un artículo en su favor. Sin embargo, al día de hoy sigue demostrando casi nada más que un caudillo bananero.

miércoles, 10 de junio de 2009

Cuba No Quiere Ser Sobrino

Bien digna de análisis la última decisión que ha tomado la OEA. Con el levantamiento de las causales que terminaron en la expulsión de Cuba, le pasa la pelota de la reconciliación a las autoridades de la isla, diciéndole que el pasado ya ha sido superado y que no habrán nuevas rencillas de aquí en adelante. El organismo interamericano extiende la mano con arrepentimiento sincero y ofrece una invitación aparentemente incondicional. Mientras los hermanos Castro se dejan derrogar como novias pretendidas y pretenciosas. El mayor, Fidel, reducido a un líder espiritual con jubilación dorada, asegura no mostrar interés por la situación. El menor, Raúl, quien gobierna en la actualidad, ha optado por la mesura y su respuesta a la oferta, en primera instancia, parece no ser positiva, pero tampoco manifiesta un rechazo absoluto: cual cliente tentado por un insistente vendedor, concluye diciendo: "lo voy a pensar".

La salida forzada de Cuba de la Organización de Estados Americanos, en 1960, trajo consecuencias contraproducentes para el sentido original que tenía esa determinación. Por un lado, obligó a la revolución, ya consolidada en el poder, a pactar con la Unión Soviética y convertirse definitivamente al comunismo, algo que en sus génesis no pretendía. De hecho, si bien es cierto que varios barbudos estaban afiliados al partido comunista cubano, actuaban de manera absolutamente autónoma, pues esa colectividad, al igual que el resto de sus correligionarios latinoamericanos, tenía la ilusión de acceder al gobierno por la vía electoral y no a través de la lucha armada. Por otra parte, confirmó que la mencionada OEA no era más que una estrategia diseñada por Estados Unidos para confirmar la subordinación de los países ubicados al sur de su territorio, consolidando dos imágenes caricaturescas pero asertivas a la hora de describir esa peculiar relación: el calificativo de "sobrinos" para los pueblos meridionales respecto a la potencia del norte, y la simbiosis, ya establecida a nivel institucional, entre los conceptos "americano" y "estadounidense". Desde ahí, además, se ha acuñado la frase "la OEA no sirve para nada", en el sentido de que el organismo ha sido incapaz de frenar la incontable sucuencia de golpes y gobiernos dictatoriales que han acaecido tras su fundación; en muchos de los cuales, por cierto, se han visto involucrados de maniera abierta o solapada los propios EUA. La historia no desmiente el carácter lapidario de esa sentencia: aparte de la entrega de becas y del intercambio cultural, la OEA nunca ha demostrado algún peso político, y sus dos intervenciones en dicho campo han sido la ya revisada desafiliación de Cuba y la pacificación de la llamada "Guerra del Fútbol", un conflicto fronterizo que Honduras y El Salvdor sostuvieron en 1969; tal vez, porque era el colmo de los absurdos que dos países se enfrascasen en una guerra nombrada con tal deporte.

El próximo paso, por una cuestión lógica, será, de todas maneras, el regreso de Cuba a la continental. Le han lanzado el guante y por una cosa de sana convivencia tarde o temprano se verá obligada a recogerlo. Además, la isla siempre ha reclamado que su precaria situación económica, al menos después del colapso de la Unión Soviética, es una consecuencia del aislamiento al que ha sido sometida por las presiones de Estados Unidos. Sin embargo, esa vuelta al seno no puede estar condicionada al hecho de que Cuba se convierta en un sobrino más. Si, por ejemplo, los Castro tomaran la decisión inmediatamente o en el corto plazo, el resto de los miembros les recriminaría la conservación del sistema político, social y económico socialista, al que consideran incompatible con la democracia: la isla, por ende, viviría una situación de permanente hostilidad, cercana al matonaje escolar. Si por el contrario, se opta por un análisis sesudo, propio de la planificación centralizada, el paso del tiempo permitirá jugar con la impaciencia de los integrantes de la OEA, y allanar el camino para contraponer condiciones. De este modo, la incorporación de la ínsula se efectuará de una forma que satisfaga con total plenitud a ambas partes, respetando las realidades de uno y otro bando. No es una idea impracticable: recordemos que el mandato de Raúl Castro ya ha puesto en marcha ciertas reformas de tipo capitalista y liberalista sobre la población.

La OEA se ha querido regir desde sus orígenes por una utopía tan poco realista como las que motivaron los movimientos guerrilleros latinoamericanos: la ausencia de gobiernos autoritarios entre sus estados componentes. Ningún organismo internacional ha logrado esa meta, ni siquiera la ONU. El único que intentó hacerlo de manera drástica y radical -castigando, por ejemplo, a sus integrantes díscolos- fue la Liga de las Naciones, que ya sabemos sucumbió ante la Segunda Guerra Mundial. La Unión Europea no vale como punto de referencia, pues no se trata de una organización, sino de una suerte de macro Estado, que aunque tenga elecciones periódicas, federales, nacionales y regionales, no se ha librado de los regímenes personalistas ni de las tendencias xenófobas, que constituyen una muestra de tiranía, ya que son susceptibles a sobrepasar los derechos humanos. Sí, las asociaciones comunitarias puede reducir los actos arbitrarios al mínimo, asegurando mayor participación ciudadana y libertad de expresión, dos elementos, entre otros, vitales para sustentar una democracia. Lamentablemente, si repasamos un poco la historia de América Latina, nos damos cuenta del prontuario negativo de la OEA en este sentido, que en su momento acusó a Fidel de dictador; pero pasó por alto los atropellos cometidos por los incontables regímenes militares que asolaron el subcontinente. Cuando echó a Cuba de su seno, lo que el organismo debió decir en su defensa, es que no querá sistemas marxistas, no que no aceptaba legislaturas autoritarias.

miércoles, 3 de junio de 2009

La Canción del Matador

Antes que nada, quiero sumarme a los millones de aficionados al fútbol que aún le dan las gracias a Marcelo Salas por el impagable aporte que le dio al balompié mundial. No soy hincha de la Universidad de Chile ni de Colo Colo, ni de ningún club calificado de "grande", y me parece que la disputa de las barras bravas es una versión con vino en caja del fanatismo religioso. Salas fue un futbolista chileno y basta. Por eso se le recordará.

No es, sin embargo, sobre el deporte que quiero centrar este artículo. Sino, sobre un asunto que indirectamente involucra a Salas: su apodo de "Matador", otorgado a raíz de la canción homónima, de Los Fabulosos Cadillac, banda argentina de la cual he coleccionado varios álbumes. El éxito de aquel tema coincidió con la explosión del jugador en la liga local, lo cual impulsó a la siempre apasionada prensa deportiva -que se rige por cánones distintos a los de sus colegas de otras áreas- a bautizarlo con el sobrenombre ya mencionado. Bien por la música, pues hizo que el público común conociera a un grupo que ya tenía una fama ganada en varios países de América Latina así como en el movimiento subterráneo chileno. No obstante, lo que yo pretendo es utilizar este opúsculo para reflexionar sobre una pregunta que nos hacemos siempre los melómanos y en general, los consumidores más ávidos de música: ¿ cómo es que una pieza determinada, cuyo primer destino era transformarse en otro single promocional, empero se arraiga en la memoria colectiva y después se resiste al paso del tiempo? Espero encontrar respuestas satisfactorias, para mí y para mis lectores.

Para empezar, consideremos ese asunto de la trayectoria: los LFC ya era muy respetados en el universo alternativo, en casi todos los países de habla hispana. Pero para 1994, habían empezado a pensar en grande y decidido salir de su círculo habitual, asumiendo todas las ventajas e inconvenientes que ello supone. Eso se tradujo en lanzar un álbum recopilatorio, "Vasos Vacíos", que incluía dos canciones inéditas: la archiconocida "Matador" y "Quinto Centenario". El primer tema apareció como sencillo inicial. Su estructura lo predestinaba a hacerse famoso: comienza con un breve y violento golpe instrumental, para de inmediato hacer entrar la orquestación y, sólo un instante después, partir con el texto. El ritmo es sostenido pero, impulsado por la letra, tiende a registrar quiebres y cambios que no afectan, o no parecen afectar, para nada su progresión. Cuando uno baila estas melodías -que es otro factor en favor de su trascendencia- no percibe tales fracturas, pero sí las nota el que escucha reposadamente el tema, y le genera un interés por saber lo que viene más adelante, enganche similar al de los filmes policiales. Si tomamos en cuenta que hoy, producto del auge tanto de las discotecas como de los sistema de registro, un ciudadano pedestre conoce una melodía prácticamente de las dos maneras antes mencionadas a la vez, que ésta se pueda adaptar a ambas sin crear una variante específica, asegura su presencia en todos los lugares posibles. Pero más tarde, aún quedan otras características capaces de actuar como complemento. "Matador", cuenta con una música festiva, propia de los argentinos, sosteniendo una letra melancólica, que poco a poco va adquiriendo características épicas. El factor dramático fue clave para el éxito de la pieza en Chile, donde somos asiduos a dicho estilo, pues nos parece cercano a la poesía. Además, justo en un momento de máxima tensión, los LFC se toman la molestia de mencionar a Víctor Jara, lo que posibilitó que fuese una de las escasas canciones extranjeras que por estos pagos se ha transformado en parte de la cultura popular. Finalmente, cuando parece que todo va a acabar, se recomienza para dar paso a un epílogo lapidario que se transforma en una perfecta síntesis de la melodía completa. Si se dan cuenta, los temas nacionales que también han traspuesto la barrera del tiempo, al menos en el pop musical, confróntese "Todos Juntos", "El Baile de los Que Sobran", "Lejos del Amor", e incluso "El Hombre Que Yo Amo", cuentan con tales características. Se exceptúan algunos, no todos, de Violeta Parra y del ya citado Jara, pero ahí la trascendencia corre por parte del músico en general, no se de sus canciones tomadas individualmente.

Desde luego, lo tratado por el texto, una letra de protesta social inserta en una música bailable, no deja de ser menos importante. Se halla de una guerrilla vinculada a la delincuencia común, ésa del barrio, que no le hace daño a sus semejantes, incluso les regala parte del botín. Un tópico muy común en América Latina que va desde el simple flaite ( o chorro en Argentina) hasta un capo del narcotráfico del tipo Pablo Escobar. Por otra parte, lo escrito acertó muy con la situación política que por entonces vivía el país trasandino, que aún no se recuperaba de la crisis económica de 1989 y ya estaba cayendo en otra; y donde, en los barrios populares, la policía era autorizada para aplicar su tristemente célebre política de "gatillo fácil" contra todo lo que oliera a maleante. El acompañamiento musical era el propio de LFC, pero respondía a un ritmo, variación del punk y el ska, que en Argentina se conoce como murga, muy tocado en las fiestas populares, en especial en las juveniles. Finalmente, la guinda de la torta, la colocan los tonos dramáticos de la voz de Vicentico, que son parte de las lágrimas del pueblo latinoamericano, desde el bolero hacia adelante: métanse a cualquier cantina y lo comprobarán.