miércoles, 9 de noviembre de 2011

La Minoría Que Discrimina

Vaya bochorno el que protagonizó un puñado de evangélicos el martes recién pasado. Encabezados por el inefable pastor Edito Espinoza (que a estas alturas, y frente al desprestigio en que ha caído la iglesia católica por los constantes escándalos de pedofilia, ya no disimula sus intenciones de ocupar el cetro del guardián de la moralina), irrumpieron en el edificio del Congreso en Valparaíso, como un intento desesperado de persuadir a los parlamentarios con el fin de que rechazasen el proyecto de ley que buscaba sancionar los actos de discriminación cometidos contra cualquier persona, ya sea producto de su raza, credo, ideología política u opción sexual. Fue ese último término el que encendió las alarmas en este grupo de cristianos, que lo ven como la antesala de una catástrofe de proporciones apocalípticas, donde la homosexualidad será la consiga y el matrimonio entre personas del mismo género la mayoría. Y debido a él armaron un escándalo tan grande como las nefastas consecuencias que se avecinan. Ya que finalmente, los congresistas eligieron no redimirse y aprobaron la polémica iniciativa, para el disgusto de sus detractores, quienes gritaron tan fuerte que terminaron siendo desalojados a la fuerza por un piquete de policías, del mismo modo que sucede con las organizaciones sindicales y los movimientos de izquierda que de tarde en tarde van a expresar su malestar a la sede legislativa.

Cuando era retirado en andas por los efectivos de Carabineros, el pastor Espinoza declaró a los medios de comunicación presentes que su grupo pasaría a la historia como los que defendieron los valores de la familia, y que iba a ser citado en un próximo futuro, cuando la determinación de los parlamentarios haya ya arrojado sus horribles consecuencias sobre el suelo patrio, y no exista mecanismo alguno que pueda revertir la situación. Siendo francos, este triste espectáculo montado en el nombre de Jesús sí será recordado en la posteridad, pero como un símbolo de estupidez. Los hermanos que reclamaron en el Congreso, dando muestras increíbles de ignorancia y falta de visión, se remitieron de manera exclusiva a un solo aspecto de esta controvertida ley, como es la segregación por opción sexual. Y lo hacen porque su discusión final coincide con otros proyectos sobre el asunto que igualmente han levantado polvareda, como el acuerdo de vida en pareja que pretende darle un estatus formal a las uniones no vinculadas tanto de heterosexuales como de homosexuales. Es decir, porque en ambos casos escucharon la palabra gay, imaginan que las dos situaciones están de algún modo relacionadas y por ende componen una misma conspiración. Ante tales demostraciones de inmoralidad, es preciso aplicar tolerancia cero y contrarrestar el primer asomo con una actitud agresiva y decisiva, con el propósito de evitar el efecto escalada. Además de conseguir llamar la atención de la prensa, desde luego. Pero se trata de sujetos que, como le señaló Pablo a Timoteo, tienen la conciencia cauterizada.

Lo más grave de todo esto, es que este incidente dejó la sensación de que los evangélicos se oponen a una ley que justamente les favorece. Pues como se señaló, lo que se intenta buscar es condenar cualquier tipo de discriminación, no sólo la que se produce con motivo de la opción sexual, sino que también las que involucran raza, ideología, o, entre otras cosas... credo. De acuerdo: algunos cristianos apuntan al hecho de que la fe cristiana va más allá de una religión. Pero nadie debe olvidar que estamos inmersos en un mundo determinado y que en ciertas ocasiones debemos valernos de sus propios códigos para hacernos entender. Aparte de que las demostraciones de hostilidad se dan en contra de personas que se involucran con un grupo minoritario o que no cuenta con un peso histórico importante en un territorio de referencia. Y en Chile, los reformados tienen esas dos características; y a pesar de que la aceptación social ha ido creciendo de modo sostenido en las décadas recientes, aún caben resabios muy significativos de rechazo malsano, que se expresan en insultos y agresiones, ya sean sutiles o abiertas. Vale decir que dentro de tal ambiente no se es más ni menos que los homosexuales o las tribus urbanas. Aunque unos ya tengan asegurada su salvación mientras los otros continúan deambulando por las tinieblas.

Hay que insistir en que se trataba de un grupo minoritario. Lamentablemente, ante la ausencia de quienes expresen una opinión distinta -o mejor dicho, que den una explicación acerca de los alcances de este proyecto de ley-, los mismos medios de comunicación a los cuales se acercó el pastor Espinoza mientras era desalojado del edificio del Congreso, han dado a entender que se trata de opinión oficial y en bloque de los evangélicos. Lo cual puede derivar en una muestra de mal testimonio. Alimentada por colectivos interesados en presentar a los reformados como una sarta de sectas atrasadas e intolerantes. En especial la iglesia católica que atareada por los escándalos sexuales que han remecido a su clero, ha permanecido a la zaga en esta discusión, permitiendo que personas como el mencionado líder espiritual carguen con el peso del ridículo. Lo curioso es que este nuevo cuerpo legislativo no sólo es útil para defenderse de los ataques de los romanistas, sino de esos mismos mecanismos de prensa que entregan a propósito una imagen parcial de la realidad. Y también, podría servir para protegerse de aquellos homosexuales, violentos a su vez, que en el último tiempo les ha dado por gritar insultos contra hermanos a los cuales descubren predicando en alguna calle.

No hay comentarios: