miércoles, 1 de mayo de 2013

Sombras de Antares

Escribo a pocas horas de confirmarse que Ramón Castillo, alias Antares de la Luz, se ha suicidado colgándose de una viga en un edificio abandonado del Cuzco que según los vecinos estaría embrujado. Triste y a la vez simbólico -a propósito de que hablamos de un criminal con pretensiones místicas- final para quien se presentó ante sus seguidores como un dios y un salvador del planeta, y que en esa condición no dudó un solo instante en inmolar a su hijo recién nacido con el afán de impedir el apocalipsis que según algunos iba a ocurrir en diciembre de 2012.

Han aparecido expertos quienes han advertido que se ahora se debe poner cuidado en los discípulos de Castillo, casi todos encarcelados a la espera del juicio que en donde se busca determinar si fueron o no cómplices de la incineración del bebé, ya que podrían imitar a su líder. La excusa para formular tal teoría está sostenida en la evidencia que ofrecen casos anteriores, a nivel internacional, en que diversos movimientos sectarios, luego de que sus integrantes han sido sometidos a una sostenida presión de parte de agentes exteriores, a causa tanto de ciertos comportamientos de los miembros de la organización cuestionada, pero igualmente de observadores poco informados cuando no simplemente inescrupulosos, acaban tomando la determinación de eliminarse. Drástica opción que empero suele estar acompañada por las características peculiares que presenta su misticismo, que los impulsa a pensar que su mensaje divino ha chocado con la actitud de un mundo enceguecido y pecaminoso que en la mejor de las situaciones no los comprende, y que por regla general los ataca porque está impregnado de ese mal que los arrastra a oponerse a todo lo que provenga de los dioses. Bajo este razonamiento, se asevera que mismo Antares deambuló por ese camino, al terminar sintiendo que era un ente demasiado elevado como para ser aceptado por humanos egoístas quienes le entregan mayor importancia a un lactante que al universo entero. De cualquier forma es una tesis que cuenta con bastante asidero en la realidad, si se revisa la incontable cantidad de megalómanos que han elegido ese final cuando las circunstancias les son adversas, arguyendo que el vulgo no los merece. Y no sólo delirantes religiosos, sino también caudillos políticos como Hitler.

Sin embargo, para justificar tal llamado de atención es imprescindible contar con las pruebas suficientes que lleguen a afirmar que los seguidores de una secta aún muestran una conciencia cerrada en torno a su mentor. Y en lo que respecta a los discípulos de Antares, parece que ya no son tan incondicionales. Podrían haber demostrado un grado de devoción mucho más alto antes del infame holocausto, pero en la actualidad existen señales que indican que al menos varios de ellos han experimentado un cambio. Para empezar la mayoría de los recién encartados se entregaron de modo voluntario a los tribunales, y no se debe olvidar que fue una denuncia surgida al interior del grupo la que finalmente dejó al descubierto este macabro hecho, ya que la policía estaba investigando un tráfico de estupefacientes (indagatoria que además habría sido sobreseída pues se trataba de ayahuasca, que en Chile no está calificada como droga ilícita). Otro antecedente a considerar es el abandono que estas personas habían sufrido de su propio fundador, quien frente a la mínima posibilidad de verse encarcelado huyó sin pensarlo dos veces al extranjero, quedando estos dependientes en el más absoluto desamparo, nada menos que de parte de un dios, el cual sólo atinó a aconsejarles, más bien a decirles a la pasada, que se "hicieran los locos", como cualquier timonel que arranca apresurado cuando se atisba el enemigo a lo lejos, sin importarle la suerte de sus dirigidos. En ese contexto, estos componentes, por el momento tras las rejas, de seguro se preguntan cómo una gran divinidad no fue capaz de demostrar la totalidad de su fuerza y protegerlos de la chusma que se les avecinaba. En síntesis, es probable que ya hayan comenzado a renegar de su fe, como le ocurre a cualquier creyente cuando presiente que su protector lo ha dejado solo. Y en el incidente que nos convoca, esta reacción puede ser más pronunciada, pues aquí el divino no se encontraba en las alturas sino que, encarnado, compartía con ellos.

A esto se deben añadir determinadas circunstancias, como que los seguidores de Ramón Castillo siempre fueron un grupúsculo reducido, de no más de doce individuos, que además ni siquiera tenían un nombre común que los identificara (siempre se ha hablado solamente de la "secta asesina"). Y si bien su composición puede ser comparada con  el colegio de los apóstoles de Jesús, al menos los evangelios dejan en claro que el Mesías tuvo, aparte de este cuerpo de élite, unos setenta administradores de segundo orden, sin contar que todos ellos se abocaban a la práctica de predicar con el afán de lograr la conversión de la más amplia cantidad de sujetos posible, muchos de quienes terminaban por plegarse a la empresa del maestro. La percepción de que a fin de cuentas eran un grano insignificante que se tornó conocido por un acaecimiento más maligno que benigno de seguro terminará horadando sus conciencias, bastante más que la idea de que la gente común opta por destruir a los emisarios divinos antes que hacerles caso. Por último, si se suponía que el sacrificio ritual del bebé tenía como misión preservar la existencia de la humanidad y de las demás especies, ¿por qué Antares resultó muerto, más encima por sus propias manos? La misma vida del dios que aseguraba esa condición, finalmente se diluyó, de un modo que en nada se parece a la épica y por ende no puede ser comparado con los gloriosos decesos míticos. No cupieron señales, ni relámpagos, ni cánticos angelicales o de cualquier engendro arriba de las nubes. No habrá pues espacio para que sus antiguos seguidores lo imiten, porque ya han comprendido que tal holocausto, como el del lactante, será en vano.

                                                                                                                             

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