viernes, 5 de febrero de 2010

Pinilla: Sólo Pinitos

Todos ya sabemos, por una cuestión de sentido común, que Mauricio Pinilla no formará parte del seleccionado que disputará el Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Y no sólo se trata de un problema de carencia de méritos, aspecto en el que, en todo caso, los argumentos en contra de su presencia en la cita deportiva ya son lapidarios. Sin embargo, el grupúsculo que aparenta apoyar su inclusión en la nómina, donde se encuentran revueltos rostros de la farándula y periodistas mediocres que toman un tema sensacionalista para desplegar comentarios supuestamente especializados, a veces habla con tal nivel de convicción, que llega a producir la sensación de que no convocar al jugador de marras, es una injusticia basada sólo en prejuicios. Insisto en esto: la camarilla que pide la inscripción de su nombre en la lista, desde el principio debe haber visto dicho gesto como una broma; pero lo está llevando tan lejos, que se ha venido transformando en un acto de irresponsabilidad. Donde, por desgracia, están implicados individuos que se ubican en la vereda de la prensa deportiva, y cuya misión es en realidad, advertir de lo inviable de tal propuesta.

Pinilla ha llamado la atención porque, tras seis años de fracasos consecutivos, donde cambiaba de club como si fuera ropa interior, es la estrella que brilla en un equipo pobre de la segunda división italiana. Y esa última expresión la emito intencionalmente, porque las características de su actual institución se encuentran presentes en el imaginario colectivo a la hora de sobrevalorarlo, de igual modo en que fue el centro de atracción cuando militaba en la primera categoría de Chipre. La causa de sus mencionados reveses, en buena parte, no es su culpa (estuvo lesionado durante un largo periodo); pero igual es atribuible, siquiera de modo parcial, a su afición al alcohol, las mujeres y la vida nocturna desenfrenada. Conductas que, al menos a primera vista, parece que ha superado, lo cual le ha permitido erigirse como el goleador insuperable de su institución, que hace poco ascendió desde la tercera serie, y que para asegurar una permanencia de nivel que no dejará de estar en riesgo, contrata a un futbolista a quien los tumbos lo han desvalorizado, pero que en derredor suyo tiene construida una leyenda. Porque dudo que los dirigentes del Grossetto hayan siquiera pagado una fenecida lira italiana por este fenómeno que nunca ha sido tal. Luego, ingresa a una liga que también está plagada de mitos, pero que se halla venida a menos, superada hace tiempo por España e Inglaterra, y a la cual Alemania y Francia ya están pisándole los talones. Y para remtarla, el tipo celebra los goles en la clase B... ya es polémico que el arquero titular del seleccionado chileno, Claudio Bravo, proteja vallas en la segunda división española, aunque se trate de la liga más cara del mundo y el guardamenta, sea elegido en varias ocasiones como el mejor de la categoría. Qué más queda para un campeonato de porquería (basta ver el gallinero donde el Grossetto hace de local para darse cuenta) disputado por puebluchos controlados por la mafia.

Supongo que los goles de Pinilla tienen a los mandamases del Grossetto comiéndose las uñas, justamente, porque está llevando a su modesto y de igual forma miserable club a disputar el ascenso a la Serie A. En la cual, probablemente, duren un año, acaben últimos, desciendan cinco fechas antes de terminar el torneo y no sean enviados a la segunda categoría, sino a la tercera, como ya ha sucedido con el Como y el Ancona, por insolvencia económica. Es que este éxito, que más huele a sobrevaloración, era algo que ni el mismo futbolista se esperaba. Aunque tal vez se veía venir. En un equipo como éste, donde sólo hay un tipo sobresaliente, todos los demás juegan, por una cuestión estratégica, para su lucimiento. Por dicho motivo, me pregunto que sucederá con Pinilla una vez que lo traspasen a cualquier escuadra de una primera división europea, o si al final tanto se va el cántaro al agua que llega al seleccionado chileno. Ahí no será el único que posea talento, y quedarán desnudas sus verdaderas capacidades y su nivel de preparación a la hora de enfrentar desafíos mayores. Muy por el contrario, saldrán a relucir todas las circunstancias descritas en este artículo. Quizá sea bueno que esto acontezca antes del Mundial, para que de una vez por todas se extinga el volador de luces.

Pero volviendo a algunos acápites del primer párrafo, esta propuesta es, en esencia, una broma de mal gusto, respaldada por sujetos que deberían poner la nota de seriedad en medio de todo este bochorno. Y quienes se apuntan la primera ubicación entre los vociferantes, son periodistas deportivos de canales como Mega, que tiene la primera prioridad al momento de transmitir el resumen de la liga local. Un privilegio que lamentablemente, se percibe más como un divertimento que una responsabilidad, cuando siempre, y sobre todo en asuntos que atañen al deporte, se exhorta a la conducta ejemplar. Los actuales mandamases del balompié chileno, que han cacareado tanto aseverando que vienen a ejercer una administración nueva, que sólo se caracterice por su profesionalismo, debieran comenzar por cuestionar este hecho de entregarle los huevos de oro a la zorra. Y con ello no me refiero a las cuasi prostitutas que abundan en Mega, varias de las cuales han estado en la boca y los genitales de Pinilla.

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