miércoles, 31 de octubre de 2012

Siempre Listo... Para Abusar

Hace unos cuantos días, debido a una orden judicial emanada de un tribunal de Orgeon, fueron dados a conocer los que la prensa ya ha tildado como "los documentos de la perversión": archivos nunca antes revelados de los boy scouts norteamericanos, donde están registradas más de mil doscientas acusaciones de pedofilia contra diversos jefes y monitores del movimiento. Para quien se maneja en la estructura interna de esta organización tal noticia no debiera constituir un hecho alarmante, puesto que el escultismo estadounidense elabora esas fichas prácticamente desde el mismo momento de su fundación, como forma de evitar que los pervertidos sexuales caigan en sus filas. Incluso, los papeles salidos a la luz pública no constituyen la totalidad de los casos expuestos a lo largo de la historia de la entidad. Lo que despierta mayor interés, en cambio, es averiguar los nombres de los denunciados, entre quienes se contarían personeros muy conspicuos de la sociedad gringa, como empresarios, políticos influyentes, profesionales destacados o... sacerdotes y pastores evangélicos.

Uno de los pilares fundamentales del movimiento de exploradores, desde su origen en las islas británicas, ha sido el inculcar en los niños y adolescentes que ingresan a su seno una espiritualidad que combina responsabilidad social con sentimiento religioso, bajo la manida premisa de "crear hombres y mujeres de bien" en el sentido pedagógico y moderadamente conservador que implica aquel enunciado. Para que tal manera de proceder pueda ser llevada a efecto, y a la vez consolidar el afán de expansión que tuvo desde sus inicios, la organización se vio obligada a adaptar sus paradigmas a la realidad de cada país al cual llegaba, en especial lo relacionado con el credo predominante. De ese modo, consiguió que Chile, un lugar de histórica tradición católica, fuese el segundo lugar en el cual se instaló la entidad, aún cuando sus orígenes en el Reino Unido están vinculados a las iglesias evangélicas. Más aún: en el último tiempo se han constituido filiales en las naciones musulmanas, a pesar del supuesto choque que existe entre esta fe y los denominados valores cristianos occidentales, y al hecho de que en tales zonas no se permita la participación de mujeres en los campamentos. Sin embargo, y a pesar de que en la actualidad se cuentan sucursales de orientación laica que poseen reconocimiento oficial internacional, para su mentor, el inglés Robert Baden-Powell, era inconcebible la posibilidad de que ateos o agnósticos formasen parte de una estructura destinada a formar una "sana juventud". Era la vieja idea -vigente al menos hasta la década de 1960- de que la religión es necesaria como mecanismo de control e igualmente de guía de los ciudadanos, algo que además calzaba muy con la reciedumbre y la disciplina seudo militares en que el escultismo sintetiza sus actividades (no olvidemos que su fundador era veterano de guerra, y una de sus intenciones era precisamente trasladar lo positivo de los ejercicios de cuarteles al diario vivir).

En este sentido, la filial norteamericana del movimiento adquiere connotaciones singulares. Estados Unidos es -por su extensión geográfica, su número de habitantes y su influencia política y económica de rango universal- el representante más importante de la cultura anglosajona que justamente dio vida a los boy scouts. Además de tratarse de un país que ha cimentado su idiosincrasia nacional en una mescolanza de patriotismo con alcances militaristas y moralidad religiosa determinada por las iglesias evangélicas, las mismas que son el punto de partida del primigenio escultismo. Incluso, se puede efectuar un parangón entre el imperialismo estadounidense y el mismo Baden-Powell, que fundó su entidad tras intervenir en la guerra de los bóer, conflicto por el cual los británicos buscaban apropiarse de Sudáfrica, en el marco del colonialismo decimonónico. La nación estadounidense es principal potencia en casi todos los frentes, y luego es la que más se asemeja al entorno de origen de los niños exploradores.Que presente un comportamiento ejemplar es, por ende, una actitud que adquiere una enorme relevancia. Y hasta cierto punto, explicaría la manera de enfrentar acusaciones de supuesta pedofilia, llevando un archivo detallado de las denuncias pero igualmente manteniendo un sigiloso secreto, a fin de que no salgan a la luz pública escándalos que podrían dañas su credibilidad pero de idéntico modo tratando de evitar transformarse en un caldo de cultivo que justamente incentive esos bochornos.

La gravedad de este asunto radica en que, al final de la jornada, se cae en el mismo error que se cometió en los países católicos respecto de los sacerdotes que abusaban de niños. Y producto de las mismas motivaciones e idénticas condiciones de jerarquía social. Si en un lado los curas violadores eran ocultados por temor a disminuir la credibilidad del romanismo con la consiguiente pérdida de influencia y todo cuanto aquello implicaba, acá sucedió algo parecido con las personas más importantes de la sociedad norteamericana, a quienes se les cubrió sus fechorías para que con su potencial descubrimiento no terminasen arrastrando a una estructura completa. Y lo peor es que aquí además se derriba el edificio que se había construido respecto a las supuestas ventajas de la moral sexual protestante. La misma que puso de rodillas a Bill Clinton debido a sus infidelidades amorosas, pero que es capaz de guardar silencio cuando un personero que es afín a sus propósitos se desvía por la tangente. Hay que colocar atención a estas contradicciones, porque no sólo han acontecido en el ámbito del escultismo.

miércoles, 24 de octubre de 2012

El Final De Los Tíos Informales

La Junta de Jardines Infantiles, con la anuencia -como corresponde a una división estatal- de las autoridades de gobierno, ha anunciado que llevará adelante todos los esfuerzos posibles para eliminar la palabra "tío" como trato coloquial a quienes trabajan en esos centros de enseñanza, ya se trate de educadores, asistentes, auxiliares o de los chóferes que transportan a los párvulos. El motivo de tal decisión -que se espera poner en práctica con un nuevo reglamento interno cuando no una reforma legal de por medio- es una supuesta connotación negativa que ha venido adquiriendo el vocablo producto de la enorme cantidad de denuncias por abuso sexual infantil que han involucrado a varios de esos recintos, y que este último año se han precipitado como una imparable reacción en cadena. Por cierto que la intención no es quedarse en los establecimientos iniciales, sino extender esta medida hacia sus similares de educación básica, donde el término también se emplea con bastante frecuencia.

Dejemos de lado las manifestaciones de jocosidad que de seguro acarreará una iniciativa como ésta y debatamos en serio. Al fin y al cabo, dichas expresiones emanan desde ese mismo uso informal de la palabra "tío" que se pretende erradicar. Lo cual igual deriva en relacionar el vocablo con la pedofilia. Así, por ejemplo, ocurrió en su época con el auto proclamado "Tío Permanente" Paul Schaefer Schneider, el infame violador de niños y líder de Colonia Dignidad. Sin embargo, por ahora centrémonos en la efectividad que podría tener una decisión de este tipo. En primer lugar, nos enfrentamos a una expresión que lleva décadas inserta en el lenguaje coloquial chileno y que forma parte del medio educacional local, al menos en sus niveles más elementales (que no sólo son los iniciales). Que además, si bien surgió del habla popular -a partir de símiles como "tía rica" o "tío Sam"- adquirió un carácter institucional gracias justamente a los miembros más reconocibles de la comunidad educativa, entre quienes se cuentan no pocas autoridades gubernamentales. Muchos de quienes hoy rasgan vestiduras en el pasado recomendaron el empleo del término, como forma de hacer más amena la estadía de los niños en la escuela, para que no experimentaran una sensación de obligación opresiva que acabase entorpeciendo su proceso de aprendizaje. Era, en resumen, uno de los artilugios de estilo pirotécnico que se utilizaron para introducir la reforma tras la cual se esperaba que el docente se transformara de un dictador de contenidos y conductas (al respecto me acuerdo que en la enseñanza básica, nosotros llamábamos "señor" al profesor) a un líder  catalizador de las búsquedas de los alumnos (una frase rebuscada, pero que no posee más grados de eufemismo que precisamente denominar "tío" a un maestro).

Tampoco se puede evitar aseverar afirmar que esta medida tiene un carácter más bien populista y está destinada sobre todo a despertar la atención de los medios de comunicación, atraídos por un suceso que huele tanto a novedad como a preocupación de parte de las autoridades por un delito tan indeseable como el abuso sexual. Pues, ¿cuál podría ser la consecuencia positiva de eliminar una palabra del espectro educacional más elemental? ¿Bajarán los casos de pedofilia vinculados a jardines infantiles y establecimientos primarios? Haciendo un análisis general - y no es mucho lo que se puede evaluar- todo parece indicar que no. Pero más aún, ya que el resultado inmediato de tal determinación será forzar a los niños y a sus apoderados -víctimas y principales interesados en el tema, respectivamente- a dejar de emplear un vocablo que lo queramos o no forma parte de la cultura popular chilena, con los cual los efectos podrían tornarse contraproducentes. Un término validado durante décadas por adultos confiables y se supone responsables, ahora ocurre que es maligno, y peor todavía, lo ha sido desde siempre. ¿Qué acaecerá de hoy en adelante en la mentalidad de los pequeños, esa misma que es preciso cuidar con especial dedicación ya que se encuentra en pleno proceso de desarrollo?. Lo paradójico del asunto es que con esta iniciativa se termina cometiendo el mismo error en el que determinadas personas caen al tratar el asunto de los vejámenes sexuales: de manera casual, solapada o directamente intencional se concluye por culpar a los afectados por la acción, ya que el ser ultrajado queda como responsable por haberse dirigido a su agresor como "tío".

Las autoridades, educacionales y políticas, han recalcado que con este cambio de actitud se reducirá el uso de la palabra "tío" al ámbito netamente familiar, del cual jamás debió haber salido. Sólo cabría recordarles a dichas personas que los abusos sexuales más graves contra los niños y adolescentes -en cuanto a empleo de la violencia y a prolongación en el tiempo- se dan en el ambiente hogareño, donde la seguridad de las cuatro paredes y la falta de un agente estatal que supervise permiten un alto estándar de inmunidad. Y no sólo existen sobrinos violados, sino que también hijos, hermanos y primos. Es de esperar que una medida como ésta rinda frutos positivos, aunque lo más probable es que acabe aportando más chistes al modo malsano conque los mismos medios masivos de comunicación que concurrieron en masa a cubrir esta noticia, se suelen referir respecto de la pedofilia.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Fútbol, Islam y Prestamistas Patrocinadores

Hace unos días se conoció una noticia llegada del Reino Unido, que describía la negativa de dos futbolistas de fe islámica que jugaban en el Newcastle, equipo de la Premier Leage, a utilizar la camiseta con el logotipo del nuevo patrocinador del club, la empresa de préstamos a corto plazo Wonga. Ocurre que las normas de conducta musulmanas prohíben a los fieles de esa religión solicitar empréstitos a interés así como también beneficiarse de los excedentes producidos por estas transacciones, como medida destinada a prevenir el abuso contra los más pobres por intermedio de la usura. De cualquier manera el negocio ya había recibido críticas tanto de parte del alcalde de la ciudad así como del presidente de la federación de balompié británico, pues este servicio de prestamistas es muy conocido porque entrega dinero a tasas excesivas precisamente a las personas de escasos recursos, llegando a estar en la mira del congreso de las islas por ello.

Tomando en cuenta que incluso en los países musulmanes más extremistas -Arabia Saudita, EAU- existen bancos poderosos que efectúan negocios a nivel global, y que conspicuos jeques recorren el mundo haciendo transacciones monetarias e inversiones por aquí y allá, la verdad es que ignoro hasta qué punto los practicantes de esa fe, al menos los más adinerados, cumplirán de manera cabal con esta norma disciplinaria, que no lo olvidemos, no admite forma alguna de préstamo a interés. Sin embargo, es interesante analizar el modo en que muchas personas de formación occidental cristiana han abordado la polémica. Pues han insistido en que nos encontramos en presencia del enésimo caso de intolerancia de parte de un grupúsculo de mahometanos que quiere imponer su visión de la sociedad a quienes no comparten sus opiniones, para colmo en un territorio en donde el grueso de la población ha sido educado de otra manera. No obstante, parece que dichos ciudadanos han olvidado que las principales religiones abrahámicas condenan al unísono la usura, recalcando que se trata de un pecado grave, debido a la insensibilidad hacia el prójimo que conlleva su práctica, en especial la situación de abuso contra el más débil e indefenso. Más aún: la teología católica rechaza todo tipo de conducta prestamista, al igual que el islam. Mientras que para los evangélicos es inaceptable el cobro de retribuciones morbosas. Y en cualquier caso, a todo cristiano le basta con abrir la Biblia y leer la historia de Zaqueo, para comprender el lugar en el cual Cristo sitúa estas aberraciones.

Tampoco las personas de orientación agnóstica o progresista son proclives a tolerar la usura, debido a causas de orden humanitario. E incluso los liberales económicos advierten sobre esta práctica, que puede ocasionar un descalabro con nefastas consecuencias para el desarrollo social y hasta monetario de un país, al copar a la gente de deudas imposibles de pagar, con las consiguientes sanciones punitivas al respecto. De hecho, fue ésa la coyuntura que provocó la crisis financiera internacional que a la fecha continúa hundiendo a varias naciones de todo el orbe, en especial de Europa, y el propio Reino Unido entre ellas. Siendo un decisivo aporte en esta situación precisamente las empresas prestamistas que como Wonga ganaban dinero cobrando sumas exorbitantes a personas de menores recursos que no solían ser clientes de los grandes bancos; y a quienes además forzaban a colocar en hipoteca sus propiedades y bienes raíces, o les elaboraban nuevos pactos a una buena cantidad de años en los cuales los afectados terminaban cancelando varias veces lo pedido. Ante lo cual el grueso de los cristianos, ministros y fieles rasos, hicieron la vista gorda cuando no participaron en estos espurios negocios, pese a que las mismas Escrituras, bastante antes que el Corán, las vetaba con absoluta claridad.

No faltan quienes han defendido al Newcastle -y de paso, de supuestos ataques terroristas que se estarían urdiendo contra dicho club- aseverando que la actividad que ellos practican, si bien puede resultar controvertida, también es legal. Bueno. Más allá de aplicar aquello de "todo es lícito mas no todo me conviene", o de insistir en el detalle de que esta empresa está bajo investigación de las autoridades inglesas por ser sospechosa de justamente caer en la ilegalidad, sólo queda acotar que a lo largo de la historia tenemos amalgamas de ejemplos de conductas permitidas por el marco legislativo de un determinado Estado que empero eran contrarias a los principios cristianos y por ende siempre fueron censuradas por pastores y obispos. Por ejemplo, ciertas normas del imperio romano -al margen de la persecución hacia los creyentes-, de los países comunistas o de la Alemania nazi -el antisemitismo, faltaba más-. Y aún hoy, existen seguidores de Jesús que llaman a boicotear iniciativas opuestas al mensaje, como la autorización del matrimonio homosexual o el aborto, y que asimismo advierten de conductas ya insertas en la cultura social general, como el juego o las bebidas alcohólicas. ¿Por qué la usura no debiera, entonces, ser medida con idéntico criterio?

miércoles, 10 de octubre de 2012

El Cuco y el Boxeador

Me resulta difícil hablar en sentido negativo de un hermano de fe. Pero hay cristianos que de vez en cuando se mandan números tan evidentes -y por lo mismo vergonzosos- que ni hasta el más cercano a ellos puede quedarse callado. Y uno de esos casos excepcionales es el de Antonio Garrido, el alcalde de Independencia  y candidato a la reelección que le advirtió a una periodista que se le iba a meter el cuco, si le continuaba formulando preguntas polémicas.

Dejaremos de lado el motivo por el cual la reportera hizo las interrogantes que tanto molestaron al edil (haber salido de la municipalidad repartir billetes de mil pesos a los transeúntes, a pocos días del inicio de la campaña electoral) y nos centraremos en los equívocos no ya teológicos, sino doctrinales de su contestación. ¿En qué estaba pensando Garrido, para invocar un elemento propio de los mitos y los cuentos infantiles, que no guarda relación alguna con el dogma cristiano y ni siquiera es mencionado en la Biblia? Porque eso es el cuco: un mero truco para asustar a los niños. Tal vez trataba de zafarse de una situación que le estaba resultando incómoda, como era apaciguar la insistencia de un periodista que no aflojaba en su afán de dejarle en claro tanto a él como a la opinión pública que su conducta no correspondía a lo que se esperaba de una autoridad política, opinión por lo demás completamente opuesta a la del interpelado. Entonces, atareado por la urgencia, actuó como el común de los mortales y espetó cualquier cosa -lo que tampoco es adecuado a su cargo, agreguemos-. Por lo que queda la posibilidad de que tales declaraciones no hubiesen sido efectuadas en serio. Incluso, que hubiese recurrido al humor -de pésima calidad en todo caso- para distender una situación que parecía entrabarse y tornarse difícil tanto para los protagonistas como para los testigos que la presenciaban.

Sin embargo, eso no es excusa contra la falta. La Biblia habla de un ser maligno del que además los cristianos no desconocen su existencia. Pero tiene nombres -Diablo, Satanás, Serpiente Antigua- y características que lo diferencian claramente del personaje de leyendas infantiles citado por Garrido. Además que el alcalde ignora que el cuco es un ave que debido a su comportamiento (pone huevos en los nidos de otros pájaros; y sus polluelos al nacer se preocupan de eliminar a las crías originales, con lo cual la madre sustituta se ve forzada a adoptarlos) ha sido asociada con lo oscuro y lo terrorífico, lo que a la larga se transforma en un segundo error, casi tan grave como el anterior: pues se relaciona con lo réprobo a un animal creado por Dios -que todo lo hace bueno- y que además actúa por instinto. El edil perfectamente le podría haber espetado a la periodista que durante la noche, en lugar de ir a atemorizarla el espectro ya varias veces mencionado, sería mordida por un zombi o un vampiro, o castigada por fantasmas y duendes. Parece ser que el ejercicio de evitar mencionar a Luzbel y remplazarlo por una entidad fantástica obedece a un intento de la autoridad municipal por ocultar su condición de cristiano evangélico, probablemente producto del temor a las burlas. Muy al contrario de lo que afirman algunos hermanos en los foros quienes apoyan el desmadre del gobernante comunal aseverando que tuvo el coraje de recalcar su condición de evangélico. Es posible que su intención fuese el emplear una palabra que consideraba sinónimo, con el propósito de tornar el mensaje más entretenido y llamativo. No obstante, aquí estamos frente a dogmas y doctrinas muy esenciales, donde es preciso cuidar el lenguaje, no sólo en circunstancias coloquiales sino también teológicas.

El alcalde Garrido ya ha tenido en el pasado intervenciones que dejan que desear. Para comenzar, jamás se ha arrepentido de su pasado de boxeador profesional, actividad que no es mala por sí ni por sus características más vistosas -después de todo, es un deporte olímpico originado en la Antigüedad clásica-, pero que se encuentra rodeada de un ambiente -los representantes de peleadores, las mafias de apuestas- inaceptable para cualquier cristiano medio. El problema no es proclamar con un dejo de orgullo a los cuatro vientos que se fue púgil, sino que al acometer tal conducta, uno también admite que el círculo de aprovechadores y corruptos fue igualmente provechoso. Es lo mismo que si un convertido que antes jugaba billar o cartas hablase en buena manera de los tugurios en los que llevó a cabo su ya abandonado rubro (bueno: podría continuar practicando esos entretenimientos, pero lejos de los sitios en que lo hacía cuando no era cristiano). Los hermanos se asombrarían con su conducta y más de uno movería la cabeza insinuando que éste en realidad no se ha redimido de corazón. Sé de que muchos en su fuero interno piensan así del alcalde de Independencia. Déjenme decirles que para mí continúa siendo un evangélico auténtico. Pero si tienen algo que aclararle, pierdan el miedo -al cuco o lo que sea que exista o no exista- y háganlo saber. Que mejor es creyente indignado por la corrección que uno que comete una chambonada tras otra, empujando con ello al resto de los fieles.

jueves, 4 de octubre de 2012

Dama Cuando Le Conviene

Hace pocos días, la Cámara de Diputados fue escenario de uno de esos bochornosos incidentes que de tarde en tarde nos recuerdan que los políticos están ahí, y contra toda percepción de la opinión pública, además hacen su trabajo. Resulta que Evelyn Matthei, la ministro del trabajo -que en alguna ocasión también integró el Congreso- buscaba explicar los motivos que tuvo el gobierno para no enviar a trámite legislativo un proyecto de ley que regulaba los despidos masivos entre los trabajadores de supermercados, cuando la interrumpió Marcelo Díaz, parlamentario del opositor Partido Por la Democracia, pidiendo explicaciones por dicha decisión así como por la intención anexa del ejecutivo respecto de vetar cualquier iniciativa sobre el particular que surja desde los legisladores. La secretaria de Estado, que a lo largo de su carrera de servicio público ha mostrado una enorme incapacidad para aceptar los debates y las opiniones distintas a su concepción del mundo, respondió con un insulto de grueso calibre y abandonó la sala sin acabar su discurso. Díaz trató de insistir, pero en el acto fue agredido por un colega, René Manuel García, de Renovación Nacional, que no es primera oportunidad que se involucra en estos exabruptos. Consultado acerca de su reacción, el congresista de derechas contesto que jamás iba a aceptar que se atacara a una mujer, incluso de manera verbal, y que por ende su gesto iba más allá de la simple defensa de un correligionario.

Cuando uno quiere insertarse en el mundo exterior, debe estar consciente que tiene que realizar todos los esfuerzos posibles para acabar siendo considerado útil en el trabajo que se le encomienda. Y además, considerar que alrededor suyo hay una gran cantidad de personas que aspiran al mismo puesto que él persigue, y que por ende buscarán desbancarlo empleando todas las armas disponibles desde el marco legal o ético. La actividad pública no es la excepción, e incluso en el ejercicio de ella el individuo suele quedar más expuesto, en especial cuando postula a un cargo elegido por sufragio universal, producto de la lógica de los debates y las campañas. Eso lo saben, o al menos están obligados a saberlo, todos los que participan en esta actividad, quienes finalmente aceptan someterse a la evaluación del ciudadano medio y a la discusión con sus colegas que a la vez son sus adversarios ideológicos, con el sólo hecho de apoyar una postura o presentarse a determinados comicios. También las mujeres, que se han integrado a la arena política admitiendo tales características. Las que en caso alguno deben entenderse como una forma de maltrato o una negación de la supuesta delicadeza femenina. Si ocurriera así, entonces que permanezcan en las cocinas y renuncien incluso a su derecho a voto.

Lo curioso es el prontuario de la protagonista de este bochorno. Evelyn Matthei, como ya fue señalado en el primer párrafo, ha marcado su carrera política con artimañas alejadas de las herramientas de la buena política, pues en diversas ocasiones, cuando se ha visto superada por la capacidad de debatir de su contrincante, o sólo por las evidencias cuando la han denunciado por no hacer las cosas de modo satisfactorio, ha recurrido al insulto y al improperio, procurando que éste sea lo más soez posible. Sus primeros exabruptos ya los manifestó en 1989, antes del retorno a la democracia, cuando se retiró de un foro, sin dejar de proferir palabras malsonantes, porque un alcance formulado por otra participante le pareció inaceptable. Tres años después fue descubierta formando parte del tristemente célebre caso de espionaje en contra del actual presidente, Sebastián Piñera, en una infame lucha de egos entre integrantes de un mismo partido (recordemos que ambos entonces pertenecían a Renovación Nacional, y que fue precisamente ese caso el que forzó a la Matthei a renunciar y tiempo después inscribirse en la UDI). Para qué mencionar sus salidas de madre posteriores, incontables por lo demás, y que no se condicen con el perfil de dama que René García asegura proteger. Lo más grave es que se acuerda de lo que tiene entre las piernas recién tras haber lanzado un vituperio o cometido una fechoría, acciones que por cierto han dejado heridos repartidos por todo el campo. Una costumbre muy arraigada entre los derechistas chilenos, que por su posición social siempre se han sentido con la facultad de juzgar y humillar a los demás e igualmente de estar por encima de la fiscalización. Pero que de idéntico modo es bastante común entre las féminas que ingresan a la política criolla, quienes reclaman delicadeza en el trato luego de que ellas mismas han mostrado un comportamiento prepotente y avasallador, o que se resisten a la auscultación ciudadana arguyendo que es un elemento del machismo primitivo e intolerante.

En Europa, y buena parte del primer mundo, éste es un asunto superado. Las mujeres que conforman esos parlamentos, gabinetes o tribunales van con todo a la par que sus colegas hombres, siempre dentro de los marcos permitidos por el sentido común, el consenso social y la misma lógica política. Y reciben lo suyo cuando corresponde, y no se quejan ni se echan a llorar por ello. Nada más imagínense a Angela Merkel o a Cristina Fernández; o para citar un poco el pasado, a Maragaret Thatcher o Benazir Bhutto, hablar en una asamblea de Naciones Unidas exigiendo que cesen las objeciones a sus puntos de vista porque son mereces y merecen una consideración adecuada a su género. De hecho, a ninguna de las nombradas las he escuchado apelar a la delicadeza femenina cuando se enfrentan o enfrentaron a situaciones adversas al interior de sus propios países. ¿Por qué debemos aceptar que alguien que golpeó y descalificó lo que quiso, luego aúlle insistiendo que su sensibilidad fue herida? Eso lo hacen los bravucones cuando les contestan sus agresiones. Quienes, por cierto, en muchas ocasiones solicitan ayuda a matones más fuertes, como lo hizo Matthei con René García.