jueves, 29 de diciembre de 2011

Mahoma Con la Barba de Don Quijote

Como si se tratase de otro desagradable regalo de Reyes anticipado -el primero fue el triunfo del Partido Popular-, los españoles acaban de recibir la noticia de que en su territorio operarán, a partir de enero del 2012, dos nuevos canales de televisión, cuya programación, en buena parte, estará integrada por mensajes y espacios alusivos a las variantes más extremistas del islam. Dichas estaciones serán operadas por instituciones emblemáticas: mientras Hispan TV es una cadena en lengua castellana perteneciente al servicio público iraní -que ya maneja filiales que transmiten en otros idiomas-, Córdoba TV es financiado por un grupo privado saudí, pero que cuenta con un amplio respaldo del gobierno de ese país.

Resulta interesante de analizar el hecho de que en la península ibérica confluyan dos visiones del islam, cada una con su propio e importante respaldo político y económico, las cuales son coincidentes y convergentes en el ámbito religioso; pero que producto de una serie de circunstancias coyunturales hoy se encuentran enfrentadas de manera irreconciliable. Primero, Irán, el país de los ayatolás, y sobre el cual no vamos a ahondar en mayores detalles pues la propaganda europea y norteamericana ya ha hecho lo suyo (y hay que admitir que algunas cosas, si bien están expuestas de manera exagerada, empero son lamentablemente ciertas). Luego, Arabia Saudita, una monarquía absoluta que tiene excelentes relaciones comerciales y diplomáticas con las potencias occidentales, situación que a sus dirigentes les ha resultado de gran utilidad, pues les ha permitido evitar los reparos que se le hacen a su régimen interno, caracterizado por los abusos en materia de derechos humanos, la ausencia total de elecciones periódicas y el menosprecio más absoluto a la condición de la mujer (al menos en el territorio persa éstas pueden trabajar y votar). Incluso, muchos pasan por alto el hecho de que Osama Bin Laden era saudí, y miembro de una de las familias más ricas influyentes de la nación de La Meca, que además tenía vínculos monetarias con varios magnates estadounidenses, algunos de quienes son devotos cristianos que jamás dejan de lanzar dardos contra la supuesta intolerancia de los musulmanes.

Y considerar estos antecedentes es muy importante porque constituyen una explicación muy acabada respecto de la existencia de ambas cadenas así como de las motivaciones que impulsaron su respectiva fundación. En el caso iraní, estamos ante la simple filial en un idioma masivo de una red estatal que ante todo, difundirá la cultura y los intereses de su país de origen. Si en algún instante adquiere un carácter belicoso, puede llegar a ser comprensible en base a las agresiones, muchas de ellas injustificadas, que los persas reciben de manera constante por tomar una opción nacionalista que se opone a las intenciones de Estados Unidos. Por supuesto que el integrismo islámico es un factor a tener en cuenta (se trata de Irán, jamás hay que olvidar eso), pero será entendido como parte de una idiosincrasia general y por lo mismo subordinado a ella. En cambio, el canal saudí está financiado por una organización que aparenta ser independiente, no obstante que recibe apoyo económico de conspicuos empresarios y por debajo de la mesa, de un ente público extranjero. Fuera de que se ocupará de manera casi completa al proselitismo religioso. Por último, cabe consignar que, al igual que todas las estaciones de su tipo, la iraní se recibirá a través del satélite y el cable (que supongo, producto de la crisis por la cual atraviesa España en este momento, no es muy masivo), mientras que la de Arabia Saudita será transmitida por frecuencias abiertas.
         
Se asegura que de aquí a algunos años más, el español podría aventajar al inglés en cantidad de hablantes nativos a nivel mundial, lo cual lo transformaría en la primera lengua del globo por aquel ítem, si se considera que el chino, el único que hasta hoy se asoma como un competidor serio al trono, en realidad no es un solo idioma sino siete. Si a esta proyección le agregamos la cada vez mayor cantidad de personas que se interesan en el estudio del idioma de Cervantes, se podría llegar a comprender a aquellos entusiastas que aseguran que el castellano tarde o temprano alcanzará estatus de lingua franca universal (cosa que personalmente yo no creo, en cualquier caso). Eso lo han entendido también determinados colectivos musulmanes, ansiosos además, de penetrar en el espacio de una lengua que ha sido un tanto esquiva con su religión. En el caso de Hispan TV, se trata de una estrategia nacional, de un país que busca ganar la batalla diplomática. Mientras que Córdoba TV es un intento de imposición ideológica similar a otros que han surgido en la península ibérica, como el Opus Dei. Al respecto, curiosamente los saudíes contrataron personal de Antena 3, una de las cadenas hispanas más cercanas al catolicismo conservador, para el funcionamiento de su canal. El que además, iniciará sus transmisiones en los albores de un gobierno de derecha romanista.

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