jueves, 24 de noviembre de 2011

Dinero Para Los Rectores

Uno de los mayores reclamos de los estudiantes hacia la ley de presupuestos del 2012 propuesta por el gobierno, es que la partida pecuniaria ofrecida para educación será insuficiente para satisfacer las demandas emanadas de esa actividad, y que son la causa de una huelga que ya se extiende por ocho meses. Por supuesto, que los parlamentarios de oposición han intentado hacer suya esta protesta, y se han negado a aprobar el mencionado texto redactado por el ejecutivo. Sin embargo, en su queja los muchachos no han sido apoyados sólo por un bloque de diputados y senadores, pues al momento de expresarla, estuvieron acompañados por los rectores de las "universidades" chilenas pertenecientes al cártel de las veinticinco; esto es, las que existían antes de la reforma de 1981 y que la opinión pública les adjudica de manera errónea el mote de estatales.

Que los citados rectores exijan más fondos cada vez que estalla un conflicto estudiantil, no es algo que debiera sorprender. Así ha ocurrido desde siempre y así continuará sucediendo, aunque los problemas estructurales de la educación que han salido a colación en esta movilización, finalmente se solucionen. Y como es costumbre, gracias a la presión ejercida obtendrán una suculenta tajada del dinero entregado por los contribuyentes. No es para menos, ya que tanto ellos como los académicos pertenecen a los circuitos más pudientes de la sociedad, y se codean con los empresarios más adinerados y los políticos y religiosos que ostentan las mayores influencias. Además de que los hijos de los más acaudalados asisten a sus "universidades"; y no querrán, tras haber cursado la enseñanza primaria y secundaria en establecimientos confortables hasta lo indecible, continuar una carrera en una pocilga rodeados de profesores andrajosos y a los cuales sólo les alcanza el sueldo para ir al bar de la esquina.

De ahí que estas coyunturas resulten claves. Aprovechándose de ellas, pueden solicitar el aumento de los recursos bajo el pretexto de que no hay suficientes para llevar adelante las tareas que son propias de una universidad. Y ya con las platas en el bolsillo, subirse los emolumentos a niveles cercanos a representantes de las capas más altas de la sociedad. Además de gozar de una mayor cantidad de viajes al extranjero, nombrados con el eufemismo de "cursos de perfeccionamiento". La autonomía universitaria, entonces, se transforma en un muro que impide la fiscalización (tal vez por eso la defienden tanto, al extremo de presentarla como un eslogan publicitario). Luego, con semejantes barreras de impunidad, los nuevos recursos caen a un saco roto que espera volver a ser alimentado en la próxima movilización, y así sucesivamente. ¿Que se usan para hacer investigación? ¡Nadie es tan iluso! El estudiante alemán que con la ayuda de sus docentes inventó una cámara fotográfica capaz de grabar en trescientos sesenta grados: eso sí es investigación; no un libro editado en doscientas copias que se distribuirá entre las bibliotecas de las mismas instituciones de "enseñanza" superior.

Se ha insistido en que las autoridades políticas, de todos los bandos, están reacias a aprobar las reformas educacionales propuestas por los estudiantes porque al fin y al cabo, ellas fueron, en diversas medidas, las responsables de que el actual sistema se haya consolidado. El problema es que los rectores forman parte de ese entramado, ya que suelen tener vínculos con partidos de todas las tendencias, y algunos incluso han usado su cargo académico para postularse a una alcaldía o un cupo en el Congreso. En definitiva, estamos ante una tanda de sinvergüenzas que son parte del meollo del asunto y no de solución. Los estudiantes deben prescindir de ellos. No los necesitan, como tampoco a otras entidades que ya se ha despachado, como la oposición o la iglesia católica.

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