domingo, 16 de noviembre de 2014

Un Año de Incertidumbre Para La Teletón

Si hay algo que debiera preocupar a los responsables de La Teletón es el bajo nivel de entusiasmo que la campaña ha generado este año. Algo que se percibe en el ambiente, pese a que nadie se ha detenido a hacer un análisis, ya sea por falta de tiempo, o simplemente de atrevimiento, dado el tenor del evento que estaría sujeto a esa eventual revisión. Por supuesto que los menos interesados en efectuar una reflexión así son los involucrados, quienes además pueden mostrar los resultados de las convocatorias anteriores, que pese a a los inconvenientes que se suscitaron en su momento, sin embargo fueron sacadas adelante. Si bien entre las cifras se puede encontrar un fracaso, el de 2003, oportunidad en que claramente no se alcanzó a reunir lo recaudado, aunque los círculos oficiales recurran a varias artimañas semánticas para no considerarlo así.

Para comenzar, es evidente que la campaña no ha prendido como en años anteriores. Los anuncios publicitarios, tanto de La Teletón en sí como de las firmas comerciales que ofrecen un donativo por la venta de un artículo escogido, empezaron más tarde de lo acostumbrado, y su frecuencia en los medios de comunicación es más distanciada. En ellos, además, ya no se incluye el eslogan "prefiera los productos que están en...", que antaño era divulgado como una manera de provocar una obligación moral en los potenciales clientes. Tampoco las callen lucen atiborradas de lienzos, ya sea colgados en los postes o puestos a nivel del suelo, en un paisaje que no se diferenciaba mucho de la previa a una elección política. Incluso -y éste es un detalle por decir lo menos curioso- de los seis canales de televisión abierta que transmiten el evento, sólo dos -La Red y Telecanal- han colocado al costado alto el característico logotipo de la cruz de Malta con la expresión "faltan 15 días", o los que queden antes del inicio de las denominadas veintisiete horas de amor. Ninguna de las estaciones con mayor convocatoria lo ha hecho, remitiéndose a un recordatorio al término del noticiario central -pero no de las ediciones matinales o vespertinas-. Para colmo, las revistas y suplementos de espectáculos, me parece que por primera vez, se han atrevido a informar sobre las alternativas que la tv paga -que hoy llega a un segmento importante de la población, ya sea de modo formal o a través de los decodificadores de libre recepción- ofrece durante la realización del evento.

A esto, claro está, se suman factores externos. Las acusaciones por evasión de impuestos y falsificación de boletas en contra del magnate Carlos Alberto Délano, propietario del grupo Penta y uno de los socios benefactores más influyentes de La Teletón -dentro y fuera del área que concierne al evento- es un factor que ocasiona escepticismo en la población, a lo que se suma el hecho de que este acaudalado empresario es muy cercano a la derecha criada con Pinochet y a la iglesia católica, grupos que a su vez están siendo severamente cuestionados por el grueso de los habitantes debido a distintas causas. Una coyuntura que no ha sido abordada por los responsables de La Teletón, más allá de destacar la renuncia del mencionado Délano al directorio de la fundación. Se entiende en esto la intención de no desviar la atención de lo más importante, que es la campaña -y sus beneficiarios, los niños lisiados, que no por nada recién nos acordamos de ellos-. Pero la percepción es que los involucrados están oliendo la sensación de hastío general la cual también los ha afectado, y prefieren rendirse  ante la dejación, con la idea de que una intervención altisonante sólo empeorará las cosas, confiados finalmente en los réditos positivos que el evento ha otorgado en jornadas pasadas. Cabe agregar que ni siquiera Don Francisco se ha paseado por los estudios de las distintas señales contestando las entrevistas cliché que suele conceder en estos tiempos, lo que ha incidido en que animadores y conductores que ya se colocaban entusiastas a esta altura del mes apenas mencionen la obra de las veintisiete horas. De las que todavía desconocemos cómo se van a desarrollar, ya que por ejemplo nadie ha mencionado esos desafíos tales como reunir a una determinada cantidad de motoristas o parejas besándose para así una dispuesta casa comercial aumente sus donaciones.

En un año, el 2014, en que una serie de cimientos sociales que han sostenido al país durante décadas están comenzando no a ser objetados, sino directamente rechazados, La Teletón, que por sus características ha salido casi siempre incólume de las contingencias que la rodean, también podría acabar siendo víctima de la aspiradora. Hasta cierto punto eso podría resultar positivo, ya que esto serviría para plantear una solución respecto de los elementos hipócritas que rodean la campaña, y que son uno de los factores que provoca la abulia actual. O mejor, cambiar la manera en como se aborda el asunto de los lisiados físicos, ya que los mismos beneficiarios de este evento sienten, más allá de los agradecimientos que les expresan, que no obstante su realización despierta hacia ellos un sentimiento de extrema compasión que los incomoda. Aunque también, tratándose de un acontecimiento como éste, podría hacerme equivocar.

                                                                                                      

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