jueves, 7 de junio de 2012

Metiendo el Gozo en el Trasero del Proxeneta

Debo confesar que tuve muchas dudas de publicar un artículo relacionado con este tema. Después de todo, corría el riesgo de ser acusado de inconsecuencia y de respaldar la censura, dos acciones a las cuales me he opuesto durante ya bastantes años. Sin embargo, el monstruoso cariz que ha venido tomando el segmento de "Las Iluminadas" emitido dentro de ese infame circo televisivo que responde al nombre de Morandé Con Compañía, me hizo caer en la cuenta de que aunque los argumentos en mi contra tuvieran algún asidero, de cualquier forma éste iba a ser mínimo comparado con los agravios propios de un ignorante con dinero que los cristianos reformados recibimos cada noche de sábado, que el sentido común de hasta el más radical de los ateos entiende como una ofensa injusta y gratuita, totalmente alejada del humor de calidad. Por lo demás, mi postura -que es la de muchos- en ningún caso constituye un atentado contra la libertad de expresión, y no sólo porque trate acerca de un suceso ya acontecido.

Vi a través de una repetición en la red las dos primeras versiones de los personajes Eva y Angélica, y tengo que admitir que hasta cierto punto me cayeron simpáticas. El origen de esta parodia era, a fin de cuentas, una llamada de atención acerca de estos odiosos agoreros que han pronosticado el fin del mundo para diciembre del presente año, basados en una interpretación absolutamente antojadiza y sacada de contexto de los escritos mayas. De paso también se hacía una representación sarcástica de aquellas personas que optan por dejar de mejorar su entorno y se quedan esperando una especie de calamidad apocalíptica, sustentando su conducta en oráculos de oscuro e indeterminado origen, en muchas ocasiones absorbidos de manera indirecta por algún mendigo, comerciante o simple inadaptado que se dio en llamar profeta o predicador. Un comportamiento del cual la misma Biblia advierte ("Galileos, ¿que hacéis mirando al cielo"?), y que por desgracia es fácil de hallar entre los cristianos. Además de que los vicios denunciados (no en forma consciente, de acuerdo; pero que están ahí y por ende son pasto para esta clase de atrocidades) tanto en los parlamentos de estas "Iluminadas" como en sus acciones, lamentablemente son comunes entre los evangélicos y en el caso de ciertas congregaciones y denominaciones incluso son parte de su idiosincrasia.

Sin embargo, como le ocurre a todos los chistes que se tornan repetitivos, éste también ha terminado por podrirse. Los componentes que en un principio hicieron atractiva la fórmula ya no constituyen una novedad; y frente al agotamiento prematuro, se ha optado por recurrir al humor de colegiales en plena explosión hormonal, que por cierto es la característica que acaba por atravesar a todos los números de "Morandé Con Compañía". Esto, además, mediatizado por las características del entorno, que incluyen el programa mismo, su animador y el canal de televisión que lo emite, Megavisión, representante de una derecha fascista bastante peculiar que ha impregnado la historia de Chile, que manifiesta una cercanía con el sector más rancio de la iglesia católica, con el propósito de conseguir un paraguas adecuado que le permita asumir una posición de autoridad consuetudinaria sobre todo lo que sus componentes consideran indeseable o réprobo, conducta motivada antes que nada por intereses económicos. Una mezcla que da como resultado la burla matonesca en contra de minorías más débiles, y que a veces se plantan como una alternativa al edificio que ellos siempre han concebido, no como ideal, sino como obligatorio. En tal sentido, las últimas emisiones de "Las Iluminadas" han servido a tal propósito, al restringir su desarrollo hacia la exclusiva humillación de los evangélicos, ya no resaltando ciertos aspectos que pueden y debieran ser objeto de sana crítica, sino simplemente desacreditando su cultura y su identidad como pueblo, la cual tratan con la superficialidad propia del desconocimiento, que arrastra a calificar todo lo distinto como ridículo.

El mayor problema es que estas intenciones nunca se captan a simple vista (que es justamente, la manera en que estos espacios desean que tratemos las cosas). No obstante que sus consecuencias se pueden observar desde el primer minuto y se tornan más que evidentes (las crueles bromas que los hermanos evangélicos han recibido en la escuela, el trabajo o la calle, de parte de quienes imitan las interminables muletillas de Eva y Angélica). Al ser expresadas con sorna, además, cuentan con el agregado de establecer una empatía con el espectador. Lo que implica que el ofendido no sólo queda como un tonto grave, sino que su enojo aumenta los motivos para agraviarlo e identificarlo de forma maliciosa en la vía pública. Por tal motivo es que doy mi apoyo incondicional a quienes han reclamado contra "Las Iluminadas". Aunque no me conformaría con una acusación formal ante los organismos pertinentes (el Consejo Nacional de Televisión, no muy recomendable al momento de exigir que lo respeten a uno, por lo demás). Yo preferiría sacar enseguida al pueblo reformado a la calle, no sólo a marchar, sino a funar a los involucrados en la puerta de su casa o en plena acera, e ir a golpear las cacerolas en las mismas oficinas de Megamierda. Así es como se vive.

No hay comentarios: